La entrada de los vencedores a Lima, según El Comercio:
Día 11.- Este día fue el primero que se dedicó a la celebración de la victoria obtenida en el Callao sobre las naves españolas, se ha festejado con señaladas muestras de alegría y entusiasmo. El comercio permaneció cerrado y los demás establecimientos públicos paralizaron el trabajo. Desde las doce del día principió a concurrir un gentío a la Plaza principal… La Plaza estaba completamente iluminada, alrededor del jardín y de las estatuas se veían numerosas luces de gas, los balcones de Plaacio, los del Cabildo y alguno de los particulares se encontraban profusamente iluminados. En el balcón del Hotel Maury se leía la siguiente inscripción con luces de gas: “Dos de Mayo de 1866. Gloria del Perú”.
Día 12.- La entrada triunfal de los vencedores del Dos de Mayo estaba anunciada para este día, y con este motivo un inmenso gentío invadió desde muy temprano la alameda del callao; Las calle que conducen a este sitio estaban llenas de gentes y todos se apresuraban a hacer una magnífica ovación a los defensores del honor peruano. A la 1 del día e esparció la noticia de que la entrada no tendría lugar y la concurrencia se dirigió a la Plaza de Armas. A las 3 de la tarde comenzaron los acróbatas a hacer varias pruebas de equilibrio y de fuerza en las cuerdas y en trapecios. En la noche se quemaron 4 vistosos castillos de fuegos artificiales. Inútil es decir que el número de asistentes a los fuegos fue crecidísimo, las bandas de música estacionadas en el cabildo tocaron los himnos de las naciones aliadas y otras muchas piezas.
Día 13.- Este fue le día dedicado a la más espléndida ovación que ha presenciado Lima. La población de la capital esperaba a los esforzados vencedores del Callao, para tributarles el homenaje debido al valor y al patriotismo. La entrada triunfal del ejército estaba anunciada para las 2 de al tarde, pero antes del mediodía ya estaban invadidas las calles del tránsito por una crecida multitud que ansiosa esperaba ala comitiva para saludar a los vencedores. Las calles que conducen desde la Portada del callao hasta la Plaza de Armas, estaban adornadas con vistosas cintas blancas y rojas. Las fachadas de todas las casas ostentaban el pabellón nacional y las puertas y balcones estaban cubiertos con elegantes cortinas. En el camino que debía recorrer la comitiva desde la extremidad de la población, hasta la Plaza de Armas, había muchos arcos vistosamente adornados, y en los que se veía inscripciones análogas al caso… por fin a las dos de la tarde llegó la comitiva por la Portada acompañada por un crecido concurso de gentes del pueblo que habían ido a alcanzarla afuera de la población.
EL MONUMENTO AL COMBATE DEL 2 DE MAYO.- Según Basadre, un decreto expedido en el Callao el 3 de mayo dispuso que se erigiese un monumento consagrado a perpetuar la memoria del combate del 2 de mayo. Un concurso, cuyas normas fueron señaladas por el ministro José María Químper, fue convocado en Francia al efecto. En la base debía haber cuatro estatuas de pie o sentadas representando alas cuatro repúblicas aliadas. En la cúspide se colocaría la estatua de Gálvez. En una de los cuerpos se grabarían los nombres de los que murieron en esa fecha y habría dos bajos relieves representando dos episodios del combate. Numa Pompilio Llona fue nombrado comisionado para intervenir en la construcción del monumento. El mármol y el bronce podían ser empleados en él. El Máximo del costo fue fijado en 40 mil soles, fue proyectado por el arquitecto Edmund Guilleume y el escultor León Cugrol, y ejecutado en París. Tuvo este bello monumento algunos cambios de detalle en su diseño y fue inaugurado en Lima durante el gobierno de Manuel Pardo el 28 de julio de 1874. Costó 220 mil francos, el transporte y la colocación no pasaron de 10 mil francos.
Plaza y monumento al 2 de Mayo (Lima)
La Punta y el Combate del 2 de Mayo.-La Punta ayudó, por su ubicación geográfica estratégica, en la victoria. Para los españoles, desembarcar hubiese sido un suicidio. El Combate se libró apuntando hacia el flanco sur, aprovechando la posición de la Fortaleza del Real Felipe y la colocación de torreones en el mismo flanco. Tal estrategia pudo darse porque a la armada española le resultaba imposible bordear La Punta – excepto que lo hubiesen hecho por detrás de las dos inmensas islas que nos protegen, movimiento lento, predecible y difícil, por ende infructuoso -, puesto que el subsuelo entre la península y la ínsula es de poca profundidad – de ahí el por qué de la existencia del Camotal, breve elevación del minúsculo subsuelo, último refugio para los tablistas punteños -, por lo que los barcos encallarían si intentasen surcarlo. Esta característica geográfica permitió que la mayoría de fuerzas se aglomeraran en un solo sector, aparte de una batería que se colocó por precaución en el flanco posterior al del ataque central. El Combate mar-tierra se iniciaba con condiciones favorables para las tropas americanas, en su mayoría peruanas. Además, La Punta fungió como zona de ataque, donde se situaron varios frentes de lucha: En lo que hoy es el Regatas Unión estuvo ubicada la Torre de la Merced, colocándose dos cuerpos giratorios del sistema Armstrong calibre 300. A su vez, la Batería Abtao estuvo emplazada en la zona actual del Malecón Figueredo y Jirón More. La Batería Chacabuco se encontraba entre las dos mencionadas, también en Cantolao. En el otro flanco, apuntando al norte, se ubicaba la Batería Zepita, en el actual Malecón Wiese y Jirón Tnte. Palacios.
Debido a que la Torre de la Merced no había sido terminada, quienes en ella combatieron lo hicieron al descubierto. El entonces Secretario de Guerra, José Gálvez, combatió desde dicha torre. Al segundo disparo de los españoles, a los cincuenta minutos de combate, rompieron los fuegos y desplegaron la bandera peruana, desatándose una explosión que inutilizó la Torre de la Merced y al unísono murieron veintisiete combatientes, entre ellos José Gálvez. Por esta razón, el 2 de mayo de 1945, se inauguró en el mismo lugar un obelisco que perpetúa su importancia histórica, y el 8 de julio se coloca en la Plaza de entrada de La Punta un busto en honor a José Gálvez, motivo por el cual aquélla lleva su nombre.
LA PAZ DEFINITIVA.- Perú y España regresarían a la vía diplomática en 1871 cuando ambos países, por mediación de Estados Unidos, se dieron una tregua. En 1879, se cerrarían los incidentes con la definitiva firma del tratado de paz en París entre los representantes de ambos países, Mariano Goyeneche, por Perú, y el Marques de Molins, Roque de Togores, por España.
De niño (ahora soy abuelo) escuché aquella historia propalada por el clero del cordón franciscano del ministro de guerra José Gálvez, que no era sólo el cordón sino también el hábito. Obviamente esto lo desmentían ardorosamente los librepensadores, relacionándolo con el "inventado" arrepentimiento póstumo de Voltaire.
Felicito el trabajo del profesor Orrego. ¿de dónde saca tiempo para publicar su blog?
Muchas gracias.
Luis Prina Beni