Archivo de la categoría: Cosas que pasan

Esas cosas que te pasan en el mundo de la vida

Puristas

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Foto tomada de mi Tumblr

Ce refus de choisir, cette distance prise avec les engagements, vus comme des jeux de théâtre – en ce sens Le Dernier Métro vient de loin, et se révèle un film beaucoup plus intime et personnel qu’on ne l’a dit-, sont un regard moral porté sur la période: «Ce moment, on ne sait pas s’il est théâtral parce que lié à la percepetion de mon adolescence, ou parce que les Français de l’époque n’avaient pas envie de voir de trop pres la réalité des choses, dans la mesure ou s’ils regardaient la vérité vraie, en face, la France aurait été un pays de résignés, face à la facilité de la collaboration, face aux dangers de la résistance” dira le cinéaste. Cela apparaît en définitive comme le principe éthique tiré par l’adolescente de sa première expérience de la politique et de l’Histoire. «De quel droit me jugez-vous?», pourrait-il lancer aux parents, aux professeurs, aux passants qui froncent les sourcils devant ses fugues, ses petits vols ou ses gros mensonges, tandis qu’ils demeurent les spectateurs de ce théâtre de boulevard de la collaboration et de la résistance.

Une image, une seule, a frappé l’adolescent, qui renforce ses convicions: un reportage sur l’ouverture des camps de concentration, les charniers, les morts vivants sortant des baraquements, vu au Cinéac-Italiens en mai 1945. Le théâtre de l’Occupation française apparut alors, en compararison, comme plus ridicule et dérisoire et les spectaterus résignés, plus passifs et grotesques encore.

Antoine de Baecque et Serge Toubiana. “François Truffaut”. Éditions Gallimard

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Been there…

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Foto de Jeanloup Sieff tomada de La canción de la Sirena

J’écris très lentement. Je peux passer un journée à écrire quelques centaines de mots, puis passer toute la journée du lendemain à les réecrire. Il faut que mon texte me paraisse, sinon parfait, du moins satisfaisant, avant d’aller plus loin, que le premier jet soit assez bon pour que j’avance dans le récit. Une foi que je suis assez satisfait, je continue mon histoire et je ne reviens pas en arrière. J’ai besoin d’oublier ce que j’ai écrit. Quand j’y reviens, je redécouvre des phrases que je n’avais pas lues depuis deux ou trois mois, et il arrive que ce qui m’apparaissait alors drôle, intelligent ou brillant me semble lourd, emprunté. D’ou l’importance de la deuxième lecture.

Ian McEwan. Le Magazine Littéraire. Mars 2011

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Mirada de desprecio real

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– Y al final… nunca limpiaste los inodoros. Ahí están la lejía y los guantes para que queden bien desinfectados. También está el desatorador… Ah, ¡y el moho! No te olvides de eliminar el moho.

– ¡Las reinas no limpian! ¡Las limpian! Estoy con mi corona real, además…

– Tú eres la reina… de los inodoros.

(Se nota que por aquí no pasó la intelectualidad femenina ni la intensidad feminista. Nada puede contra la interpelación del desinfectante de baño. Es una fuerza omnipotente) Leer más »

Té de tías

 

Dedicado a Claudia Carolina

«Estas elecciones están polarizando dramática y radicalmente a las familias – y a las amigas del alma – que se aman»

– El lunes del día siguiente al 10 de abril me deprimí. Y el día se deprimió conmigo. ¿Lo recuerdas? Estaba gris, a punto de morir. Creo que lloré todo el día incansablemente.

– Yo también estuve muy triste.

– La depresión me duró toda la semana. Recién me fui recuperando poco a poco… Leer más »

Ese dedo medio tan obsceno

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– Recuerdo que aquella vez en SIN TÍTULO, cuando apareció Vladimiro Montesinos no pude soportarlo. Todas las remembranzas pasadas de corrupción y abusos contra los derechos humanos afloraron en mis recuerdos. Me sentí asqueada. Sabía que era un actor representándolo con una máscara, pero no pude evitar sacarle el dedo medio. Dentro de toda mi obscenidad, me sentí muy sutil después de todo…

– Ajhá. Leer más »

Aquellos hombres que no aman a las mujeres

El día de hoy me sentí violentada. ¿Esa es la palabra propicia que debería usar? Sí, creo que es así. Me sentí traspasada por la mirada vulgar, pecaminosa y lasciva. Por aquella baja mirada impúdica, lujuriosa, y sinvergüenza.

Me sentí doblegada y desnudada a la fuerza por el zezeo impertinente y aberrante “mamachita-rica-te-haría-de-todo-y-por-todo”.

El irrespeto llegó a extremos deplorables. Todas las calles de Lima no son suficientes para expresar los alcances geográficos y la multiplicidad de sus reincidentes. Parecían equipos organizados con la vacuidad como estandarte: con los mismos gestos repetitivos, los mismos sonidos y zezeos, las mismas indiscretas y aberrantes volteadas para mirarte. Hay hombres que no aman a las mujeres.

Odié sentirme doblegada, indefensa, disminuida y reducida al mero objeto sexual. Hoy me quiero vengar. Quiero desfogar toda mi ira enfurecida sin limitaciones…

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Foto tomada de Flickr de carlosjtj

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Itaya

«(…) sería obrar más prudentemente, proceder aquí, según una máxima universal y adquirir la costumbre de no prometer nada a no ser con el propósido de cumplirlo»

I. Kant. Fundamentación de la metafísica de las costumbres. Primera Sección pag. 135 – 27
Trad.de José Mardomingo

– Y entonces, ahora deberé bañarme en el río Rímac. La promesa me la hice a mi misma…

– Oh… pero no. No puedes hacer eso… estarías atentando contra tu integridad personal.

– Pero entonces, se me presentaría un conflicto de “máximas universales”y luego…

– ¡Espera, no! ¿me vas a contar un mal ejemplo kantiano? Les temo infinitamente más que a los chistes malos de gallos sementales.

– No, no… no… iuj.

Recuerdo que alguna vez ya me bañé en un río simpatiquísimo – y no, no era el Mantaro -… Leer más »