Interpretación

No me leas literalmente, siempre interprétame. Recurre al contexto, al tiempo, a la época, al entorno… y finalmente interpela a tu intuición.

Y siempre espera lo mejor, encuentra la dimensión más noble y elevada… la otra perspectiva te llevará a un camino suspicaz y terminarás odiándome. Y eso no es bueno para el alma de ninguno de nosotros.

Hoy me entraron los escrúpulos porque me percaté de que lo escribo muchas veces puede no ser comprendido y lo puedes tomar como algo hiriente. Me dije a mi misma, es que claro, hay que interpretarme… Más fácil sería si hablara, si me miraras a los ojos, si vieras lo mucho que me demoro en pensar las palabras… me parezco a Grand cuando trata de hablar de la amazonas y del Bosque de Bolonia. Te darías cuenta que mis intenciones si bien no te parecerán nobles, al menos no intentan ser hirientes.

Escribo para contar relatos de la luna, del sol, del cielo, del río y de Tsugki, de lágrimas y alegrías… y mientras escribo, recreo todo lo vivido nuevamente. Edgardo una vez me contó que quien escribe se cree el dueño de la vida, porque puede hacer con sus personajes y sus historias lo que su alma anhela.

Esta suerte de controlar la vida me recuerda a François Truffaut, quien pensaba que el cine era la vida… que era su vida. Creo que su deleite y enamoramiento por el cine, en cierta forma se dió porque podía controlarlo todo ahí; pero a la vida no hay nadie quien la pueda controlar del todo. Y yo creo que en eso radica la belleza del mundo de la vida.

Saber que hay cosas que escapan a tu voluntad puede dejarte en un camino de incertidumbre. ¿Quién podría aceptar semejante realidad? He escuchado que los maestros zen pueden aceptar la realidad así de simple.

Pero yo no soy tan profunda como un maestro zen… soy simplemente yo, en todas mis limitaciones. Por eso, he decidido aceptarme con honestidad. No me interpretes con dolor ni resentimiento. Sólo eso quería decirte… y también que “hay en el ser humano más cosas de admiración que de desprecio” y yo creo que soy muy ser humano.

Por favor, si no me entiendes, no me pidas que use emoticones cuando escribo… no lo puedo soportar… me parece el colmo de la trivialidad, quizás con el tiempo esta perspectiva cambie ¿quién sabe? Te suplico que tampoco me pidas usar el chat. No lo soporto.

El teléfono algunas veces me suena frío y distante. Yo lo que quiero son cartas escritas a mano, eso quiero. Cartas donde pongas tu alma al escribir, donde dejes tus lágrimas y también tus risas. Donde plasmes tus dudas y esperanzas… Debe ser por eso que comencé a escribir a mano porque quiero cartas a mano, pero quizás la vida no me mande esas esperadas cartas, así que yo debo escribirlas. Sino, ¿quién lo hará?

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Parentezco

La dama del velo encantador y la sonrisa misteriosa de la Mona Lisa se acercó a la chica de colitas con lazitos azules en la cabeza.

– Me encanta tu disfraz. ¿Eres la madre revolución verdad?

– Jajaja.. así de roja, sí… ¿Y tú de qué te disfrazaste? ¿colegiala?

– No, de conflicto existencialista freudiano. Tengo ciertas taras que superar de mis épocas escolares. Espero que esta noche la terapia me salga gratis…

No pasó nada fuera de lo que debería pasar en una fiesta de disfraces, de minifaldas al por doquier, de las promos del antaño mezcladas entre treinta generaciones del colegio de siempre, que también siempre se cruzan – por algún interesante motivo – con los magísticos. Todos ellos disfrazados de deportistas, de capitanes de barcos piratas, y de sí mismos – quizás porque la propia naturaleza humana es un disfraz. Valientes, eso sí, para aceptar estas realidades.

– Ven aquí colegiala… ¿por qué no hiciste tus tareas? Ahora este profesor te va a enseñar la lección

– Tú y tu doble sentido de las cosas… francamente…

Sí, también siempre hay el doble sentido inherente de la edad del siglo de las luces, la intensidad, la pasión y la cándida ingenuidad de no reflexionar las cosas que uno dice – cuyas consecuencias quedan para la eternidad… y quién sabe si también formarán parte de alguna basurita en el subconciente.

Y también, siempre aparece ese momento de amistad, de aquella dulce ternura y consuelo en el mundo de la vida de los seres humanos. De pronto le vino a la mente la historia de la tácita amistad de Tarrou y Rieux…

– Vamos, con las manos… – extendió sus manos hacia ella.

– No, con las manos no por favor. ¿No me ves? Estoy toda sudada, me estoy derritiendo delante de ti.

– Oh, vamos! Dame las manos… lo demás es lo de menos…- Le tomó de las manos, y ella se sintió agradecida. Un agradecimiento difícil de explicar, porque entre el sudor, la música, las lucesitas de colores, las alas de mariposa, las zapatillas de deportista y las minifaldas no había forma de explicar lo bonito que es sentirse comprendido gracias a un simple gesto.

– ¿Has leido La Peste de A.Camus?

«Valor, ahora es cuando hay que tener razón», esos otros habían recobrado sin titubear al ausente que creyeron perdido. Ésos al menos por algún tiempo, serían felices. Sabían, ahora, que hay una cosa que se desea siempre y se obtiene a veces: la ternura humana

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verdades

Y esa pitonisa, la hermosa chica de la flor en la cabeza y de cabellos negros ondulados, aceptó leerle las palmas de la mano.

– Mañana será un día hermoso

– Esperanzadora eres… pero quiero la verdad

– Más tarde irás al baño

Posiblemente uno sobreestima el valor de la verdad Leer más »

excitada

– Me gustó mucho la película. Tenía una historia muy, muy inteligente

– A mi me gustó el aspecto técnico

– Sí, estuvo bueno. Pero… no sé, me parece que fue un film un tanto ¿soberbio? Pero, a ver, ¿cómo me explico? No sé, un tanto ¿imperialista?

– Sí, entiendo lo que quieres decir…

– Permíteme encontrar el adjetivo adecuado…. mmm soberbio, soberbio…. eco, apoteósico. ¡Eureka! Fue un film un tanto apoteósico. No sé…. me gustan los films más sencillos, menos estrepitosos digamos. Pero no negaré que la historia me pareció muy inteligente… me excitó sobremanera

– Veo…

– A propósito, eso te quería preguntar. He estado usando mucho la palabra ‘excitada‘ y he percibido ciertas reacciones – fuera de lo común – de mis interlocutores… digamos…

– Sí… bueno, es que esa palabra está cargada de un sentido….

– ¿Sexual?

– Eco, sí, eso

– Jajajaja… con razón. Y yo la usaba a cada rato: “es que me excita demasiado hablar con él, es muy inteligente” “No te imaginas lo mucho que me excita encontrar a alguien inteligente… sencillo e inteligente.” “¡md…. qué excitación!” “ese film tiene una historia que me excita demasiado… Estoy excitadaaaaaaaa!!!!

– ¡Diana! Creo que no deberías gritarlo… no aquí al menos jajaja

– Oh cierto… lo lamento…. pucha, ¡la pavada! ¡Qué roche!

– Lo que sucede es que todas las palabras tienen un ‘espacio de uso‘ digamos, y ‘excitado‘ o ‘excitada‘, como tú misma lo intuyes, se usa mucho en un contexto sexual…. su uso así se ha popularizado. Y bueno, en nuestra generación, la gente todavía tiene esa tendencia a la chiquillada.

– Me acabo de acordar, que la palabra ‘penetración‘ también podría ser susceptible a esa connotación sexual – incluso inconcientemente de mi parte. Recuerdo una vez, en un conversatorio equis, uno de los ponentes, habló en la parte de descripción fenomenológica sobre “penetrar la cosa, es decir, rodearla, ver sus distintos aspectos y al mismo tiempo dejarse afectar por ella”. La cuestión es que a mi me pareció bastante violento usar la palabra “penetrar”. Y le hice esa pregunta, respecto de si en vez de “penetrar” no debería usar otra palabra…. no sé, quizás ¿“dejarse afectar”? – al fin y al cabo, lo primero me evoca a arbitrariedad y prepotencia mientras que lo segundo, a sutileza y asombro. Y si realmente quieres conocer y reconocer al sujeto, no lo puedes hacer con violencia, creo. Te confesaré que mientras hacía la pregunta, me dí cuenta de la carga sexual que dicha palabra tenía. “Mierda, y estoy preguntando delante de todos algo que me evoca a un contexto sexual… la pucha!” me puse roja y comencé a sudar como descosida – algunas veces puedo ser tan pacata – …. horrenda estuve… horrenda!

– Jajaja

– Cuando me trabo… me trabo completamente. Ah, sí… ¿qué fue lo que dijiste sobre el horizonte histórico de la palabra?

– ¿Cuándo?

– Cuando te comenté sobre mis dudas sobre lo ‘burgués’ y lo ‘proletario‘ a raíz de que me habían preguntado qué era ‘ser arty‘. (Se me da por encontrar relaciones a las cosas por todos lados).

– Ah si… es que, me parece que los conceptos de ‘proletario‘ y ‘burgués‘ son propios de ‘las clases sociales’ y los ‘modos de producción‘ – para utilizar la terminología del materialismo dialéctico de Marx…. Pero, hablarte de eso, no viene al caso ahorita. Lo que sucede es que luego, la palabra adquiere un nuevo significado con el paso del tiempo y con la ubicuidad de las personas que usan la palabra. Y hoy en día usas ‘proletario’ y ‘burgués’ con connotaciones que hacen referencia a ‘humilde’ y ‘ostentoso’ por lo general… ves?

– Ah… una suerte de “experienciar” la palabra.

– Sí… podría decirse. Cargarla de un nuevo significado en base a tu experiencia, a la cotidianidad de su uso, al momento histórico en el que estás, al entorno social, al lugar donde te encuentras, a la época, etc… Por ejemplo, dentro de la misma temática: En su tiempo, y en su geografía, antes estaba muy bien definida la diferencia entre ‘socialista‘ y ‘comunista‘: la segunda palabra hacía referencia a un régimen de ‘mayor madurez en los aspectos de la vida social donde las fuerzas productivas están muy desarrolladas para asegurar la abundancia de productos y el trabajo es la primera necesidad vital de la sociedad‘ mientras que la primera palabra te evocaba a una especie de régimen en proyecto latente de mejora, digamos. Pero ahora, en este tiempo y en este lugar pareciera que ambas palabras hacen referencia a lo mismo y están cargadas de cierto prejuicio negativo y despectivo, e incluso también de temor.

– Ya veo… es como si tú instituyeras nuevamente lo instituido. Es decir, desordenas y reordenas nuevamente las cosas de forma tal que te permita decir algo nuevo que no es lo del pasado…. “un nuevo ser cultural” “algo que no se había dicho antes”… el evento de la comunicación.oh Mon Dieu! Hoy en día, encuentro la fenomenológía por todos lados…. ¡eso me excita demasiado!

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burgués

Debe ser un tanto incómodo que «reduzcan» a términos muy simplistas a los autores que estás estudiando, en quienes hayas gran belleza y profundidad. A aquellos seres que te excitan sobremanera – en todo el sentido intelectual y corpóreo que dicha palabra hace referencia.

“Es un plomo” .- Sí, efectivamente… con un determinado enfoque, es cierto, porque es muy denso leerlo. Al menos él requiere de muchas lecturas y relecturas para iniciar el camino de comprensión de su planteamiento y del diálogo – que entabla con sus colegas a lo largo de muchos siglos. Pero, ¿acaso la filosofía no es así? ¿No se requiere acaso de profundidad, esfuerzo y rigurosidad?

Es muy probable que en este camino de comprensión se presenten desalientos y decepciones que te coloquen en un terreno – aparentemente – árido y sin bríos de dar fruto. Pero, he aquí que surge en el momento preciso – y paradógicamente menos pensado – esa chispa de esperanza, esa epifanía de encontrarte comprendiendo poco a poco este diálogo eterno de la búsqueda del saber.

Algunos filósofos burgueses como él o como Sartre oponen la fenomenología al materialismo dialéctico” .- ¿qué es ‘ser burgués’? Quizás el olor a libro guardado por décadas no me haya generado la apertura corporal e intelectual para comprender una “crítica” así de incisiva (pero es irónico, ya que un libro antiguo y guardado me genera respeto y curiosidad).

Es la primera vez que recurro a un diccionario filosófico, y tal como su nombre hace referencia, su consulta sólo me será pertinente como herramienta práctica. Rosental – Iudin están claramente parcializados. Vuelvo a hacer la pregunta ¿qué es ‘ser burgués’? Se habla de intelectual pequeño burgués… ¿existe el intelectual del proletariado? Intuyo que la connotación de “burgués” es un tanto despectiva.

¿Qué es ‘ser burgués’? He usado este adjetivo indiscriminadamente en muchas de mis conversaciones cotidianas con mis amigos. Vamos al Bolivar a tomar un pisco sour – pero qué burgués te pones algunas veces… ando muy proletaria (para variar) siempre. Tal vez haber cotidianizado esos términos le hayan quitado “asombro” a su real significado. Pero cuando escucho el término burgués en entornos más serios, digamos, me suena a algo tan despectivo. Ojalá me equivoque y sea simplemente una suerte de descripción objetiva sin carga estética o ética.

Quizás las motivaciones de escribir estos pensamientos, sean simplemente una respuesta sentida – y dolida – a los “reduccionismos” y simplificaciones de las teorías filosoficas que algunos autores hacen – léase Rosental Iudin – y que a la vez desnudan mi profunda ignorancia frente a la teoría de Kant, de Hegel, de Marx – mismo -, de Husserl y finalmente, de Merleau-Ponty ya que solamente me ampara mi intuición de creer que “por ahí no va la cosa”, pero me siento despojada completamente de rebatir lo que dicen. Me disculpo con los estudiosos y seguidores de otros pensadores que no menciono… ando todavía a tientas de buscar la luz.
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kármico

– Aló

– Aló, Diana

– [noooooooooooooooo] hola

– ¿cómo andas?

– Bien

– oye, vi que estabas escribiendo en tu facebook en francés. ¿Sabes acaso francés?

– [¿cómo eme sabes que escribo francés? Si te he bloqueado en el facebook y por ti he bloqueado a la mayoría de mis contactos. Por ti me entraron los escrúpulos con este tema de la privacidad en la internet y por tu culpa me cambié de nombre…. ¡acosador!] ¿cuándo viste eso?

– No recuerdo…. ¿hace un mes? ¿sabes francés?

– [md! ¿y si se me pasó bloquearte del facebook? ¡la pavada! pero estaba segura de haberlo hecho] ah ya… la verdad no… solamente algo. Sigo aprendiendo a hablar español aún.

– ¿y tu prima ya se fue?

– [ahhhhhhhh noooooooo…. mi primita hermosa, mi primita bella… el sólo hecho de imaginarme que también la has estado acosando a ella por el facebook, sólo porque se llama como yo, me pone la piel de gallina] Sí ya se fue.

– Ah… las pensaba invitar a salir…

– [noooooooooooooo] Ah, bueno, gracias. Mira, me debo ir y ya cuelgo. Adieu!

Lo paradójico, es que – si bien el acoso es virtual y por la internet – no llegará a leer este escrito nunca. Y si lo lee, no se reconocerá en él.

Debe ser una suerte de equilibrio cósmico del mundo kármico por todas las veces que he sido una stalker detestablemente acosadora.
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Desbordante

¿Puede la subjetividad trascendental autónoma – o independiente – no reducir la existencia simplemente a la conciencia de existir que el sujeto tiene, sino que “se desborde” así misma, de tal forma que envuelva a la conciencia de existir que el sujeto tiene de su existencia y además que “albergue” la encarnación del sujeto en la naturaleza, ergo, la posibilidad de ser en el horizonte de la historia?

Rpta N°1 ah?

Rpta N°2 No

Rpta N°3 Sí

Rpta N°4 De acuerdo a Wikipedia, la respuesta es 42… y yo le creo

Rpta N°5 Mais no, no, no… él dice que ya no sería una subjetividad sino una intersubjetividad. ¿ves?

“El verdadero Cogito no define la existencia del sujeto por el pensamiento que éste tiene de existir, no convierte la certeza del mundo en certeza del pensamiento del mundo. Ni sustituye al mundo con la significación mundo.”

F de la P de MMP

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quiero que mueras por mi y morirme contigo

Yo no quiero un amor civilizado,
con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.
Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.
Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.
Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin ti.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar“;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.
Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

(gracias a Karen de trova-en-la-unmsm) Leer más »

El «asombro» ante el mundo

– Para aprehender el mundo existente, debo primero sentirme existente en el acto de aprehenderlo. “No encontramos nada en la naturaleza sino lo que hemos puesto en ella”

– Pero, ¿no te parece que lo que dices es una suerte de absoluto? Es como si fueras tú el absoluto: “la certeza de mi para mi”… el «cogito inatacable»

El mundo ‘es’ antes de cualquier análisis o elucubración que yo pueda hacer del mundo. El mundo existe sin necesidad de que yo previamente lo racionalice. Él no está supeditado a “mi poder” de reflexión que yo pueda hacer entorno de él. De ser así, ¿no te parece que ignoraría contundentemente el problema del ‘Otro’?

Sería un tanto artificial e ingenuo… ¿no crees? Intuyo que el camino no va por ahí.

Él me contó, que a su vez le contó otro amigo que hay una suerte de ‘nueva visión de las cosas’. Le llama la “reflexión radical”. Y toda en sí misma es una paradoja: el «asombro» ante el mundo.

«Para comprender el mundo, debo comprenderme en el mundo. En la experiencia de mundo»

Mira tú… Leer más »

“Te da mundo”

Hace mucho tiempo, en una de nuestras conversaciones, le pregunté si viajar “te daba mundo”. Me dijo que sí, que en cierta forma te volvía más humilde.

Conocer, comprender, y respetar las nuevas formas de coexistencia que muchas veces desafían tus ‘prejuicios’ sobre la vida y sobre lo que tú consideras que ‘es’ y que ‘debería ser’. Te encuentras de pronto frente a nuevas formas de vivir, con concepciones distintas de la vida, de la armonía con tu entorno, de la fe, del éxito, del fracaso, etc.

El día sabado conocí a Ibrahim, a través de un programa de televisión llamado “Comidas del Mundo” por el canal de National Geographic. El presentador, Fred Chesneau, es una persona que me genera una gran simpatía y mucho respeto por la gran humildad, sensibilidad y sutileza que tiene para “dialogar” con los habitantes de los infinitos lugares en el mundo de la vida.

Ibrahim es “un nómada” que vive en el Desierto de Sahara y debe realizar una caminata de un día para conseguir agua. El mercado más cerca está a cinco días de camino. Fred, está extasiado por su encuentro con Ibrahim y su familia. Le genera mucho asombro la forma de vida que llevan, tan distinta a la que estamos acostumbrados en un mundo occidentalizado.

– ¿por qué has escogido vivir así? Estás en el desierto, donde no sabes si comerás carne – de camello – el día de mañana.

– Yo estoy aquí porque amo el desierto, mi vida es el desierto y en él encuentro las respuestas que mi alma busca. Tú tienes la hora exacta, yo en cambio, tengo todas las horas.

He oido muchas veces que el Perú es un país con muchas naciones y de muchas culturas. Y no dudo que esta aseveración sea verdad.

Me pregunto si nuestros conceptos de éxito o fracaso que tenemos en las urbes, son los mismos conceptos que tienen las personas de los pueblos indígenas como los Achuar, Awajun, Wampis, Kandozi, Asháninka, Nomatsiguenga, Shipibo, Shawi, Shiwilu, Kukama-Kukamiria, Uitoto, Tikuna, Kichwa del Pastaza, Bóóraá.

¿Cómo podemos convivir en tolerancia y respeto por nuestras diferencias sin segregarnos mutuamente y convertirnos en ciudadanos ‘de distintas clases’? Incluso nuestras lenguas son distintas. Pero el problema es un tanto más complejo ya que estas diferencias culturales, se posicionan en un marco de pobreza, segregación y ausentismo del Estado.

Nuevamente me pregunto si nuestros conceptos de pobreza son extensivos al contexto de los Pueblos indígenas. Mi amigo me contó, que su amigo le contó a su vez, que tiene otro amigo que estudia Antropología en San Marcos y que en una clase hablaron sobre ello. La esencia no es pobreza o riqueza, sino calidad de vida: tiempo con tu familia y respeto y agradecimiento a tu entorno, a la naturaleza.

Me imagino de pronto un Estado hablando quechua, aymara, awuajun, etc, respetuoso de la idiosincracia de los pueblos a los que sirve, sin querer homogeneizar – agresivamente- sino “reconocerse” en las diferencias de cada una de las naciones a las que sirve, y a través de este reconocimiento, permitir que sus naciones “se reconozcan” entre sí… una suerte de respeto y tolerancia por la grandeza de cada una.

Mi pregunta está planteada.

Mi sueño está planteado.

El camino…. ese camino está todavía expectante de ser camino en el mundo del vida. Leer más »