La República Aristocrática: campesinado y gamonalismo

Hasta principios del sioglo XX, más del 80% de la población estaba en el campo. Allí los indios seguían viviendo en un mundo arcaico y tradicional, y sometidos a la autoridad o al abuso de los hacendados y prefectos del lugar. Solo los indios que pudieron bajar a la costa a trabajar en una hacienda azucarera o algodonera pudieron tener contacto con la modernidad al integrarse al llamado “proletariado rural”. Si se quedaban en la sierra, podían vivir en una hacienda, en condiciones de trabajo servil, o al interior de sus comunidades.

La hacienda, en efecto, era el eje de la vida social y económica. No contamos con cifras precisas pero es probable que hacia 1900 existieran casi 4 mil haciendas en el país con una población de medio millón de habitantes, en su mayoría indios analfabetos. Las cifras sobre el número de comunidades campesinas también son aproximadas: se calcularon casi 2 mil hacia 1920. Un detractor de estas comunidades fue Francisco Tudela y Varela, quien en su obra Socialismo peruano las condenaba por improductivas, debido a que allí se difundía el alcoholismo, la ociosidad y el fanatismo. Señalaba, además, que en ellas estaba concentrada gran parte de la población indígena y que constituían un germen de retraso en el país. A la postura de Tudela se contrapuso la de Manuel Vicente Villarán, quien sostuvo que la comunidad era la única protección del indio frente al blanco, la única manera de tener su propia organización, prescindiendo des su integración como trabajador en la hacienda del terrateniente.

Los hacendados o gamonales buscaron expandir sus propiedades con la finalidad de incorporar tierras, rebaños y hombres, siempre a costa de las comunidades. Una familia común de campesinos trabajaba en su comunidad, en las tierras de su hacendados, tenía un pequeño rebaño y, por último, tejía. De preferencia eran las mujeres las que cumplían la tarea de hilado y tejido. Podríamos decir que la vida de los campesinos en la sierra casi no había variado desde la época virreinal; solo sabemos que los campesinos habitantes del Valle del Mantaro gozaron de cierta independencia económica, y de una muy tenue “occidentalización”, gracias al comercio lanero.

Gamonal y gamonalismo han formado parte del habla cotidiana en el Perú. El primero alude a un individuo y el segundo a un sistema. El sistema se basó en una explotación con rasgos feudales de los campesinos ubicados dentro o fuera de las haciendas, especialmente en las ubicadas en los departamentos de la sierra sur. El panorama estas haciendas se caracterizaba por la pobreza y la casi total exclusión cultural de sus peones agrícolas. En este sentido la hacienda andina se caracterizó por su escasa productividad, baja rentabilidad y derroche de fuerza de trabajo. La explotación del gamonal sobre sus peones era una mezcla de autoritarismo (relaciones de subordinación y servidumbre) con paternalismo. Incluso los propios gamonales -en su mayoría mistis o mestizos- podían hablar quechua y compartir muchas de las costumbres ancestrales andinas.

De este modo, los gamonales terminaron ostentado un apreciable poder local (muchos llegaron a ser senadores o diputados, alcaldes o prefectos) y dirigieron fuerzas “paramilitares” para imponer su dominio sobre los campesinos y aún enfrentar las amenazas del Estado central. Asimismo trataron de legitimarse siendo exageradamente católicos y piadosos con la Iglesia y sus representantes (el párroco local). Durante muchos años desafiaron el centralismo y en ocasiones apoyaron el federalismo. En todo caso se trató de un fenómeno exclusivamente republicano y criollo gestado a lo largo del siglo XIX.

Según Alberto Flores Galindo, los mistis ejercían su poder en dos espacios complementarios: dentro de la hacienda, sustentados en las relaciones de dependencia personal, en una suerte de reciprocidad asimétrica; fuera de ella, en un territorio variable que en ocasiones podía comprender, como los Trelles en Abancay, la capital de un departamento, a partir de la tolerancia del poder central. El Estado requería de los gamonales para poder controlar a esas masas indígenas excluidas del voto y de los rituales de la democracia liberal, que además tenían costumbres y utilizaban una lengua que las diferenciaban demasiado de los hábitos urbanos… El racismo era un componente indispensable en la mentalidad de cualquier gamonal: existían razas, unas eran superiores a otras, de allí que el colono de una hacienda debiera mirar desde abajo al misti, tratarlo con veneración, hablarle como si estuviera siempre suplicando, mientras que el gamonal debía mantener un tono estentóreo y de mando en la voz. Hombres de a pie y hombres de a caballo; hombres descalzos y hombres con altas botas. Algunos gamonales se encariñaban con esos hijos desvalidos que eran los indios, se emborrachaban con ellos, participaban en sus fiestas; otros, por el contrario, estaban dispuestos a cualquier violencia: abusos sexuales, marcas con hierros candentes por ejemplo. Pero la combinación de racismo con paternalismo hacía que las relaciones entre mistis e indios fueran siempre ambivalentes. Se podía pasar fácilmente de un situación a otra teniendo la garantía de la impunidad. Estos rasgos del mundo rural no quedaban confinados a las haciendas; a través de la servidumbre urbana llegaban a las casas de las ciudades.


Fiesta en una hacienda cuzqueña (foto de Martín Chambi)

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Comentarios

  1. Mercedes escribió:

    Me encanto su artículo Gracias, me ha servido mucho. Mercedes

  2. Cesar escribió:

    Buena descripcion de lo que fue ese triste periodo a inicios de la Republica.Peruanos esclavizando,practicamente, a otros peruanos… Felizmente, la historia sirve para no volver a cometer los mismo errores.

  3. César escribió:

    Gracias profesor por sus contenidos, siempre me son de gran utilidad. César.

  4. Chiquez escribió:

    Muy buen artículo el cual me sirve bastante para comentar en clase.
    Felicitaciones.

  5. Yolonda escribió:

    Thank you for the information today is a great day for reading

  6. Eva escribió:

    No soy peruana y este artículo me ha servido mucho este artículo para entender lo que ocurría en el Abancay que describe Arguedas en los Ríos Profundos.

  7. Luis escribió:

    Me encanto leer ese articulo esta muy interesante

  8. Sharon escribió:

    Muy Interesante el artículo….:) Gracias por compartir esta valiosa información…

  9. OSCAR GG escribió:

    Es una interpretación social muy alejada de la realidad, porque si la relación social de propietario-campesino, o patrón-siervo, hubiera desaparecido con la reforma agraria, entonces cómo se explica que después de la reforma aparezca el terrorismo que dejó millones de víctimas…..y miles de millones de pérdidas, y atrasos

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