70 años de la Segunda Guerra Mundial: el antisemitismo


El autor de este blog en la entrada del campo de Auschwitz (Polonia)

Durante la Edad Media los judíos estuvieron protegidos porque existía una sociedad corporativa. Fue la única minoría no cristiana tolerada. Hasta el siglo XI, a nivel popular, había un sentimiento de amistad e indiferencia frente a ellos; el odio venía de la jerarquía eclesiástica por asumir que fueron los judíos quienes mataron a Cristo. A partir del siglo XII, a nivel de la masa, hubo un relativo cambio: indiferencia y odio. El problema vino a partir de los siglos XV y XVI con la creación de los estados centralizados y “nacionales”: incompatibilidad de la comunidad judía (corporativa) y el nuevo modelo político (recordemos al expulsión de los judíos en España en 1492).

De esta forma, se acrecentó el antisemitismo, incluso fue prendiendo en la masa. Los judíos eran vistos como seres inferiores o como un pueblo con una capacidad genética para destruir. Eran la anti-raza, el veneno de la disolución de las jerarquías sociales; producían, con sus habilidades, la destrucción del orden. Entonces la sociedad debía crear anticuerpos contra el “virus” del judaísmo. Tiene que defenderse, tomar conciencia, incluso buscar un líder para este fin. Hay que matarlos, eliminarlos o expulsarlos sin sentimiento de culpa.

Para los nazis el judaísmo, el cristianismo y el marxismo eran un peligro porque postulaban una ideología universalista igualitaria. Sin embargo al cristiano o al comunista se le puede curar el bicho (limpiar su mente), al judío no porque pertenece a una raza. En este sentido eliminar judíos no es un asesinato en masa ni un genocidio: es un asunto de higiene social. Hay que exterminar al enemigo sin odiarlo; exterminar un virus que se extiende (que muta) peligrosamente en el organismo. Algunos lo vieron como un proceso de eugenesia (o eutanasia): perfeccionamiento o mejoramiento moral y biológico de la especie humana.

De esta forma, se fueron presentando las condiciones para el exterminio. Al principio la gente mayor judía no lo puede creer: iluminismo (barrera de la razón), no había precedente, o creen que se trata de una guerra sucia -ideológica- tal como lo hicieron los ingleses contra los alemanes durante la Primera Guerra Mundial. La juventud judía, sin embargo, sí se dio cuenta del proceso; tuvieron mayor percepción, muchos eran antifascistas.

Condiciones del exterminio (el camino a la “solución final”):

1. Los “creyentes” o los fanáticos, es decir, los que eran antisemitas las 24 horas del día; alrededor del 3% al 5% de la población.
2. El silencio, la indiferencia, la apatía y la cooperación del resto de la población. Soportan la segregación y la persecución contra los judíos; gozan de la política antisemita con la expropiación de los bienes de las familias judías. Muchos burócratas, aunque no eran nazis, “legalizan” el proceso porque quieren conservar sus puestos o ascender en el campo administrativo. Mucho de ellos colaboran aunque no quieren que se les involucre oficialmente en el tema.
3. Constelación de guerra: infraestructura (guetos, campos de concentración o de exterminio, líneas ferroviarias), logística, personal (médicos, historiadores) y colaboradores en el exterior.

Gueto.- Antiguamente era el barrio especial en el que eran confinados los judíos luego de la Diáspora en Europa. Durante el Holocausto, los nazis volvieron a crear guetos en Polonia y el oeste de Rusia, pero no estaban destinados a vivienda y sustento sino eran inmensas cárceles cuyos habitantes estaban condenados al hambre (186 calorías diarias), al hacinamiento (un promedio de 7 personas por habitación), a las enfermedades (hubo muchas epidemias), al sufrimiento (trabajos forzados) y a la muerte, hasta la deportación de los sobrevivientes al capo de exterminio. Los nazis obligaban a los judíos organizar un comité que los representara: judenrat.

Campos de concentración y exterminio.- Campamentos de clausura establecidos por los nazis destinados a la detención, castigo y exterminio en masa de población civil, por razones políticas, raciales y de seguridad. Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis concentraron en campos a millones de personas, principalmente judíos, y exterminaron a unos 4 millones de ellos, con el propósito de eliminar al pueblo judío. Por lo menos otros 2 millones fueron asesinados en otros contextos. Los nazis empezaron a construir los campos al subir al poder en 1933, e internaron en ellos a opositores políticos, miembros de “razas inferiores”, homosexuales, discapacitados y enfermos mentales. En un principio estos campos proporcionaban mano de obra forzada a la industria alemana. Al cabo de un año había en ellos unos 27 mil reclusos. En la Noche de Cristal (noviembre de 1938) fueron apresados y enviados a los campos unos 35 mil judíos, parte de los cuales se liberó pagando rescate y abandonó Alemania. Los nazis erigieron en las zonas que conquistaban una serie de campos en los que encerraron a decenas de miles de judíos y no judíos; parte de ellos pereció de hambre y epidemias, y otros fueron ejecutados en un plan de supuesta “eutanasia”, por el cual se asesinaba a los “débiles” mediante inyecciones letales.

En 1941 se produjo un cambio en el método de exterminio: multitudes de judíos de Alemania, Austria, Checoslovaquia y países de Europa occidental fueron enviados a los campos. A finales de ese año se erigió en Chelmo (Polonia) el primer campo de exterminio con gas. En enero de 1942 Hitler y sus ayudantes decidieron implementar de modo sistemático la “solución final”, esto es la aniquilación total del pueblo judío. A fin de lograr mayor eficacia construyeron numerosas cámaras de gases y crematorios. Estas instalaciones podían matar y transformar en cenizas a decenas de miles de personas por día. Los transportes de judíos llegaban en trenes a los campos directamente de los guetos. El mayor campo fue Auschwitz (Polonia) donde se mataba diariamente a unas 20 mil personas; en total fueron asesinados allí 4 millones, la mitad de ellos judíos. Otros campos funestamente célebres fueron Treblinka y Maidanek (Polonia) y Buchenwald, Bergen Belsen y Dachau (Alemania). Los nazis encubrieron sus terribles acciones con gran eficiencia. Exteriormente los campos tenían la apariencia de simples campamentos de trabajo, y las cámaras de gases aparentaban ser cuartos de baños destinados a mejorar las condiciones de los trabajadores. En algunos campos hubo intentos de rebelión; por ejemplo en Auschwitz los rebeldes hicieron explotar los crematorios, mataron a nazis y huyeron, pero muchos volvieron a ser apresados y ejecutados.

A modo de conclusión.- El Holocausto (o Shoá) fue la persecución sufrida por los judíos desde la ascensión del nazismo al poder en 1933. Contó con el apoyo masivo del ejército y el pueblo alemanes y de amplios sectores de otros pueblos europeos. Fue la culminación trágica del milenarios proceso de antisemitismo en Europa y reforzado por la aparición de partidos que en el siglo XX hicieron de la lucha contra los judíos su objetivo prioritario. El Holocausto redujo la población judía de Europa a 3 millones de los casi 10 que había antes de la Segunda Guerra Mundial, lo que convertiría a Estados Unidos e Israel en los principales centros judíos del mundo. El Holocausto enfrentó a los judíos con la posibilidad real de un exterminio total. Esto reforzó su responsabilidad por salvar a los sobrevivientes y reafirmó la convicción de la necesidad de un estado nacional judío independiente en Éretz Israel.


En el campo de Birkenau (Polonia)

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