– Pero no… por eso estás desolada, precisamente porque te dejaste tentar por tu racionalidad. Y este espacio es muy distinto…
– ¿Cómo es eso?
– Se trata de sentir, de gustar, de saborear… de ir lentamente, poco a poco. De dejar que sea tu corazón el interlocutor y de que tú – tu ego – se vaya muriendo poco a poco para que Él nazca…. ¿Hai capito?
– Capisco* * *
Y luego pasó el tiempo. Entonces…. ahí estabas. Y te felicité efusivamente, con toda la alegría del mundo…
– ¡Al fin! Felicidades… ¿tú sabes? Encontrar al ser que te completa plenamente es una epifanía del alma. Y vale la pena esperar toda la vida, sólo por encontrar la respuesta. Y cuando lo haces, ya no importa nada, solo estar ahí, junto a su compañía…
Y no respondiste… sólo me miraste pensativo. Toda la gente del banquete estaba en silencio…
– Diana, estás soñando… nuevamente….