Llamado también “el mulato Gil”, este retratista pardo puede ser considerado el principal cronista visual de la época en que vivió, el tránsito del orden colonial y los inicios de los tiempos republicanos. José Gil de castro y Morales nació en Lima el 1 de septiembre de 1785, como consta en el libro nº 15 de las Partidas de Bautizos del Archivo Parroquial del Sagrario de Lima. Ese era el día de san Gil, razón por la cual el futuro retratista fue bautizado con ese nombre. Solo se tiene noticia, sin confirmación documental, que murió a los 56 años, en 1841, ya retirado de la vida artística y en circuntancias desconocidas.
Haciendo un breve recuento de su vida podríamos decir que fue hijo de Mariano castro y de maría Leocadia Morales. Su madre fue una esclava negra liberta; su padre, un pardo libre que llegó a alcanzar el grado de capitán de Milicias en Trujillo, puesto que años después alcanzaría el pintor. Su infancia transcurrió en Trujillo, junto a su familia. De joven ingresaría al ejército y aprendió dibujo, caligrafía y otras artes. Así, fue nombrado miembro del cuerpo de ingenieros del ejército por su calidad de delineador, estuvo encargado de la confección de croquis, cartas geográficas y planos de batalla. Contrajo matrimonio en 1817 con la criolla chilena María de la Concepción Martínez en la parroquia del Sagrario de la Iglesia Catedral de Santiago de Chile.
Ricardo Mariátegui Oliva, historiaador del arte peruano, señala la trascendencia des u partida matrimonial, por ser testimonio verídico del origen y los datos del renombrado pintor, que confirma su nacimiento en Lima. caso aparte es el de las investigaciones de Joaquín Ugarte, quien pudo dar con el certificado de bautizo del artista, fijando la fecha exacta de su nacimiento en 1785. Sobre estos datos hubo discrepancia en el pasado, pues algunos investigadores situaban la fecha de nacimiento en 1780 o posiblemente en las postrimerías del siglo XVIII, sin mayor precisión: No se tiene certeza sobre su formación artística, no obstante se sostienen algunas hipótesis al respecto. Según Patricio Díaz Silva, “la historiadora Isabel Cruz sostiene que estudió en el taller del pintor sevillano José del Pozo, quien llega a Lima en 1796 con la expedición científica de Alejandro Malaspina, instalándose posteriormente con un taller de pintura donde ejerce docencia y atiende pedidos por algunos años. Por su parte Francisco Stasny afirma que fue discípulo del pintor colonial Julián Jayo (quien estableció un taller de pintura religiosaa a fines del virreinato), loq ue resulta discutible, no solo porque no s tienen datos documentados, sino porque además su pintura es visiblemente diferente en cuanto al estilo y la pincelada. Más fácil sería suponer que tuviera contactos con pintores que estban cultivndo con éxito la pintura de retrato en la ciudad de Lima. Tal es el caso de José Legarda, muy conocido quien retrata en 1792 al obispo chileno Don Manuel Alday y Aspeè (el estilo y composición del retrato sugieren alguna semejanza con lo realizado por Gil de Castro). también se podría relacionar con José Díaz, otro retratista con taller en Lima. Mientras en el Cuzco se seguía produciendo iconografía religiosa, Lima, más “progresista”, hace escuela de retrato de una sociedad ya marcada por el protagonismo individual, que lleva a los partuiculares a perpetuarse en el cuadro… Por esos días, en nuestro país, no se tiene aún aprecio por el retrato. Resulta difícil encontrar algún pintor de cierto profesionalismo, a excepción del italiano Martín de Petris, quien en su breve estadía en Chile dejó algunos. para Gil de castro el camino estaba libre y casi inexplorado”.
Retrato del canónigo Manuel José Verdujo (Chile)
Retrato de Francisca de Paula Urriola de Ovalle (Chile)