En la plazuela del mismo nombre encontramos, ya muy deteriorado, el antiguo edificio conocido como el “Molino de Santa Clara”. ¿Cuándo se construyó? Su historia se remonta al mismo siglo XVI, década de 1540. El paso del río Huatica por allí hizo que se construyeran varios molinos, convirtiendo la zona en un barrio de fábricas de harina y venta de pan. El hospital de Santa Ana era propietario de este Molino y lo utilizaba para la fabricación del pan para sus enfermos. Pasó por varios propietarios hasta que, en el siglo XIX, fue propiedad de una familia de inmigrantes italianos. ¿Cómo empieza esta historia?
Resulta que en 1845 llegó al Perú el inmigrante italiano Luis Josué Rainuzzo (nacido en Santa Margarita, en la Liguria) quien, a diferencia de muchos de los inmigrantes de la época, trajo una fortuna que la invirtió y formó una empresa con su hermano Elías. En 1865, compró el antiguo Molino de Santa Clara, lo restauró y amplió sus instalaciones. Pero lo más importante fueron los detalles arquitectónicos que incorporó a la gran casona, importando gran parte de ellos de la ciudad de Florencia. En efecto, además, de revestir escalera, columnas y otros espacios del Molino con mármol de Carrara, la fachada fue adornada con 18 esculturas de mármol de buena factura (firmadas por el escultor florentino Casoni), y que hoy se encuentran diseminadas en diversos lugares de nuestra ciudad.
En la parte baja de la fachada estaban Miguel de Cervantes, Alejandro Volta, Andrea Doria, Rafael Sanzio, Dante Alighieri, Miguel Ángel, Nicolás Maquiavelo, Víctor Alfieri y Galileo Galiei; en la parte superior estaban Víctor Manuel, Marco Polo, Diógenes, Cavour, Cristóbal Colón y cuatro alegorías mitológicas. Sin embargo, cuando don Luis murió, las estatuas fueron bajadas y vendidas a Juan Levaggi quien, a su vez, las revendió a distintas personas e instituciones (públicas y privadas) de Lima.
Cabe destacar que, durante la guerra con Chile, el Molino sirvió de refugio a muchas familias durante la Ocupación de Lima, ya que sus propietarios izaron la bandera italiana para defenderse del invasor. Luego siguió pasando por varios propietarios hasta que, el 23 de enero de 1973, fue declarado monumento histórico. Hoy viven en su interior unas 20 familias de escasos recurso y, en un ambiente, funciona un taller de metal mecánica. Sus propietarios actuales son norteamericanos, herederos de la sucesión León de Vivero, familia de uno de los líderes históricos del partido aprista, y viven en Estados Unidos; sus nietos son los que tienen derecho de propiedad.
De las 18 esculturas originales, hoy podemos ver 11 en distintos puntos de Lima: 4 en la Biblioteca Nacional (sede avenida Abancay), 4 en el Museo de Arte Italiano, 2 en los jardines del Museo Pedro de Osma y 1 en el atrio de la iglesia del Cercado, que luce muy deteriorada a diferencia de las anteriores. También se cuenta que las pequeñas estatuas de la plazuela del Cercado y la gran estatua que se encuentra en el hall del local de la Beneficencia Pública de Lima (jirón Carabaya) formaron parte de la colección que se encontraba al interior del Molino de Santa Clara.
Excelente comentario, quisiera ver mas informacion
Excelente, y muy bien comentada la historia de la casona Molino de Santa Clara,
El Estado debería comprar la propiedad, reubicar a los residentes y restaurarlo volviendo las estatuas a su lugar original.