Nadie sobrevivió al asesinato de la familia Romanov, en el que murieron el último zar de Rusia, su mujer, sus cinco hijos y sus criados, tiroteados y rematados a golpes de bayoneta en 1918, en un sótano de Yekaterimburgo, en la Rusia central. A pesar de las leyendas que surgieron, nadie escapó de aquella matanza, según indica un reciente estudio científico, basado en restos de ADN, publicado en la revista on line Public Library of Science, citado por el diario británico The Independent.
Los expertos han reunido pruebas de ADN procedentes de dos tumbas cercanas a Yekaterimburgo que, en su opinión, concluyen que el zar Nicolás II y su esposa, la zarina Alejandra, murieron junto a sus cinco hijos, Olga, Tatiana, María, Anastasia y Alexei, el príncipe heredero, que padecía hemofilia. Los siete miembros de la familia real, junto a su doctor y tres siervos, fueron asesinados por soldados bolcheviques del soviet de los Urales, que se habrían impacientado ante la posibilidad de que sus prisioneros fueran rescatados por las tropas de los rusos blancos. La única duda es saber si el cuerpo enterrado junto a Alexei en una tumba diferente del resto de la familia es el de María o el de Anastasia.
Casi inmediatamente, el crimen desató las teorías conspiratorias y las leyendas de que alguno de los vástagos, como Anastasia, habría escapado. Desde entonces, cerca de 200 personas han asegurado que descienden de alguno de los supuestos supervivientes. Todos estos rumores, a los que el estudio parece poner punto final, podrían haberse resuelto hace tiempo. No fue hasta 1991, con la caída de la Unión Soviética, que el geólogo Alexander Avdonin decidió hacer público que desde hacía casia una década conocía una fosa común cerca de Yekaterimburgo (la antigua Sverdlovsk).
Un equipo internacional de científicos analizó los restos óseos de nueve esqueletos y halló el ADN de dos progenitores y tres niños. Compararon el ADN con el de algunos parientes vivos de la dinastía Romanov y concluyeron que se trataba de la familia del último zar. Los otros cuatro cuerpos eran el del médico familiar y tres criados. Pero ¿dónde estaban los cuerpos de Anastasia y Alexei? La duda desató las teorías conspiratorias.
Eso fue hasta 2007, cuando un grupo de arqueólogos aficionados hallaron una segunda tumba a 70 metros de la primera, que contenía docenas de restos óseos humanos carbonizados que alguien había intentado quemar. “De los 44 fragmentos óseos y dentales presentes, fue posible determinar que por lo menos se trataba de dos individuos, una mujer y un hombre”. Punto final al misterio.
Tomado de El País de España (11/03/09)
El zar Nicolás II y su familia