Libro sobre Bolívar

Sin duda, un hombre polémico, avasallador, con gran genio, que dividía o desataba pasiones. Así era Bolívar. También es cierto que su presencia en el Perú dio inicio a la etapa más cruenta, dramática y destructora de esa guerra civil que fue la lucha por la Independencia. Fue la época en que se extendieron los cupos de guerra, los secuestros al patrimonio de los que no estaban al lado de la causa patriota y de la persecución o exilio de los opositores al Libertador (Riva-Agüero, Torre Tagle, Luna Pizarro, Guisse y muchos más).

De todo eso da cuenta, y con detalle, el reciente libro de Herbert Morote (“Bolívar. Libertador y enemigo número 1 del Perú”. Lima, 2007). Un libro, además, que busca capitalizar la actual coyuntura política de la región frente al discurso expansionista de Hugo Chávez. Ya desde el título, el autor, quien no es un historiador profesional, toma partido y rebusca en los cajones de la historia un conjunto de pruebas para demostrar lo supuestamente nefasta que resultó la influencia bolivariana en nuestro país y, sin decirlo abiertamente, las terribles consecuencias que podría generar esta nueva versión “bolivarianista” que ronda por América Latina.

El libro, sin embargo, no aborda la verdadera dimensión histórica de Bolívar y su relación con el presente. Y ya es hora que los historiadores, especialmente los peruanos, tomen nota de esto. Bolívar no vino al Perú a actuar como militar sino como político, como un hombre que está inmerso en la concepción de lo que es la civilidad. Hay que recordar que fue redactor -y crítico- de constituciones. Si hubo algún hombre que concibió siempre la espada dentro del código fue Bolívar, aunque a él le molestaban mucho los congresos porque le creaban dificultades para la manejar la guerra contra los realistas. Para Bolívar, la Independencia –como nos recuerda el notable historiador venezolano Germán Carrera Damas- es la creación de las condiciones para ejercer la libertad. Abolida la Monarquía se establece la República. Y la República es el ámbito de la libertad. El Libertador es conciente que la República, liberal y democrática, era una tarea mucho más difícil y prolongada que la Independencia misma, que podía, en última instancia, resolverse por medio de la fuerza. La libertad, en cambio, solo es posible por la vía de la evolución de la sociedad, y nosotros éramos profundamente monárquicos (no hay que olvidar que casi tres siglos habíamos vivido leales a un Rey). El único gobierno que los peruanos hemos defendido hasta el final, y con mucha sangre en el camino, fue el de Fernando VII. Convencer a los peruanos de que ellos representaban la fuente fundamental de la nacionalidad y, por consiguiente, de la legitimación del Poder Público, fue la tarea que hicieron Bolívar y sus colaboradores, hombres que lucharon por ese proyecto republicano (como Sánchez Carrión, por ejemplo). Pero ello tenía –y tiene- su costo, porque todavía hoy, en los niveles más íntimos del inconciente colectivo peruano, hay un poco de Fernando VII al acecho.

Por último, para salir de dudas, la retórica boliviariana actual, que descontextualiza, usa y manosea a su antojo la figura del Libertador, es una perversa trampa histórica cuyo objetivo global es la demolición de la República. En otras palabras, pretende hacer todo lo contrario de lo que ansiaba Bolívar: sustituir la República por un remedo de Monarquía.

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Comentarios

  1. Anónimo escribió:

    Hola:

    Concuerdo con lo escrito. Bolívar tenía una intención tambien política. Tal véz de ello se percato San Martín para retirarse del Perú y dejarle las puertas abiertas a Bolívar.

    Saludos

    Oscar

  2. Manuel Guillermo Gutiérrez Huby escribió:

    No estoy de acuerdo con el último párrafo del comentario. Bolivar sí quería sustituir la república por un remedo de monarquía. No olvidemos que para ello se valió de su "constitución Bolivariana", redactada muy a su medida, en cuyas normas se amparaba para intentar convertirse en presidente viltalicio del Perú (en la práctica un rey). Por suerte no lo logró. Lo que sí consiguió fue dejar una estela de odio contra el Perú y una gran división interna a nivel nacional.

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