Historia de los centros comerciales de Lima (2)


El “Avant Garde” de Miraflores en los años setenta

Los años setenta.- El 12 de enero de 1973, se inauguró, en Miraflores, el Avant Garde. Si bien en un inicio fue promocionado como una drugstore, en realidad, este conjunto de locales fue el primer –aunque pequeño- centro comercial que tuvieron los miraflorinos, ubicado en la primera cuadra de la calle Schell. Agrupaba 23 boutiques, palabra muy común en los años 70, y una cafetería. La inversión fue hecha por la firma Valorega S.A. Entre las pequeñas tiendas que funcionaron estaba el “Henry’s” (camisas y corbatas), el “Homus” (moda masculina), la boutique “Bea” (ropa para damas), una sucursal de la “Casa Banchero” (alhajas), “La Ermita” (ropa y cuero), la zapatería “Avant Garde” y otros negocios de libros y perfumes.

En 1976, se inauguraron dos centros comerciales: Plaza San Miguel (sus “tiendas anclas” eran Sears y Todos) e Higuereta (que albergaba Oeschle, Monterrey y otras tiendas menores). Finalmente, en 1978, en la cuadra 17 de la avenida Arenales, Lince, en un terreno de 5,500 metros cuadrados, se empezó a construir el Centro Comercial Arenales que, al año siguiente, en el mes de noviembre, inauguró su primera etapa (primer piso y sótano). Luego, en septiembre de 1981 y en diciembre de 1983, se culminaron el segundo y tercer piso, respectivamente. El complejo, en realidad, cuenta con cuatro niveles: un sótano y tres pisos; y tiene 120 locales comerciales, que van desde 7 metros cuadrados hasta uno de 2 mil; el estacionamiento tiene capacidad para 200 vehículos. Asimismo, se construyeron dos salas cinematográficas para 600 y 400 personas (Arenales Ámbar y Arenales Jade, respectivamente), en un área de 1,498 m2, con aire acondicionado. El complejo de los cines, además, tiene un hall central donde hay una cabina de proyecciones y servicios higiénicos. En total, el centro comercial Arenales tiene 21,100 metros cuadrados de área techada.


El Centro Comercial “San Miguel” en sus inicios

Los años ochenta.- Y así llegamos a esta década cuando, sin duda alguna, el centro comercial emblemático fue Camino Real, en San Isidro, que inició sus operaciones en diciembre de 1980. Se construyó sobre un terreno que perteneció a la familia Ayulo Pardo. El proyecto inicial contemplaba dos torres de oficinas, luego se construyó la tercera. En sus inicios, su éxito se basó en la novedad: decenas de tiendas, restaurantes, supermercados (Galax y Scala), tiendas por departamentos (Hogar), pista de patinaje, estacionamientos y dos cines (Real 1 y Real 2). En fin, tenía mucho más que sus competidores Plaza San Miguel, Higuereta y Arenales. Sin embargo, el no contar con un modelo centralizado de administración provocó su debacle. Esto le impedía reaccionar y adaptarse a las nuevas tendencias que modificaron el concepto del negocio en la década de los 90. En efecto, Camino Real se fue a la quiebra porque cada uno era dueño de su local (eran más de 200). Además, a diferencia de los malls de ahora, no había “tiendas ancla”, es decir, establecimientos que atraigan una gran cantidad de clientes; asimismo, había pocos estacionamientos y la tarifa por hora era muy elevada. Es más, en 1992, Camino Real fue víctima de un atentado terrorista, en el que murió una persona y hubo pérdidas materiales por 14 millones de dólares; el miedo ahuyentó a mucha gente. A pesar de estar ubicado en un lugar estratégico, para los nostálgicos de los 80, ir ahora a este inmenso local es como estar en un pueblo fantasma.


“Camino Real” en los años ochenta

A Camino Real, en los 80, le siguieron Plaza Camacho y Molicentro. Sin embargo, el desconocimiento de la Lima “emergente”, la crisis económica, las limitaciones tecnológicas y el terrorismo ocasionaron el virtual fracaso de todos ellos. Todo esto condujo que, a inicios de los 90, cuando aparecieron Caminos del Inca y El Polo, el rubro “centros comerciales” en Lima se viera estancado.

Un hecho relacionado al de la apertura de los modernos centros comerciales fue un nuevo concepto de salas de cine. La historia empezó en 1979, cuando se inauguran los cines “Romeo” y “Julieta” en Miraflores, acompañado por una pequeña galería comercial y junto al Avant Garde. Este novedoso sistema se caracterizaba por ofrecer dos películas en un mismo complejo. En contra de la tendencia de la sala tradicional, cuando los cines eran amplios, con platea y “mezanine”, estas salas eran de un tamaño mucho menor. Luego vendrían el “Real 1” y el “Real 2”, en el Centro Comercial Camino Real, y el “Ámbar” y “Jade”, en el Centro Comercial Arenales. Pero tendría que pasar mucho tiempo antes de que estos conjuntos de dos salas se convirtieran en lo que conocemos actualmente como “multiplexes”. Los primeros cambios comenzaron como una subdivisión de salas de cine existentes durante la crisis económica de los ochenta, cuando muchos teatros no supervivieron y se convirtieron en iglesias. Hay que recordar que el fenómeno de los “multiplexes” se popularizó en Estados Unidos durante la época del presidente Carter, en la segunda mitad de los 70, cuando la crisis económica generó una gran cantidad de metros cuadrados desocupados en los centros comerciales. La popularización del VHS, de otro lado, y la amenaza terrorista, por otro, también contribuyeron a la crisis de las salas de cine en el Perú durante los 80.

La nueva generación.- Fue en 1997, con la inauguración del Jockey Plaza Shopping Center, que se inicia el desarrollo sostenido de los malls en Lima. Así, aparecieron nuevos y algunos antiguos, como Plaza San Miguel, tuvieron que “reinventarse” -en términos administrativos, comerciales y de marketing- para despegar. El Jockey Plaza daría inicio a la tercera generación de centros comerciales en nuestra capital que, entre otros rasgos, fue el pionero en aplicar una administración única y centralizada; además, obligó a los inversionistas a buscar nuevos polos de desarrollo urbanos y clientes potenciales sobre la base de la investigación de mercados, en la que se determinó que las zonas de Lima Norte, Lima Este, Lima Sur y Lima Moderna mostraban índices atractivos para la penetración comercial.

Asimismo los nuevos malls tienden a convertirse en “lugares de encuentro”, es decir, quieren consolidarse como la plaza mayor de la ciudad (en reemplazo de los espacios públicos de antaño), a través del tenat mix, pues busca brindar al visitante mayores servicios y entretenimientos, como restaurantes, discotecas, cines, tiendas especializadas, ferias, exposiciones y otras alternativas. De esta manera, nacieron los siguientes malls en Lima: Larcomar (1998, Miraflores), Sur Plaza Boulevard (1998, Asia-Cañete), Marina Park (1998, San Miguel), Primavera Park & Plaza (2001, San Borja), Megaplaza Norte (2002, Independencia), Lima Plaza Sur (2005, Chorrillos) y Molina Plaza (2006, La Molina).

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Comentarios

  1. Luis escribió:

    Muy buen artículo. Felicidades!

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