La plazuela de San Juan de Dios y parte de la estación del mismo nombre
Los “juandedianos” hicieron su aparición en el Perú en 1593 con el hermano Luis Pecador (u Hojeda). Sus miembros trabajaron intensamente por los enfermos y fundaron hospitales y casas de reposo para la gente más necesitada, lo que les significó el aprecio del resto de la población. En 1610, ya contaban con varios sanatorios en el Callao, Pisco, Huamanga y el Cuzco. Luego de la Independencia, la orden se retira del país en 1835 y regresa en 1952.
Iglesia y hospital de San Diego de los hermanos de San Juan de Dios.- En 1594, un piadoso matrimonio compuesto por Cristóbal Sánchez Bilbao y Lucía de Esquivel fundaron el Hospital de San Diego para convalecientes que saliesen del Hospital de San Andrés no curados totalmente, así como para ancianos tullidos e impedidos. La orden hospitalaria de San Juan de Dios fue la escogida por el matrimonio fundador para regentar el Instituto y, de esta manera, construyeron una sala de enfermería muy amplia y una iglesia vecina, de mediana estructura aunque bien adornada. Todo el complejo estuvo ubicado en la actual plaza San Martín.
Respecto a la iglesia, fue construida hacia 1600. Fue muy lujosa y en ella se celebraban grandes fiestas, por lo que el arzobispo Arias de Ugarte, en 1633, se quejaba pues no parecía iglesia de hospital. Su hermoso retablo fue diseñado por Constantino de Vasconcelos y tallado por José Lorenzo Moreno y Jofré Pizarro (1662). Lamentablemente, no tenemos más detalles sobre este templo, ni siquiera el padre Bernabé Cobo nos dice nada especial sobre ella. Fue reparada totalmente después del terremoto de 1687 por el alarife Pedro Fernández de Valdés. Con el terremoto de 1746, fue uno de los pocos complejos de Lima que no sufrió gran daño. Su iglesia recién se había remodelado bajo los cánones del barroco (había sido inaugurada el 23 de marzo de aquel fatídico año para Lima) con el diseño de Santiago Rosales, quien levantó una cúpula de madera, cal y yeso con ocho claraboyas y fajas alternas sobre gran tambor, y como remate una linterna ochavada, como detalla Jorge Bernales Ballesteros.
La ausencia de los “juandedianos” en el siglo XIX hizo que sus propiedades quedaran al abandono. Esto hizo posible que, el 17 de enero de 1850, durante el gobierno de Ramón Castilla, el ministro de Relaciones Exteriores, Justicia y Asuntos Eclesiásticos, don Manuel Bartolomé Ferreyros, firmara un decreto supremo entregando sus bienes a la Beneficencia Pública de Lima para que los empleara del modo que más le conviniera al interés público. La decisión fue la construcción de la estación del ferrocarril al Callao; la nueva estación, que se empezó a construir en julio de 1850, siguiendo los planos del ingeniero John England, también llevó el nombre de “San Juan de Dios”. Solo se salvó el convento, que permaneció en pie hasta 1914, año en que fue demolido para dar paso a la futura Plaza San Martín.
Hospital San Juan de Dios del Callao.- Fue construido en el caserío de Bellavista, en 1770, durante el gobierno del virrey Amat. Estuvo destinado a la asistencia de hombres y mujeres residentes en el Callao y a las personas que llegaban al puerto en las naves militares o de comercio. Fue también llamado “Hospital de Bellavista” y se construyó en los terrenos de la hacienda Bocanegra. Fue administrado por los betlemitas, pero en 1836 pasó a la Sociedad de Beneficencia del Callao. Desde esa fecha, se dedicó exclusivamente a mujeres, teniendo a su lado la Maternidad de Bellavista y a la Escuela de Enfermeras. Con el terremoto de 1940 se destruyó; fue clausurado y sus pacientes fueron trasladados al Hospital de Guadalupe. Luego, en 1968, se inauguró el nuevo Hospital de San Juan de Dios, construido por la Beneficencia Pública del Callao y equipado por el Fondo Nacional de Salud y Bienestar Social.