«De tu boca pura
Toda mi dulzura
Pendula sobre ti».
Una tibia caricia delicadamente se asoma bajo mi piel. El contacto de tus dedos sobre mi nuca me hace temblar suavemente, bajo la mirada y no puedo evitar sonrojarme ante tus palabras. Suena “Amo dejarte así” de Cerati. De por sí todo el escenario es sensual y yo confieso que no sé cómo llegué a esta situación.
“Eres preciosa. Divina. Hermosa. Tuve mucho autocontrol para no decirte nada antes”. “¿Y por qué lo dices ahora? ¿Qué es lo diferente?” pensé. Sin embargo sólo atiné a decir “Gracias”. Recientemente había (re)aprendido el significado del “Gracias” y como todo lo aprendido, lo estaba poniendo en práctica. Quizás la gratitud sea la puerta de entrada a una nueva dimensión llena de dones dulces y placeres inimaginables, de la cual sólo somos humildes y eternos exploradores. ¿Estaremos preparados para un paraíso así?
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