Juan Carlos Tafur, en su programa de Radio Exitosa del 13 de julio pasado, entrevistó a Carlo Magno Salcedo, experto en temas electorales y asesor de la Jefatura Nacional del RENIEC, para tratar sobre el financiamiento de los partidos políticos. Reseñamos y reproducimos la entrevista.
Tafur inicia la entrevista señalando que hay reformas electorales pendientes de aprobación por parte del Congreso y que los organismos electorales insisten en ello; sin embargo, la clase política aparentemente no está muy de acuerdo con todas ellas. A esto se suma la necesidad de una reingeniería de las instituciones electorales. La ONPE no tiene los dientes suficientes para controlar el ingreso de dineros sucios y mafiosos a los partidos y campañas electorales. Las elecciones regionales y municipales han sido un laboratorio de las mafias para infiltrarse en los partidos.
Al respecto, Carlo Magno Salcedo precisó que, en efecto, si bien es cierto la norma electoral considera un control por parte del Estado del financiamiento de los partidos políticos y de las campañas electorales, no le otorga a los órganos electorales competentes, básicamente a la ONPE que es la entidad encargada de supervisar el movimiento financiero de los partidos, las herramientas suficientes para poder hacer este control, y refirió que esto ha generado una situación en que, en promedio, la mayoría de organizaciones se manejen de una manera bastante informal y muchas veces generan rendiciones contables que no reflejan la realidad de sus movimientos financieros.
Agregó que, en ese contexto, los organismos electorales se pusieron de acuerdo para proponer al Congreso de la República una reforma electoral, una de cuyas propuestas fue una nueva Ley de Partidos Políticos. Lamentablemente, el Congreso no ha considerado los aportes fundamentales de este proyecto, y en estos momentos ya es muy tarde para que el actual Congreso haga cualquier reforma al respecto, considerando que ya se está viviendo un clima electoral, a pesar que las elecciones aún no han sido formalmente convocadas. Por tanto, consideró que el próximo Parlamento (2016–2021), en su primera legislatura, es el que debería emprender todo ese proceso de reforma política, que va más allá de la ley de partidos políticos y en algunos casos implicará un nuevo diseño constitucional.
Tafur comenta que todos los aspectos que se pretenden para una reforma electoral en el Perú, creyendo que se va a llegar a la panacea democrática, ya los tiene México, no obstante lo cual seguramente no hay en el mundo ambiente electoral más corrupto y poco transparente que el mexicano. Al respecto, Salcedo precisa que la ley no lo es todo, ya que existen otros factores que inciden en la calidad de la política, y una reforma de la ley no va a transformar la realidad como por arte de magia, sin embargo, existen mejores contextos que otros; así, es mejor tener una legislación que garantice una verdadera democracia en los partidos que no tenerla.
Respecto de los partidos políticos, Salcedo considera que tiene que haber un paquete mínimo de reformas, ya que las reformas no pueden ser desarticuladas. Así, no se puede suprimir el voto preferencial si simultáneamente no hay una reforma para garantizar la democracia interna en los partidos y la transparencia en las finanzas partidarias. Tafur expresa su coincidencia con dicha propuesta.
Tafur, tras señalar su postura a favor de que el Estado financie a los partidos políticos, pregunta al entrevistado su posición respecto. Carlo Magno Salcedo manifiesta estar completamente de acuerdo con esa propuesta. Es más, señala que su postura personal es que el financiamiento de los partidos debería ser exclusivamente público, por lo que debería prohibirse el financiamiento privado. Dicho financiamiento serviría para garantizar el funcionamiento de los partidos cuando no hay elecciones; y que, asimismo, debería financiarse las campañas electorales. A tal efecto, el Estado debería ser el que directamente contrate los espacios de publicidad electoral en los medios de comunicación (televisión, radio y prensa) y los distribuya equitativamente entre todos los competidores en la contienda electoral.
Aunque pueda parecer poco popular por la mala percepción que tienen los ciudadanos sobre los políticos y los partidos, si dicha reforma va de la mano con garantizar la democracia partidaria, de modo que los partidos dejen de ser propiedad de un caudillo, y con suprimir el voto preferencial, y además se implementa por un Parlamento que recién empieza, será más viable su aprobación. De ese modo, ese gasto que el Estado tendrá en financiar a los partidos, el Estado y la sociedad se ahorrarán todo lo que cuesta la corrupción, la misma que se origina en el financiamiento privado, legal o ilegal.
Juan Carlos Tafur nuevamente expresa estar de acuerdo con dicha propuesta, a pesar que él profesa una ideología liberal, ya que lo que no puede ocurrir es que sean los grupos de poder económico los que definan las elecciones. Salcedo precisa que lo liberal no es contrario a que el Estado, en determinadas actividades, deba jugar un rol importante, como ocurre por ejemplo respecto de la actividad financiera que es ampliamente regulada y controlada por la Superintendencia de Banca y Seguros, debido al gran impacto que puede tener esa actividad en la vida de los ciudadanos.
Tafur señala que una reforma como esa tampoco será muy popular entre la propia clase política, ya que muchos políticos esperan la época de elecciones para financiarse, gastando la mitad del dinero que reciben en la campaña electoral y quedándose con la otra mitad. Sobre el particular, Salcedo señala que precisamente por esa razón ese tipo de políticos debería jubilarse, dando paso a una nueva generación de políticos que si tenga claro que la política es un servicio.
Al respecto Salcedo pone énfasis en la idea que, finalmente, el problema de la política en nuestro país es un problema ético. En tal sentido, lo que hay que recuperar en la política es su sentido ético y republicano, la comprensión de que la política es un servicio y no un medio de enriquecerse.
Asimismo, considerando el gradual avance de la infiltración de dinero ilícito proveniente del narcotráfico o de otra mafias en la política, y aunque aún no estamos a los niveles de países centroamericanos o de México, si no se hace ahora una reforma, en algunos años podríamos estar padeciendo lo mismo que nuestros hermanos mexicanos.
Para finalizar, comentando algunas llamadas del público, Salcedo señala que los primeros interesados en no recibir financiamiento público son los políticos que se benefician con el actual statu quo, que quieren seguir teniendo el financiamiento privado que ahora reciben, lícito o ilícito, para no hacer un buen uso de esos recursos, y no quieren estar sometidos a los controles estatales que implicaría recibir el financiamiento público.
Asimismo, tras señalar que en el Perú no existen propiamente partidos políticos, sino solo inscripciones en el Registro de Organizaciones Políticas, señala que lo deseable sería que se constituyan cuatro partidos fuertes: uno de izquierda, uno de centro izquierda, uno de centro derecha y uno de derecha, cada uno de los cuales expresen la diversidad de tendencias que hay en la sociedad y que, cuando gobiernen, implementen el plan de gobierno que ofrecieron en campaña. No como es ahora, en que los gobernantes gobiernan con un programa diferente a aquel con el que fueron elegidos.