Charles Darwin, autor de la teoría de la evolución por la selección natural, no era un buen estudiante. Eso sí, le gustaba vivir bien. Pagaba un extra para comer verduras (cinco peniques y medio para acompañar la ración diaria de carne y cerveza) y tenía sirvientes que le hacían la cama, le limpiaban los zapatos y le traían carbón para la chimenea. Todos estos detalles han quedado registrados en seis libros de facturas descubiertos recientemente en la Universidad de Cambridge.
“Los libros muestran que Darwin disfrutó de toda la parafernalia que alguien esperaría de un caballero del siglo XIX”, ha contado un portavoz de la universidad. Entre 1828 y 1831, sus años de estudiante, “pasó poco de su tiempo en Cambridge, estudiando o en clase” porque “prefería disparar, montar a caballo o recoger escarabajos”.
“Gracias al descubrimiento, los historiadores han podido saber el día exacto que Darwin llegó a la universidad (el 26 de enero de 1828) – y una cantidad de detalles que les van a permitir reconstruir su vida de estudiante como nunca antes”, ha declarado este mismo portavoz.
El especialista en Darwin John van Wyhe ha explicado que, 200 años después de su nacimiento, la vida de estudiante de Darwin era prácticamente desconocida hasta que han sido descubiertos estos seis libros de cuero, escritos a mano, que detallan las finanzas de los estudiantes en esa época. “Se trata de detalles muy íntimos”, ha continuado el académico. Desde hoy se pueden visitar en esta página: http://darwin-online.org.uk.
Años después, Darwin hablaría de sus días de estudiante como “los más alegres de mi feliz vida”. Al acabar sus estudios, el naturalista inglés se embarcó en el famoso viaje a bordo del Beagle, rumbo a América del Sur, donde desarrolló la teoría de la evolución que luego publicó en su libro El origen de las especies.
Adaptado de El País de España (23-03-09)
Facturas de Darwin en Cambridge