Terminamos este recuento de la obra del pintor limeño José Gil de Castro con la apreciación de la historiadora del arte chilena Patricia Cepeda Acuña: En la obra del peruano se reemplaza el retrato de santos por el de próceres. Comienza el dominio del mundo conocido, opuesto al mundo imaginado o sugerido de la época colonial… el concepto espacial y su materialización en la pintura de Gil de Castro es originario de la concepción bidimencional de la pintura colonial. Esta estaba al servicio de lo superior, privilegiaba lo plano y se ordenaba de acuerdo a una jerarquía ascendente como símbolo de la espiritualidad… José Gil de Castro se nos muestra como un heredero de formas artísticas propias del periodo colonial en donde se destaca el hieratismo en la figura, el preciosismo en los detalles, la presencia del color saturado, la reiteración de los fondos y poses de los retratados y el empleo de caligrafías y viñetas utilizadas como recurso de presentación. No obstante, vemos en la pintura del artista aspectos innovadores. Destaca especialmente la línea temática conformada por los retratos de hombres y mujeres de la socieadad criolla; la motivación de la obra ya no es religiosa sino esencialmente secular. Esto modifica el rol de la pintura, trasladándose desde el espacio público conventual al espacio privado de los salones. El cambio temático y la nueva función del cuadro van a situar al artista en un rol social diferente, en donde predomina su valor como individuo al servicio de un cliente particular.
Retrato del niño José Raimundo Juan Nepomuceno Figueroa Araoz
Nuestra Señora de la Merced
Retrato de José Manuel Lecaros Alcalde