La despedida

«Tengo pues, mi presente efectivo visto como futuro de este pasado»
Merleau Ponty

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Foto tomada de Flickr de jody9

– ¿Qué tal? Hace tanto tiempo que no sé nada de ti. Estoy demasiado emocionada… nunca nos despedimos.

– Quizás porque nunca dijimos que nos despediríamos

– Se sobreentiende. Temía haberte lastimado. Me lamentaba pensar que te hubiera hecho daño.

– Lo hiciste y mucho. Lo sabes

– Lo siento

– Y también me hiciste mucho bien. Digamos que tú me hiciste muchísimo bien y que fue la ruptura la que me lastimó.

– Tú iniciaste la ruptura

– Tú la continuaste

– Tú la terminaste indefinidamente. Un fin sin fin. Sigue ahí. Nunca te despediste. Cruel eh?

– Te di mi silencio… y también te lo quité

– Me hiciste mucho daño

– Estamos a mano.

– Y me hiciste mucho bien. Y te quiero mucho. Y te agradezco tanto. Te lo quería decir.

– Insisto. Estamos a mano.

– Somos afortunados, entonces.***

– Y ahora qué?

– Qué de qué?

– El qué… más

– El qué: nos despedimos, pues

– Finalmente. Gracias. Muchas gracias

– No hay de qué, sólo más de papa

– Y termina como comenzó: con el asombro del mundo por las cosas que dices.

– Y con la papa

***

– Sabes que jamás diría algo así. Eso es muy tuyo

– Eres mío. Eres mi creación. Yo te hice

– Me creaste en libertad. Yo no soy tuyo. Nací tuyo. Y ahora soy… soy de mi.

– Tú me enseñaste qué era la libertad

– No terminé. La libertad no se enseña. Se vive.

– Nos vamos a despedir o qué?

– hola

– hola

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