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Esta plazuela, ubicada entre la avenida Wilson y el jirón Quilca, tiene una antiquísima historia. Según antiguos testimonios, era punto de intercambio comercial el Callao y Lima, ya que los pescadores acudían aquí, luego de entrar por la puerta de San Jacinto (una de los ingresos de la antigua Muralla), a intercambiar sus productos. Esta función, que se remonta a los tiempos del Virreinato, casi no se alteró en los años republicanos. En una esquina de la plazuela hay una cruz de madera que recuerda a los limeños fusilados durante la ocupación chilena. Con la trasformación de la ciudad en los años de la República Aristocrática, la plazuela (llamada “Plaza de la Salud” por estar ubicada aquí la Estación de la Salud del ferrocarril al Callao) se refaccionó y, a principios de la década de 1950, cuando era alcalde de nuestra ciudad Luis T. Larco, se inauguró el monumento en homenaje a Federico Elguera, burgomaestre de Lima entre 1901 y 1908. Hoy, esta pequeña plazuela, está adornada con flores y se encuentra rodeada por enormes edificios.
Según Pedro Benvenuto, en la esquina de la cruz había antiguamente una pulpería, propiedad de un genovés, don Bartolo, quien decoró su local con dos óleos, uno de Garibaldi y el otro del rey Víctor Manuel, artífices de la Unificación Italiana. Prosigue Benvenuto: la plazuela –de trágicos recuerdos en los días de la ocupación chilena –tiene la forma de un triángulo y está rodeada de casas de un solo piso, salvo la estación de la Salud del F.C. Inglés de Lima al Callao. Durante la invasión chilena ciertos barrios como los de San Isidro y la Cruz se hicieron célebres por la encarnizada persecución que hacían sus vecinos a todo soldado chileno que caía por allí en tardes horas de la noche. Habiéndose repetido los asesinatos el Gobernador militar Patricio Lynch quiso suprimir esas manifestaciones de la indignación popular contra los invasores, de una manera radical; para esto se apresó a varios sospechosos de estos barrios, se les quintó y fueron fusilados junto a la tontería de don Carlos el alemán, y otros en la pared fronteriza, ya para entrar en la calle de Bravo. Clavadas en al pared dos cruces –que empéñanse los pintores ramplones en cubrir con pintura al temple, color amarillo del rey-recuerdan tan luctuosos sucesos.
El busto de bronce, con pedestal de granito, de Elguera, ubicado en la parte central de la plazuela, fue obra es el escultor peruano don Luis F. Agurto. Recordemos que durante Elguera, durante su administración, hizo su gran “esfuerzo civilizador” en la ciudad. Entre sus obras más importantes, figuran:
1. La modernización de la Plaza de Armas
2. La inauguración del monumento a Bolognesi
3. La construcción del mercado de la Aurora y del Baratillo
4. La pavimentación y el asfaltado de las calles de Lima.
5. La iluminación eléctrica de la capital.
6. La promoción del transporte con tranvías eléctricos.
7. En el aspecto sanitario, canalizó las aguas servidas, inauguró baños públicos, dotó de agua potable al Parque de la Exposición, creó el instituto de bacteriología y el lazareto para leprosos.
8. En el ámbito cultural, inauguró la pinacoteca Ignacio Merino e impulsó la construcción del hoy Teatro Segura, inaugurado como teatro municipal el 14 de febrero de 1909.
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Mañana, plazuela de Las Nazarenas.