Mi libro (Lima: PUC, 2005) es un ensayo que busca ampliar la comprensión de la formación del Estado-nación en el Perú en el siglo XIX, a la luz de las experiencias de otros países de América Latina. El tema es complejo no sólo por el proceso histórico mismo (entre 1820 y 1860, luego de la “victoria política” de los insurrectos, se dio una serie de hechos que dramáticamente obstaculizaron la formación de la joven República peruana, pasando de un Estado revolucionario a un Estado republicano, también llamado “nacional”) sino porque, a nivel historiográfico, el tema podía plantearse desde diversas perspectivas y siempre generar debate.
Mi intención es demostrar que, en el periodo en cuestión, hubo en el Perú grupos políticos de diverso origen, ya sea por su ocupación (militares, civiles, intelectuales o empresarios) o por su orientación ideológica (“liberales”, conservadores, “nacionalistas” federalistas, centralistas, proteccionistas o librecambistas), que intentaron articular proyectos de ordenamiento o reestructuración del Estado con el fin de garantizar el orden interno y encaminar al país por la senda del “progreso”, término tan invocado por las elites decimonónicas. De estos grupos, escogí tres, relativamente articulados (el proyecto autoritario de Manuel Ignacio de Vivanco, el programa “liberal” del Club Progresista y la opción pragmática de Ramón Castilla), como también pude en parte abordar otros que operaron en el mismo periodo (el “panperuanista” con énfasis andino de Agustín Gamarra o el confederativo con vocación internacionalista de Andrés de Santa Cruz).
El trabajo, además, pretende ensayar una “historia comparada” recurriendo a otros escenarios históricos similares ocurridos en algunos países de América Latina. Dentro del abanico de posibilidades, elegí las experiencias de Chile, Argentina, Ecuador y México ya sea por ser escenarios análogos (Ecuador y México, con fuerte presencia de población indígena), marcadamente opuestos (Argentina, país “vacío” que se reinventa con la inmigración europea) o por intenso contacto político y comercial con nuestro país (Chile).
En resumen, el objetivo es presentar las ideas y objetivos que rodearon a estos tres movimientos (el vivanquismo, el Club Progresista o el castillismo), establecer qué grupos de presión o de interés los apoyaron, y escudriñar hasta qué punto esos proyectos eran viables teniendo en cuenta la compleja realidad peruana del siglo XIX. Este análisis se hace tomando en cuenta el discurso político del “vivanquismo” y del “Club Progresista” (a través de sus periódicos La Guardia Nacional y El Progreso, respectivamente) y de las medidas pragmáticas y clientelistas de Ramón Castilla.