CALLAO: EL COMBATE DEL 2 DE MAYO DE 1866.- Ese día, a las once y quince de la mañana, la escuadra española, tendida en una línea en forma de “V”, se acercó desafiante al puerto del Callao. A la derecha, al sur del puerto, estaba la Numancia, seguida por las fragatas Almansa y Resolución. El sector de la izquierda o del norte, estaba formado por las fragatas Villa de Madrid, Berenguela y Blanca. La corbeta Vencedora era el punto de intersección de la pirámide. Los barcos más pequeños se situaron atrás. Era, en conjunto, la escuadra más formidable que había navegado las aguas del Pacífico americano.
La ciudad del Callao lucía embanderada y había sido abandonada por todos aquellos que no eran combatientes. El general Buendía había agrupado varios batallones para impedir un posible desembarco español. Entre el Callao y Bellavista se concentraban los bomberos limeños y chalacos. Cerca de allí, los bomberos italianos, franceses, ingleses y alemanes portaban sus respectivas banderas nacionales:
1. En el sector sur del Callao, se prepararon las defensas desde la torre de “La Merced”, el fuerte de “Santa Rosa” y la batería “Chalaca”, improvisada en 24 horas por una multitud. En la zona de la “mar brava” se erigió la batería “Zepita” para evitar un posible desembarco (en el fuerte Santa Rosa, el ciudadano Lorenzo Rondón desplegó la bandera durante el combate; el 28 de julio de 1866 la Municipalidad de Lima lo premió con 200 soles y a petición del pueblo fue coronado).
2. La línea del norte, al mando del coronel José Joaquín Inclán, estaba formada por el fuerte “Ayacucho”, la batería “Independencia”.
3. En el centro, se hallaban los barcos peruanos Loa, Victoria, Tumbes, Sachaca y Colón, de poca o nula fuerza militar. Las fuerzas peruanas contaban apenas con 45 piezas de artillería contra 245 cañones españoles.
La participación de los extranjeros en el combate fue muy importante porque se unieron, en defensa del territorio peruano, soldados ecuatorianos, chilenos, bolivianos y hasta mexicanos, cuyos intereses también estaban en juego. El Secretario o Ministro de Guerra, José Gálvez, se posicionó en la torre de La Merced para dirigir el combate.
Al mediodía, La Numancia, la mejor embarcación de la época, se puso al frente de las naves españolas y lanzó dos cañonazos que fueron respondidos por “La Merced” y las demás baterías. La Villa de Madrid fue la primera baja española, puesta fuera de combate a las 12:20, con una granada con la que perdieron la vida 13 hombres y que abrió un enorme agujero en la nave. Luego, fueron averiadas la Berenguela y la Blanca.
Después de la explosión, la torre y los alrededores exhibían un terrible cuadro de sangre, ceniza, tierra y retazos de uniformes. Sin embargo, la catástrofe no abatió a los defensores del Callao. La lucha siguió incesantemente y los actos de heroísmo también. Una a una fueron cayendo las naves enemigas afectadas por los más de 200 disparos efectuados desde las torres. Aunque los españoles declararon luego que habían disparado dos mil granadas, ninguna llegó a neutralizar las baterías peruanas.
A las 2 de la tarde la Villa de Madrid abandonó la lucha y fue remolcada por la Vencedora. Poco después, se retiró también la Berenguela que, anegada, comenzó a recostarse sobre su costado a babor. A las 3 de la tarde la Resolución se retiró con serios desperfectos y la Almansa con agua e incendio a bordo. Quedaron la Numancia y la Vencedora, ésta con disparos eventuales. A las 5 de la tarde, la nave capitana de los atacantes dio señal de cesar el combate y ordenó la retirada después de dar vivas a la reina. Los peruanos siguieron disparando hasta que los buques españoles estuvieron fuera del alcance de los cañones de sus baterías. Tuvieron destacada actuación en el combate José Joaquín Inclán, patrono del Arma de Artillería del Ejército, el coronel Leoncio Prado y el Teniente Coronel Pedro Ruiz Gallo.
Según Basadre, las destrucciones materiales en el Callao se redujeron ala pérdida de la torre de “La Merced”, al desmonte de una batería y a algunos daños en edificios y a un corto número de incendios, que pronto fueron extinguidos. La población sufrió muy poco. Con esta gesta, el Perú sellaba definitivamente la independencia de América del Sur. Fue una victoria del pueblo americano y del pueblo peruano en particular. La escuadra española tuvo que retirarse definitivamente del océano Pacífico.
LOS HÉROES
JOSÉ GÁLVEZ Y LOS MÁRTIRES DE LA TORRE DE LA MERCED.- Al parecer, en la torre de “La Merced” imperaba el desorden y la impericia de ciudadanos poco conocedores del arte de la guerra. A las 12:55 pm. una explosión en la torre mató a 27 personas, entre ellas, al Secretario de Guerra, José Gálvez; al ingeniero colombiano Cornelio Borda, jefe de la torre; al coronel graduado Enrique Montes, al capitán de artillería chileno Juan Salcedo; al coronel Toribio Zavala, hermano del ministro de Marina de España. Nunca se supo el origen de la explosión. Se dijo que fue una bomba del enemigo, una bomba de la batería Zepita o una bomba de la misma torre que explotó accidentalmente.
Simbólico carácter tuvieron las muertes del estudiante de medicina Abel Galíndez (murió en la torre de La merced y una calle de Bellavista lleva su nombre) y del alumno del Colegio Naval Militar, Abel Jesús Ordóñez. Este último escapó del colegio por los techos con 14 compañeros más para presentarse en el combate.
La muerte de José Gálvez fue muy lamentada y dio lugar a manifestaciones de sincero dolor. Un día después del combate, las autoridades del gobierno ordenaron el reconocimiento del cadáver que se encontraba en la iglesia de Bellavista. El informe que presentaron los médicos es de enorme valor documental. Expresaba que Gálvez murió sin duda alguna por efectos de la combustión causada por el incendio de una cantidad de pólvora; se señalaba: las manos crispadas del cadáver están puestas hacia adelante, como en actitud de defenderse de un ataque. Nada quedó al azar para los efectos del reconocimiento. Estuvieron presentes amigos y familiares; todos coincidieron en que correspondían al ilustre personaje. Se adoptaron todas estas precauciones a fin de evitar equívocos, teniendo en cuenta que las facciones del occiso estaban medianamente carbonizadas.
El cadáver de Gálvez fue trasladado a Lima en la noche del 6 de mayo, es decir tres días después de su reconocimiento. La capilla ardiente fue preparada en el salón de sesiones del congreso, hacia donde fue llevado el féretro desde la estación de Desamparados. El diario “El Comercio” lo narra así: Arrastraba el duelo el nuevo ministro de guerra, general Bustamante. Las cintas del ataúd fueron tomadas en Bellavista por los generales Echenique, Castillo, Freyre, y Cisneros. Los cuatro secretarios de estado y el general Luis La Puerta los recibieron en la estación del ferrocarril. El cuerpo de bomberos de lima llevó el ataúd en hombros que alumbraba con centenares de hachones encendidos el acongojado semblante de todos los circunstantes. Dos días después se llevó a cabo la inhumación del difunto. Se encuentra enterrado en la cuarta puerta del cementerio General.
Gálvez había sido profesor de Guadalupe y, quizá, el político liberal más importante de su tiempo; fue el padre de la Constitución liberal de 1856. Sin embargo, frente a todo su liberalismo, cuentan que debajo de su uniforme de coronel improvisado, se encontró un cordón franciscano. Una plazuela del Callao lleva su nombre.
LOS BOMBEROS.- El 27 de abril, el almirante Casto Méndez Núñez entregó una nota al cuerpo diplomático en el que anunciaba que en 3 días iniciarían el bombardeo al Callao. Esto exacerbó a la población limeña y los voluntarios se alistaron para repeler el ataque. Dicen que tal fue la cantidad, que hubo que rechazar a muchos de ellos. En este contexto, dadas las noticias del incendio de Valparaíso perpetrado por la escuadra hispana, quedaba claro que ni Lima ni el Callao contaban con suficientes bomberos. Fue así que se empiezan a fundar nuevas compañías de bomberos:
1. La Compagnia Italiana di Bombieri “Roma” n° 1 (15 de abril de 1866)
2. La France n° 2 (20 de abril de 1866)
3. La Bomba Municipal n° 3 (21 de abril de 1866), integrada por dependientes de la Municipalidad de Lima
Estas fuerzas contra incendios se sumaron alas ya existentes en el Callao y formaron la primera línea de defensa y salvataje durante la guerra. Antonio Alarco Espinoza fue uno de los voluntarios de La Municipal n°3 que se encontraba en la Torre de la Merced, según el parte oficial de la Comandancia General de la Batería del Sur, firmado por el coronel Manuel G. de la Cotera, quien se refiere así de la acción de Alarco: Entre los muertos en el mencionado combate, el bombero Antonio Alarco, que tan solo contaba con 25 años de edad, nos merece un especial recuerdo. ¿Cuál fue la verdadera historia de este héroe? Antonio Alarco se alistó junto con otros 39 bomberos voluntarios de la Bomba Municipal n° 3, a solicitud del alcalde, Antonio Salinas, para sofocar los incendios y transportar a los heridos a los hospitales. Un sobreviviente de la tragedia contó, según las crónicas de la época, que durante el combate cayó un sirviente de las piezas de artillería. Fue entonces que se llamó a un reemplazo para poder seguir alimentando los cañones. Presuroso se adelantó el teniente coronel del ejército mexicano, César Zubiría. Pero cuando se alistaba a subir a la fatídica torre donde humeaban los cañones, un joven vestido de camisa roja y gorro azul se adelantó y dijo: ¡Yo soy peruano; a mí nadie me toca!, pero justo cuando Antonio Alarco se disponía a alimentar los cañones, un estrépito se sintió y 27 hombres, incluyendo al ministro de guerra, José Gálvez, perecieron. La madre de Alarco pudo identificar la mano de su hijo por un anillo de oro; fue lo único que pudo reconocerse del heroico bombero voluntario.
Cuentan que en el banquete que organizó el gobierno ese mismo mes para felicitar a los bomberos que habían intervenido valerosamente el 2 de mayo, se invitó a hablar al presidente Mariano I. Prado. Pero él solo dijo estas palabras: Brindo, señores, por los viejos que conquistaron la independencia y por los jóvenes que el 2 de mayo de 1866 supieron consolidarla. Esta paraca actitud no fue muy bien recibida por los asistentes.
EL NIÑO HÉROE.- Relata Basadre: En pleno combate, una bomba enemiga iba a estallar y a hacer muchas muertes y el niño de 7 años Enrique Delhorme se lanzó sobre ella y arrancó la espoleta encendida mientras gritaba “¡Viva el Perú!. Por tal hecho tuvo una pensión del Estado y educación gratuita en el Colegio Militar. Su arma era la de artillería. Con el grado de capitán, acababa de ser promovido a la clase intermedia cuando se batió en la batalla de San Juan contra el invasor chileno el 13 de enero de 1881 y allí murió como un valiente. Era limeño y contaba 22 años.
Creo que hubieron algunos espanoles (vascos) en la Defensa del Callao ese Dos de Mayo? Alguna informacion? Gracias
El Comercio de Lima edición 9013 del 28 de junio de 1866.
Primeros españoles que se hacen peruanos. Callao.Los
siguientes son los españoles avecindados en esta cuidad y que hasta hoy han obtenido carta de ciudadania: José Maria Rios,Manuel Bisoso,Tomas Arrarte, M. Mendiola, José Maria Arenas, José Cerrano y Juan Rivera.
Quizás por haber tenido participación el Combate del Dos de Mayo; al lado de los patriotas?
Quizás para aplacar el sentimiento anti-español consequencia de la victoria de los patriotas?