Hace mucho tiempo, en una de nuestras conversaciones, le pregunté si viajar “te daba mundo”. Me dijo que sí, que en cierta forma te volvía más humilde.
Conocer, comprender, y respetar las nuevas formas de coexistencia que muchas veces desafían tus ‘prejuicios’ sobre la vida y sobre lo que tú consideras que ‘es’ y que ‘debería ser’. Te encuentras de pronto frente a nuevas formas de vivir, con concepciones distintas de la vida, de la armonía con tu entorno, de la fe, del éxito, del fracaso, etc.
El día sabado conocí a Ibrahim, a través de un programa de televisión llamado “Comidas del Mundo” por el canal de National Geographic. El presentador, Fred Chesneau, es una persona que me genera una gran simpatía y mucho respeto por la gran humildad, sensibilidad y sutileza que tiene para “dialogar” con los habitantes de los infinitos lugares en el mundo de la vida.
Ibrahim es “un nómada” que vive en el Desierto de Sahara y debe realizar una caminata de un día para conseguir agua. El mercado más cerca está a cinco días de camino. Fred, está extasiado por su encuentro con Ibrahim y su familia. Le genera mucho asombro la forma de vida que llevan, tan distinta a la que estamos acostumbrados en un mundo occidentalizado.
– ¿por qué has escogido vivir así? Estás en el desierto, donde no sabes si comerás carne – de camello – el día de mañana.
– Yo estoy aquí porque amo el desierto, mi vida es el desierto y en él encuentro las respuestas que mi alma busca. Tú tienes la hora exacta, yo en cambio, tengo todas las horas.
He oido muchas veces que el Perú es un país con muchas naciones y de muchas culturas. Y no dudo que esta aseveración sea verdad.
Me pregunto si nuestros conceptos de éxito o fracaso que tenemos en las urbes, son los mismos conceptos que tienen las personas de los pueblos indígenas como los Achuar, Awajun, Wampis, Kandozi, Asháninka, Nomatsiguenga, Shipibo, Shawi, Shiwilu, Kukama-Kukamiria, Uitoto, Tikuna, Kichwa del Pastaza, Bóóraá.
¿Cómo podemos convivir en tolerancia y respeto por nuestras diferencias sin segregarnos mutuamente y convertirnos en ciudadanos ‘de distintas clases’? Incluso nuestras lenguas son distintas. Pero el problema es un tanto más complejo ya que estas diferencias culturales, se posicionan en un marco de pobreza, segregación y ausentismo del Estado.
Nuevamente me pregunto si nuestros conceptos de pobreza son extensivos al contexto de los Pueblos indígenas. Mi amigo me contó, que su amigo le contó a su vez, que tiene otro amigo que estudia Antropología en San Marcos y que en una clase hablaron sobre ello. La esencia no es pobreza o riqueza, sino calidad de vida: tiempo con tu familia y respeto y agradecimiento a tu entorno, a la naturaleza.
Me imagino de pronto un Estado hablando quechua, aymara, awuajun, etc, respetuoso de la idiosincracia de los pueblos a los que sirve, sin querer homogeneizar – agresivamente- sino “reconocerse” en las diferencias de cada una de las naciones a las que sirve, y a través de este reconocimiento, permitir que sus naciones “se reconozcan” entre sí… una suerte de respeto y tolerancia por la grandeza de cada una.
Mi pregunta está planteada.
Mi sueño está planteado.
El camino…. ese camino está todavía expectante de ser camino en el mundo del vida. Leer más