El principal abogado de la acusación británica en los juicios de Núremberg le contó a su mujer en una carta que pensaba que había quedado por encima del “chico gordo” Hermann Goering durante un interrogatorio mientras que su colega estadounidense había balbuceado.
Unas cartas nunca antes publicadas, que envió David Maxwell Fyfe a su mujer Sylvia y que han sido donadas al Centro de Archivos Churchill, de la Universidad de Cambridge, arrojan nueva luz sobre el famoso proceso a la cúpula del régimen nazi.
“El viernes por la mañana creo que mi interrogatorio a Goering fue muy bien”, escribió Fyfe en referencia al jefe nazi. “Todo el mundo estaba encantado. [El jefe de la acusación de EE UU, Robert H.] Jackson no sólo no ha causado buena impresión, sino que ha dado más argumentos al niño gordo. Creo que yo le he dado para el pelo”.
El nieto de Fyfe, Tom Blackmore, descubrió en 1999 las cartas de su abuelo, que creía perdidas, en la caja fuerte de un letrado de Londres. Entonces empezó a transcribirlas y ordenarlas.
“En marzo de 1946 el interrogatorio de Maxwell Fyfe a Goering en Nuremberg empezó a arrojar luz sobre la culpabilidad de los líderes del Tercer Reich”, señala Blackmore. Allen Packwood, director del Churchill Archives Centre, afirma que aunque las transcripciones del proceso están publicadas, las cartas ofrecen nuevas perspectivas sobre los pensamientos privados de uno de los protagonistas de Núremberg. “Lo que hacen las cartas privadas es profundizar en algunas de las personalidades y personajes implicados en esos importantes momentos”, señaló.
“Es consciente de que está viviendo un momento histórico. Se le encargó el contrainterrogatorio de Goering en lo que, para él, era un momento de todo o nada. Sabe que si todo va bien ello tendrá implicaciones en su propia carrera”. Así fue: Maxwell Fyfe tuvo una carrera política de éxito y fue esencial en la redacción de la Convención Europea de los Derechos Humanos.
Goering fue sentenciado a la pena de muerte (algo que según Packwood hubiera ocurrido con o sin Maxwell Fyfe) pero se quitó la vida envenenándose en su celda antes de la hora fijada para su ejecución.
Adaptado de El País de España (20/03/09)
Algunos acusados con sus abogados en una de las sesiones de los juicios de Núremberg