Piérola recibía el país en situación calamitosa y dio inicio a un gobierno en busca de lo que llamó el “Estado en forma”: quería un sistema político estable que inspirara respeto. Por ello, siempre buscó la concertación y el respeto a la Ley. Esta nueva forma de hacer política sentó las bases del Estado peruano hasta 1919 en que Leguía preparó su golpe de estado. Piérola se esforzó en desterrar el caudillismo en todas sus formas, alentó la disminución de la participación del Estado en la vida nacional, especialmente en el manejo de la economía, y evitó la demagogia en el discurso político.
La otra cara de la política pierolista se reflejó en sus las leyes electorales. Estas sancionaron una participación política muy reducida que permitieron luego el monopolio casi exclusivo del gobierno por parte del Partido Civil de 1899 hasta 1919. La nueva ley electoral, promulgada en 1896, dio el voto solo a los varones mayores de edad (mayores de 21 años) y a los casados menores de edad que supieran leer y escribir. La ley abolió, entonces, el derecho nominal que había permitido antes el voto de los analfabetos. Se decretó también el voto directo y público. Como base del mecanismo de sufragio se utilizó la “matrícula de contribuyentes”, es decir, la lista de los principales pagadores de impuestos del país. En síntesis, se utilizaron criterios de tipo económico y social en la legislación electoral que contrastaron con la teórica situación de igualdad que existía en las disposiciones de este tipo a lo largo de la época inicial de la República.
Retomando la política interna de Piérola, su mandato restableció el patrón oro en la moneda para impulsar la vida económica del país. En este sentido la creación de la llamada Libra Peruana de Oro, que reemplazó al Sol de Plata, dio solvencia al sistema monetario. Esta crucial medida estimuló la actividad financiera privada, permitió la reducción del déficit fiscal y elevó el nivel de vida de la población, especialmente de la clase media.
Piérola en su despacho presidencial
Se creó, asimismo, la Asociación Recaudadora de Impuestos (una especie de SUNAT de la época) para mejorar la recaudación fiscal. Se suprimió la ingrata “contribución personal” de los indios y se estableció el “estanco de la sal” para reunir fondos y financiar la recuperación de las provincias cautivas de Tacna y Arica.
Se evitó en lo posible pedir préstamos del exterior y se apostó por fomentar el ahorro interno. Esa era, según Piérola, la fórmula para que el Perú se convierta en un país moderno con un desarrollo económico sano: los peruanos debían aprender las lecciones que había dejado la ilusa bonanza guanera del pasado.
La defensa nacional fue otro asunto que debía abordarse con seriedad. Por ello se creó la Escuela Militar de Chorrillos que se organizó bajo el modelo francés gracias a la labor de una misión militar que comandó el coronel Paul Clement. Este introdujo códigos específicos para cada una de las armas (hasta entonces existían la infantería, la caballería y la infantería) y dio instrucciones para la promulgación del primer Código de Justicia Militar (22 de mayo de 1896) y de la Ley del Servicio Militar Obligatorio.
Hubo, sin embargo, un hecho militar y político inédito hasta entonces. En mayo de 1896 se produjo un levantamiento federalista en el departamento de Loreto dirigido por el coronel Mariano José Madueño, militar que hasta entonces tenía una distinguida foja de servicios al país. Esta rebelión enmarcada en el repentino despertar económico de la zona por la explotación del caucho y la difícil situación de los aborígenes que eran utilizados brutalmente para la explotación del nuevo recurso. Terminó sin pena ni gloria.
Las dificultades de comunicación impidieron que el gobierno tuviera noticia del alzamiento. Piérola se enteró semanas después. El gobierno de Lima debió enviar hasta dos expediciones a Loreto, una fue por mar, en el navío Constitución, y la otra cruzó los Andes, desembarcando en el puerto de Salaverry e internándose por Cajamarca y Moyobamba.
Los insurgentes, al no lograr el apoyo popular, reconocieron el gobierno de Piérola, y llegaron a decir que las ideas del Partido Demócrata alentaban el federalismo. Al final, ante la cercanía de las tropas gobiernistas Madueño y su colaborador, Ricardo Seminario, optan por la fuga antes de defender “su” estado federal.
Pasando a otros temas, la diversificación de las funciones del Estado llevaron al gobierno a crear el Ministerio de Fomento (22 de enero de 1896) encargado de la ejecución de obras públicas, de saneamiento, crecimiento de la ciudad, etc. En este contexto, se continuó con la tarea de modernizar Lima, empresa iniciada por el gobierno de José Balta hacia 1870. Se construyó la avenida La Colmena (hoy llamada Nicolás de Piérola), se empezó a trazar lo que luego sería la avenida Brasil y se construyó el Paseo Colón. En el Callao se levantó el monumento a Miguel Grau (1897). También llega el cinematógrafo (1896) y por las calles de Lima empiezan a circular los primeros automóviles.
También en Lima, esta vez en el plano económico, empezaron a funcionar varias sociedades anónimas: la Compañía de Seguros Rímac, la Compañía Internacional de Seguros, el Banco del Perú y Londres, el Banco Internacional (hoy llamado Interbank), el Banco Popular, la Sociedad de Alumbrado Eléctrico y la Compañía de Fósforos El Sol, entre otras.
Por primera vez hubo preocupación por la salud y salubridad en el país. De allí la difusión de los servicios de agua, desagüe, agua potable y el uso obligatorio de vacunas (3 de enero de 1896). Incluso se fomentó la investigación científica en este campo.
Se dieron también leyes para la colonización de tierras en la selva y se favorecieron las expediciones a la amazonía (noviembre de 1898). Para ello fue necesario seguir con la construcción de vías de penetración como la de Tarma a Chanchamayo. Luego se exploró el Gran Pajonal y se colonizaron las zonas del Pichis y San Luis de Shuaro. Por último, se estableció por primera vez la navegación comercial por los ríos Talambo, Urubamba y Ucayali.
En su política internacional Piérola se preocupó en afianzar las relaciones con varios países como los Estados Unidos, México, Brasil, Rumania y España. Las relaciones con Chile, sin embargo, no prosperaron debido a la imposibilidad de realizarse el plebiscito para decidir el futuro de Tacna y Arica. En este sentido la firma del Protocolo Billinghurst-Latorre (1898) puso en manos de la Reina de España la decisión de los puntos en disputa entre el Perú y Chile. El documento fue un triunfo de nuestra diplomacia al aceptar Chile la mediación de un país imparcial, en este caso España, que determinaría quiénes tendrían derecho a voto en la región plebiscitada: si los residentes, como sostenía Chile, o los nacidos en la zona, como lo creía el Perú. El plebiscito se celebraría de inmediato al conocerse el fallo arbitral y, quince días después, el país vencido debería abandonar sus pretensiones y el vencedor pagar la indemnización de 10 millones de pesos o soles de 1883. El Congreso peruano aprobó inmediatamente los términos de este tratado internacional, no así el de Chile que lo consideró inaceptable.
Sin embargo el Perú pudo seguir presionando a nivel internacional, era la oportunidad de recuperar por la vía pacífica parte del territorio perdido. ¿Por qué no lo hizo? La razón de esta actitud fue la seguridad de que Argentina y Chile irían a una guerra antes de terminar 1899 por una cuestión de límites en la zona austral de ambos países. Aunque Piérola y otros eran partidarios de la neutralidad por parte del Perú, temían el fervor popular en favor de Argentina. En una eventual derrota chilena, Perú recuperaría no sólo Tacna y Arica, sino todo Tarapacá. Al final argentinos y chilenos resolvieron su problema por la vía diplomática, y el plebiscito siguió en suspenso.
Los últimos meses del gobierno de Piérola no fueron de mucha tranquilidad. El periódico La Opinión Nacional, de clara tendencia cacerista y dirigido por el brillante periodista Andrés Avelino Aramburú, mantenía una oposición bastante crítica al pierolismo. Por su lado Gonzáles Prada había regresado luego de un periplo por Europa y publica Germinal, periódico vocero de su partido, la Unión Nacional, donde desató la más implacable crítica al régimen.
Fue en este ambiente, algo agitado, que se convocaron a las elecciones en 1899. Piérola intentaba mantener una postura unitaria y convoca a una convención civil-demócrata para presentar una fórmula común en el proceso electoral. De este modo, los demócratas quedan facultados a elegir al candidato presidencial y optan por una figura independiente, el ingeniero Eduardo López de Romaña. Los civilistas nombran como primer vice-presidente a Isaac Alzamora, ocupando la segunda vice-presidencia Federico Bresani. Verificados entonces los comicios, López de Romaña logra la Presidencia de la República con relativa facilidad.
Palacio de Gobierno durante la gestión de Piérola
hola
disculpa
aún no se ha explicado
por qué pese al esfuerzo desplegado por establecer un solido sistema elecotral este fallo? por que fallo?
bueno esta es una critica constructiva, que me supongo no afectara a nadie. El gobierno de Pierola fue penosa mente mala por q este se escondía de el enemigo chileno
mientras q Caceres obviamente despojado de su cargo luchaba en la sierra saliendo victorioso, cuando se creía posible la victoria peruana Pierola firma un torpe contrato de supuesta paz con chile entregándole tierras ricas en minerales.
Solo en el PERU pasa que le llamamos ‘reconstruccion nacional" a un acomodo de las clases sociales pudientes con dinero fruto de la corrupción y de la rapiña que se consolidaron en el poder por Pierola y hicieron de PERU una gran hacienda para su grupo de poder ; que es tan fuerte que hoy CON OTROS ESCENARIOS aun persiste.
Nicolasde pierola puede ser calificado como traidor, su desnpeño en la guerra con chile y su actitud ante el mari9scal montero asi lo califica antepuso beneficio personal a la caussa de la patria, eso es traicion, por su actitud se perdio dos provincias
gracias de lo que me salvaste