La celebración más importante del año y que congrega el mayor número de gente en Paucartambo es la de la Virgen del Carmen o “Mamacha Carmen”, que es fiesta de mestizos. Cuentan la leyenda que los chunchos (o habitantes de la selva) hirieron el cuerpo de la Virgen durante un enfrentamiento con los hacendados de la región. El cuerpo fue hallado en el río Amaru Mayo, el que desde entonces se llama río Madre de Dios. Posteriormente, la imagen fue llevada a Paucartambo. También se narra que los collas (o habitantes del Collao) trajeron en sus viajes a la localidad una cabeza de yeso que encontraron dentro de una olla de barro. Los paucartambinos identificaron la cabeza de la Virgen e inmediatamente le hicieron un cuerpo de madera. Fue así como ella escogió este pueblo como residencia. Los dos grupos étnicos relacionados con su origen, son, coincidentemente, los personajes principales que acompañan a la Reina del Cielo durante su recorrido por las calles de Paucartambo.
La fiesta de la Mamacha se da inicio en la tarde del 15 de julio. Los danzantes, que son el alma de la festividad abandonan discretamente, antes del mediodía, el pueblo para vestirse con los trajes con los que acompañarán a la Señora, evocando a distintos personajes, agrupados en comparsas de acuerdo con su función en la procesión, que es la parodiar a personalidades del pasado serrano. Cada comparsa debe efectuar una serie de gastos como la contratación de los músicos, la compra del vestuario y el pago de una misa. Parte o la totalidad de los costos deben ser cubiertos por su fundador o “carguyoc” (o karquyuq), quien se compromete con la comparsa por el lapso de un año. Además del carguyoc, las comparsas están conformadas por un “caporal”, que dirige la coreografía y vigila la disciplina y el orden dentro del grupo. Para lograr tales propósitos cuenta con dos “capitanes”. Descendiendo en jerarquía el resto de la agrupación es considerada soldadesca. La algarabía comienza cuando el carguyoc, en compañía de una banda de músicos, sale del pueblo para encontrarse con su comparsa e invitarle a todos sus componentes un vaso de cerveza. Una vez que los carguyoc se han reunido con sus danzantes debidamente disfrazados, se procede a la entrada. El carguyoc ingresa portando la “demanda”, que es una pequeña imagen de la Virgen, la misma que deberá custodiar en su casa hasta el año siguiente, cuando finalice su mandato.
Virgen del Carmen, Paucartambo (perucuzco.com)
Ese día, todos los grupos de danzantes hacen su aparición en Paucartambo, pero no todos tendrán la dicha de acercarse a la Mamacha. Los “sajras” o diablos están prohibidos de caminar o bailar cerca de la Virgen. Así las cosas, se puede observar mucho colorido entre los distintos danzarines, entre los que figura el “Capac negro”, que recuerda la triste condición de los esclavos negros durante el virreinato. Los bailarines cubren sus rostros con máscaras negras de yeso de triste expresión, y sus cuerpos con una pechera enjoyada y un mantón de Manila atado a la cintura, sobre el cual se deja ver una cadena que recuerda su antigua sumisión. Los “Capac Negro” junto con los “Capac Colla” son los dos únicos grupos que tiene cantos para la Señora. Los “Majeños”, presumidos y ostentosos, encarnan a los viejos comerciantes de Majes que llegaban a Paucartambo para ofrecer sus licores. Ellos lucen un traje compuesto de sombrero de paja, saco y botas de montar con sus espuelas. Otra comparsa del séquito mariano es la de la danza “Qoyacha”, baile mixto. En él están representados los jóvenes agricultores de ambos sexos. Los varones lucen chalecos adornados de brillantes y pantalones cortos, similares a los que se usaban en el siglo XVIII. Las doncellas o “qoyachas” llaman la atención por sus máscaras de malla, sus monteras ornamentadas con finos flecos y sus mantillas unidas por prendedores de plata. Los “Chucchu”, una de las comparsas más hilarantes, traen a la memoria a los peones de los valles selváticos que retornaban a Paucartambo afectados por el paludismo, es por eso que tienen máscaras amarillas. A lo largo de su recorrido los “chucchu” parodian los métodos utilizados por los médicos de antaño, amenazando al público con jeringas y almohadillones e instrumentos clínicos, que más que temor producen grandes risotadas. La danza del “Cachampa”, viril y desafiante, rememora a los jóvenes guerreros incas en el manejo de la onda. Otra comparsa cómica es la de los danzarines del “Huaca Huaca”, quienes trajeados de luces como los toreros satirizan la fiesta brava. Aquí, el toro actúa como caporal y ocupa un papel protagónico. En la danza del “Auca chileno” se evoca a los enemigo durante la Guerra del Pacífico, que visten uniforme militar celeste y lazos cruzados por la espalda y pantalón de montar con sus polainas. El personaje principal de dicha comparsa es el “Machu”, quien enmascarado con un rostro narigón lleva levita y sombrero de tarro. El “Machu” siempre se presenta acompañado de su consorte, mujer coqueta y veleidosa. Al igual que en la “Qoyacha” los danzantes de la “Contradanza” hacen alusión al trabajo agrícola, pero con una diferencia: ellos parodian los viejos ademanes del baile virreinal, con el que se divertía la élite española. Por su parte, la comparsa del “Siclla Wayra” o “Doctores” alude a las malas autoridades judiciales de antaño, corruptas y abusivas. Este grupo es uno de los más cómicos. Los jueces se presentan con guantes blancos, y levita y tongo negros. Sus máscaras de yeso, de grandes narices con verrugas y de ojos enrojecidos por la bebida, el látigo en la mano derecha y el código de leyes en la izquierda, sugieren poca popularidad entre los nativos. A medida que los doctores avanzan bailando, se unen a ellos los “Majtas” o jóvenes campesinos para representar un juicio. La danza “Chunchacha”, integrada en su totalidad por mujeres, representa a las doncellas selváticas. El aspecto de las bailarinas es parecido al de los ángeles de la pintura virreinal cusqueña. La indumentaria de esta comparsa reune coronas ornamentadas con monedas y plumas, máscaras de malla, camisas de mangas anchas, pecheras estofadas de perlas y cascabeles, y anchas y brillosas faldas de color crema. Todas las chunchachas portan en la mano derecha una pequeña chonta. La algarabía crece cuando aparecen los componentes del “Danzaq” o “Tusuq”, a quienes se les atribuye capacidades seductoras sobre las jovencitas, las viudas y hasta las mujeres casadas. Los “Danzaq” constituyen uno de los grupos mejor vestidos por su colorido y elegancia. Cubren sus cabezas con chucos (o bonetes de lana), ponchos cortos entrecocidos con adornos, y pantalones azules divididos en franjas de lana con los colores del arco iris. De todos las comparsas las de mayor figuración son la de los “Sajra”, la de los “Capac Colla” y los “Capac Chuncho”. Los primeros personifican a Lucifer y sus esbirros. Estos demonios siempre se presentan portando bastoncillos y con máscaras de barro rojizas, algunas de las cuales poseen una apariencia zoomorfa, como las de gatos, cerdos y elefantes; sin embargo, también pueden representan versiones humanizadas de Satanás. Para realzar su fealdad e infundir temor en el público, los sajras llevan pelucas con cuernos. Sus vistosos trajes multicolores compuestos de jubón y pantaloncillo, ostentan perfiles de tarántulas y murciélagos. Los segundos, los “Capac Colla” satirizan a los arrieros del Collao que arribaban a Paucartambo para intercambiar sus productos. Ellos, cubriendo sus rostros con pasamontañas y monteras de las que cuelgan monedas de plata y cargando vicuñas disecadas, avanzan cantando con gracia y picardía. Los collas llegan al pueblo custodiando a la “Imilla”, doncella casadera, que aparece hilando en una pequeña rueca. Finalmente, los “Capac Chuncho” (o guerreros del Antisuyo), que portan una chonta a manera de lanza y que prometen luchar contra los collas, representan a los habitantes del oriente cusqueño. Los chunchos arriban a Paucartambo con máscaras de malla y plumas de aves de la montaña. Sus cuerpos están vestidos de con camisas claras y anchas, pecheras y faldellines de seda. Los chunchos danzan de acuerdo a las pautas de su rey, quien se distingue por su corona, espada, y también por su capa y chaleco finamente bordados.
Al mediodía se indica el inicio de la fiesta con el estallido de los camaretazos (o bombardas) y la música de las bandas. Poco a poco van ingresando las comparsas. Los primeros en aparecer siempre son los “Majta”. Luego, los distintos grupos con sus “cargullocs” a la cabeza, desfilan por la plaza mayor hasta el atrio del templo en el que se custodia a la Virgen. Una vez que todos los grupo han hecho su entrada, en el santuario comienza el “Cera Apaykuy” (o traslado de ceras). Es aquí cuando se deja notar el protagonismo del “prioste”, autoridad máxima de la festividad y el responsable de todos los gastos. Al “prioste” se le identifica por su símbolo de autoridad que es el “guión” o estandarte, el mismo que será entregado al nuevo “prioste” al finalizar la celebración. Vale la pena añadir, que una pequeña demanda que su familia conservará por un año, es llevada por su esposa. En el “Cera Apaykuy”, el “prioste”, sus familiares y las autoridades de Paucartambo trasladan los cirios y los ángeles o “voladoras” desde la casa de cargo hasta la iglesia mayor para adornar el altar de la Mamacha Carmen. Esa noche, en la plaza de armas, al son de las bandas, los “Capac Colla”, los “Sajras” y los “Majtas” queman los fuegos artificiales y los castillos. Este primer día concluye con una serenata en el atrio de la iglesia, a la que los paucartambinos llaman “Alba”, y es ofrecida a la medianoche por todos los danzantes, que en esa ocasión se presentan vestidos de civil.
El 16 de julio es el día de la procesión, que debe comenzar por la mañana con una gran Misa, que congrega a los vecinos más importantes del pueblo y al “prioste”. Posteriormente, el prioste se dirige a la plaza para obsequiar el “Bosque”, que consiste en lanzar al público pequeñas piezas de artesanía, atados de coca y frutas regionales desde una plataforma o desde un balcón. Es frecuente que los collas, colaboren haciendo del reparto algo ameno y gracioso, pues en algunas ocasiones hasta llegan a levantar de broma al “prioste”, con la amenaza de lanzarlo al suelo. Cerca de la hora del Angelus, en algún local de la municipalidad, el “prioste” lleva a cabo otro convite conocido como el “Once”, que no es mas que el regalo de bolsas de pan de variadas formas en porciones reducidas. Y después de terminar con estos deberes, el “prioste” tiene la obligación de ofrecer a las autoridades y a los principales habitantes de Paucartambo un opíparo almuerzo en su casa. Por la tarde se inicia la primera procesión de la Virgen del Carmen, que sale del templo a recorrer las calles de la localidad y es acompañada por las comparsas. Los “Capac Chuncho” y los “Capac Negro” tiene el privilegio de permanecer cerca de las andas de la Señora. A los sajras, diablos traviesos y juguetones, no les agrada la divina presencia de la Virgen, por eso siguen la procesión desde los techos. Cuando la Mamacha pasa cerca de ellos, se cubren el rostro de vergüenza. Pero el sacrificio de no poder acercarse a la Reina del Cielo se ve recompensado con la protección que ella les brinda cuando realizan sus malabares por las techumbres y balcones. Vale la pena señalar, que los músicos de las bandas que acompasan a los danzantes son contratados fuera del pueblo. Ellos a diferencia de los bailarines participan de la fiesta por un contrato en dinero, y pueden ser modestos conjuntos de flauta y tambor o imponentes orquestas de arpa, violín, quena, bombos y acordeón.
El 17 de julio se inicia con una Misa matutina en el santuario de la Mamacha, después de la cual los danzantes se dirigen al cementerio para visitar a sus familiares y a sus compañeros difuntos. Luego pasan a contagiar con su un alegría a los reos de la cárcel local. Esta es la ocasión apropiada para que las comparsas bauticen a sus nuevos integrantes de acuerdo con sus métodos tradicionales, esto es, se les sujeta sus cuatro extremidades y procede a darle una cruel sotaina. La mañana sigue con una jocosa parodia de juicio de los “Siclla Wayra” sobre los “Majta”. Después de almuerzo, la Virgen del Carmen sale por segunda vez. En esta oportunidad es llevada al Puente Carlos III, desde el que imparte su bendición a los paucartambinos. Finalizado el peregrinar de la Señora, el pueblo se vuelca hacia la plaza mayor para espectar la “Guerrilla” entre los “Capac Colla” y los “Capac Chuncho”. El ritual es precedido por el toro de los “Waka Waka”, que actúa como una bestía enfurecida que amenaza con embestir al público. La gente rie muchísimo con el falso cornúpeta y abre paso al campo de batalla entre los representantes del Collasuyo y el Antisuyo. Los pálidos “Chucchu” también colaboran con el buen desempeño del espectáculo, dando de almohadillazos a los concurrentes. Mientras los chunchos se preparan para atacar alzando sus flechas y lanzas, los collas preparan sus “warakas” u ondas, y leen sus hojas de coca para observar el desenlace final de la contienda. La batalla se desata cuando los chunchos intentan raptar a la “Imilla”, mujer de los collas, que es identificada con la Virgen. El combate es breve, y el triunfo es siempre de los “Capac Chuncho”, quienes vencen a los del Collao. Para demostrar la muerte de los “Capac Colla” los chunchos colocan por los ojos y la boca de sus máscaras dos cañas cruzadas. Finalmente, los “Sajra” aparecen con su “Nina Carro” (o carro de fuego) para llevarse a los collas muertos al infierno. Acabada la “Guerrilla”, el público da rienda suelta a su alegría y termina la jornada bailando y cantando hasta bien entrada la noche.
El 18 de julio es el día de la despedida o “Kacharpari”. Se abre con una Misa conocida como “Watatiyaykuy”. Al culminar con esta Eucaristía, el sacerdote bendice a quienes serán “carguyoc” el próximo año. El final se acerca y los visitantes y peregrinos se despiden. En la tarde, la Virgen del Carmen es trasladada hasta el baptisterio de su templo para bendecir a sus hijos, quienes con entusiasmo se prepararán para el año siguiente.
Danzantes en la fiesta de la Virgen del Carmen, Paucartambo (picasaweb.google.com)
Felicitaciones, un gran artículo, describes las fiestas que uno se transporta y puedes vivir el momento. Esa es la magia de la escritura.
waooo, que buen articulo creo que despues del libro PAUCARTAMBO de Segundo Villasante y UN GENiO POPULAR, esta es la mejor descrpcion de tan hermosa fiesta. Por fin llego Julio y aunque vivo en Lima, quiero ir por vez numero 18 a mis 18 años….. FELICITACIONES JUAN
en esta fiesta hay mas pobladores de ese distrito pero hay pocos turistas pero la fiesta es grande
hasta 1996 se tenia q ir en camion de carga a paucartambo, por eso es que recientemente se esta incrementando la afluencia de turistas extranjeros que ahora pueden ir en comodos buses.