Introducción.- Los parques, tal como los entendemos hoy, forman parte de un nuevo modelo de urbanización nacido en el siglo XIX, en el que se insistió en el componente natural como una de las soluciones para mejorar las ciudades frente a a los efectos de la Revolución Industrial. Así, la creación de paseos arbolados, jardines públicos, jardines privados y parques urbanos muestran la necesidad de que los nuevos espacios públicos deben tener un entorno natural.
Así, esta concepción de la naturaleza urbanizada o de ciudad naturalizada fue adquiriendo una gran fuerza con la introducción, casi al mismo tiempo, de parques urbanos en la mayor parte de las grandes ciudades de Europa y América del Norte. Todas las ciudades que se preciaban de tales desarrollaron algún proyecto público o privado en el que la naturaleza urbana apareció como parte integrante del nuevo espacio urbano. Además, hubo todo un discurso que insistió en el prestigio de la naturaleza, a la que se le atribuyeron valores pedagógicos, terapéuticos y estéticos, entre otros.
Como sabemos, durante el siglo XIX, las grandes urbes superaron sus límites físicos tradicionales (“históricos”), y sus clases altas (burguesías) se identificaron totalmente con su ciudad y se preocuparon de su aspecto (embellecimiento); en este caso, por la presencia de naturaleza en el entorno urbano. Las burguesías promovieron la creación de grandes parques urbanos diseñados en estilo naturalista, es decir, imitando al máximo las formas de la naturaleza tal como lo venían haciendo los jardineros ingleses del siglo XVIII.
El discurso del “parque urbano” insistía en la higiene pública y a la difusión de la cultura positiva. El parque debía proporcionar un ocio moralmente aceptable que impulsara la higiene física y moral del ciudadano. En otras palabras, el parque debía servir para restaurar la salud del obrero minada por el trabajo industrial y por las deficiencias de la vivienda. Asimismo, el argumento higienista era utilizado ampliamente por los defensores del parque como solución a problemas sociales como la delincuencia, el alcoholismo y la insalubridad del entorno urbano.
Hyde Park de Londres en 1894
Una “gran ciudad” tenía que contar -para considerarse como tal- con un gran parque urbano (abierto, no enrrejado). El parque fue uno de los puntos de partida del urbanismo moderno, una nueva forma de vivir la ciudad. En ellos se encuentra la naturaleza, a la que se le otorgó una capacidad redentora y embellecedora de la ciudad, y también en ellos se encuentran espacios dedicados a actividades de ocio como el deporte, la música, etc. Los parques debían convertirse en centros de relación social donde los ciudadanos van a observar, a hablar, a encontrarse. Son espacios que entretejen la vida urbana. La construcción, ampliación o remodelación de parques tan emblemáticos como el Saint James Park y Hyde Park (Londres), Jardín de Luxemburgo (París) o el Central Park (Nueva York) responden a este modelo; de la misma forma como el Parque de Chapultepec (Ciudad de México), el Parque O’Higgins (Santiago de Chile) y los Bosques de Palermo (Buenos Aires).
Bosques de Palermo (Buenos Aires, 1900)
Los parques en Lima.- Las primeras corrientes higienistas datan de la época de la Ilustración. Por ello, en Lima ya encontramos “paseos arbolados” desde el siglo XVIII. El Paseo de Aguas y la Alameda de los Descalzos, construidos por el virrey Amat, fueron un claro ejemplo; asimismo, la Alameda de Acho, en el barrio de San Lázaro, que servía de acceso a la plaza de toros. Otro antecedente lo tenemos a principios del siglo XIX cuando el virrey Abascal mandó construir el Jardín Botánico, ubicado a la altura de la cuadra 7 de la actual avenida Grau. Pero no sería sino hasta la segunda mitad del siglo XIX que surgirían los grandes parques públicos que respondieron a la nueva concepción de ciudad industrial, tal como lo explicamos en la introducción. La bonanza guanera y el derribo de las murallas de Lima dieron paso a la construcción de alamedas arboladas y del primer gran parque de Lima, el Parque de la Exposición, durante el gobierno del general José Balta. Así, cada parque se relacionará con un presidente: Parque de la Exposición (Balta), Parque de la Reserva (Leguía) y Campo de Marte (Benavides).
Alameda de los Descalzos en el siglo XIX
Alameda de Acho, hoy desaparecida
Antigua fotografía del Jardín Botánico de Lima
DE que año data la foto?
hermosa toma que muestra la actual av Grau, aún sin asfaltar…..