Notas sobre la clase alta peruana (2)

La antigua oligarquía, vinculada en su mayoría al Partido Civil, recibió un duro golpe político durante el “Oncenio” de Augusto B. Leguía, al ser desplazada del gobierno. Sin embargo, el líder de la Patria Nueva no afectó mayormente su influencia social y económica. El asunto fue que durante los años 20 nuevas familias, que se enriquecieron bajo los negocios del leguiísmo, tocaron la puerta para ingresar a los círculos de la clase alta. Algunos de estos nuevos ricos fueron aceptados, otros no.

A partir de los años 30 la élite estuvo conformada por personajes vinculados a la agricultura y minería de exportación, y aquellas familias que empezaron a invertir en la industria y la banca conformando un germen de burguesía empresarial. Estos nuevos grupos estuvieron mejor dispuestos a la negociación política y a la apertura democrática, pero no vacilaron en provocar respuestas represivas y antipopulares a fin de mantener su dominio sobre el resto de la sociedad. Si bien este grupo no dio en un inicio ningún presidente, se escudó en militares como Luis M. Sánchez Cerro u Óscar R. Benavides (el tercer militarismo), y luego Manuel A. Odría, para seguir controlando el país. Entre 1930 y 1956, la oligarquía recortó las libertades públicas y sindicales y no dudó en perseguir a los partidos considerados “subversivos” o fuera del orden, como el APRA y el Partido Comunista.

En suma, la clase alta estuvo integrada por familias antiguas y modernas que tuvieron como elemento común el acceso al poder económico. Este grupo, además, ha ido dejando algunos valores tradicionales al incorporar nuevas ideas hábitos de consumo de influencia no tanto ya europea, como en la República Aristocrática, sino norteamericana debido a la hegemonía mundial de los Estados Unidos. Dentro de este grupo hay, además, muchos extranjeros de primera o segunda generación (italianos, sobre todo) ya muy identificados con el país y que tienen acceso a cargos públicos e inclusive aspiraciones presidenciales.

Este grupo empezó a variar moderadamente durante la dictadura del general Odría, en los años 50, debido al enriquecimiento de quienes resultaron beneficiados por el comercio de exportación en los años de la Guerra de Corea y de la reconstrucción de Europa, luego de la Segunda Guerra Mundial, gracias a la ayuda norteamericana del Plan Marshall. Algunos de estos empresarios, como los vinculados a la venta de harina de pescado, no habían pertenecido anteriormente a este grupo. Lo cierto res que ahora el ingreso económico se fue perfilando como el factor determinante en la ordenación de la sociedad. Se aceptó a estos nuevos ricos en este primer estrato, aunque con algunas restricciones, pues instituciones como el Club Nacional no estuvieron dispuestas a admitir en su seno a quienes no poseían ciertas calidades sociales, más allá del simple factor económico.


El Club Nacional, Plaza San Martín de Lima

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