Breve nota sobre el ‘quechua’

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Fuente: CERRÓN PALOMINO, Rodolfo. Linguística Quechua. Cuzco: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas.1987.

Cuando los Incas salieron del Collao y llegaron al Cuzco, en los tiempos míticos de Manco Cápac, su lengua era el puquina, hoy ya desaparecida, y que se hablaba desde el la zona del Altiplano hasta los actuales departamentos del sur del Perú y el norte de Chile. En el Cuzco, los Incas se familiarizaron con el aymara y lo adoptaron como lengua hasta los tiempos de Huiracocha. Ya con Pachacútec, con la necesidad de la expansión militar, las relaciones comerciales y la construcción del Tahuantinsuyo, se apropiaron del “runa simi” o quechua, lengua que ya se encontraba extendida por la región del Chinchaysuyo, acaso desde la época del imperio Wari, según algunos lingüistas.

¿Dónde empezó la difusión del quechua más antiguo? De acuerdo a las más recientes investigaciones, se habría originado en la costa y sierra centrales del Perú, concretamente en el departamento de Lima, debido a que en la costa central y en sus serranías inmediatas es donde se ha registrado la mayor diversidad del quechua. Los lingüistas Alfredo Torero y Rodolfo Cerrón Palomino coinciden en ubicar en la sierra de Lima el origen más remoto de la lengua “oficial” del País de los Incas. De lo que sí están de acuerdo todos los especialistas es que el quechua llegó tardíamente al Cuzco y que no se originó allí.

El quechua es una gran familia formada por diversas lenguas que se hablan actualmente en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Argentina. Sin embargo, solo en el Perú alberga representantes de sus dos grandes ramas: el quechua I o huaihuash y el quechua II o yungay (el primero de estos sería el heredero del que encontraron los Incas en la extensa región del Chinchaysuyo). El quechua que se habla en los demás países andinos corresponde al quechua II, que es el que se diseminó en una geografía más amplia debido no solo a la expansión del Tahuantinsuyo sino también a la prédica de los misioneros durante los tiempos del Virreinato. El quechua I, también llamado “central” es el que presenta mayor concentración geográfica. Se habla en los departamentos de Ancash, Lima, Pasco, Huánuco y Junín; su límite al sur es el valle del Mantaro, en la frontera con el departamento de Huancavelica, donde ya se empieza a hablar el quechua II; el límite norte del quechua I está marcado por el “Callejón de Conchucos”, departamento de Ancash. El quechua II se habla no solo en la sierra sur (Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cuzco, Puno y Arequipa) sino también en la sierra de Ica, parte de Madre de Dios y en buena parte del norte del territorio peruano, como Lambayeque, Cajamarca, Amazonas, Loreto y San Martín.

Además de estas dos grandes divisiones de la familia quechua, los especialistas han encontrado que también se pueden separar ramas menores según la afinidad de las características gramaticales que se aprecian en las distintas formas de hablar. Por ejemplo, hay diferencias entre el quechua I que se habla en el valle del Mantaro y el de la zona de Conchucos. Del mismo modo, hay divergencias entre el quechua II de Ayacucho y Cuzco, y, más radical aún, entre éstos y los que se hablan en la sierra norte peruana.

Por último, habría que añadir que el quechua es una “lengua sufijante”, es decir, que a una raíz le podemos añadir una serie de elementos con significado propio, los morfemas, para formar palabras cada vez más precisas y complejas. Esos morfemas, al ubicarse después de la raíz, se llaman sufijos y de allí la definición de “lengua sufijante”. Veamos un ejemplo:

wasi “casa”
wasicha “casita”
wasichayki “tu   casita”
wasichaykimanta “desde   tu casita”
wasichaykimantalla “desde   tu casita nomás”

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