La agricultura y la pesca.- El algodón, el azúcar y el arroz atrajeron la atención de los préstamos bancarios. A principios de los años 30 muchos azucareros utilizaron sus tierras para el cultivo del algodón, un producto que se recuperó rápidamente en el mercado internacional y su cultivo, en 1940, absorbía al 15% de la Población Económicamente Activa. El área dedicada a la siembra del azúcar se redujo en más de un 10%.
Por su lado, la expansión del mercado urbano demandó cada vez más productos de panllevar. El problema es que el crecimiento de las ciudades se hizo a costa de zonas agrícolas que antes las abastecían. Aquí la política crediticia debió apoyar la implementación de nuevas tierras de cultivo. Las incentivó en la costa central pero no en el sur andino o la sierra central ocasionando la lenta migración de sus pobladores a las ciudades costeñas. La demanda urbana quedó desatendida y se comenzó a recurrir a la importación de alimentos.
Un nuevo campo para el empresariado nacional fue la industria pesquera. En 1934 se estableció la primera fábrica de pescado en conserva y a finales de la década operaban tres o cuatro empresas. La harina y el aceite se obtenían como subproductos sobre la base de residuos. La meta de esta industria era abastecer el mercado local. El cambio a la exportación ocurriría la siguiente década. Lo importante es que el desarrollo de esta importante industria, que tendría un extraordinario auge en los próximos años, quedó reservada al capital nacional.
La minería y el petróleo.- En 1929 tres grandes empresas extranjeras –Cerro de Pasco Mining Company, Northern Peru Mining y Vanadium Corporation– tenían a su cargo casi el 100% de las exportaciones de metales (cobre, plomo, bismuto, oro, plata, zinc y vanadio). Pero la depresión de los treinta cambió el panorama. En 1935, la cuota de estas empresas descendió al 85% y en 1939 llegó por debajo del 70%. De todos los metales, el cobre fue el más golpeado por la crisis: tuvo excesiva oferta debido a la gran competencia internacional. En cambio los precios de la plata se recuperaron, y los del plomo y el zinc se mantuvieron estables en comparación al cobre. La década del 30 fue la del plomo y el zinc, que ayudaron a remontar la depresión, aunque la producción de metales tendió a declinar durante la siguiente década.
Ferrocarril Central
La explotación petrolera, como siempre, estuvo muy afectada por los intereses políticos. La exploración e inversión en este campo fue prácticamente nula. La época estuvo marcada por el temor de la International Petroleum Company a la nacionalización de los yacimientos de la Brea y Pariñas, tal como lo exigían los apristas, y a las elevadas presiones tributarias de los gobiernos. Por estos años tres nuevas empresas ingresaron en la industria: una foránea (Ganso Azul), una privada local (Compañía Oriente, del grupo Gildemeister) y una estatal (la Empresa Petrolera Fiscal); esta última demostró la incapacidad del Estado para determinar sus prioridades y escoger políticas precisas. En todo caso estas empresa tuvieron una producción muy reducida en comparación a la International.
Partida del tren de Pisco a Ica