El Magis Asilo y nuestra historia en el mundo de la vida

Antes de continuar hablándote de lo que usualmente hablamos, te quería decir algo más que he aprendido justo el día de hoy hablando con mi amigo del alma. Ojalá encuentre las palabras y la inspiración necesarias para compartir contigo todo que siento y pienso, todo lo que me embarga y también lo que anhelo.

La primera pregunta que me planteo es la siguiente: ¿cuál es el principal interés de nosotros como voluntarios del Magis Asilo: los abuelitos o los mismos voluntarios? Mi primera inclinación es responder que son los abuelitos.

Siento que nosotros, como voluntarios de Magis Asilo nos constituimos para el servicio de ellos y nos legitimizamos por ellos mismos. Hemos escrito historias con ellos, compartido cuentos, alegrías y sonrisas. Sabemos sus nombres y apellidos, qué les gusta, qué oficio han tenido de jóvenes, si aman el tango o el chachachá, y si detestan cuando no los dejan ver los partidos de futbol. Esa es nuestra historia como voluntarios, como amigos… sin embargo, es posible que perdamos el horizonte y nos olvidemos de a quiénes servimos.

Respecto a esa piedra en el camino, no me siento con el ánimo de cambiar por el cambiar… del olvidar por el olvidar. Ya no tengo miedo a las presiones y a “que se enfrien los ánimos”. Esta labor no sólo se mueve por las emociones, sino por el compromiso y el amor… Muchas veces el amor parece un desierto sin agua, pero sólo lo parece, porque en el fondo, en su horizonte, late siempre la esperanza de encontrar un oasis de agua cristalina.

También siento que debemos esperar hasta junio. Y lo digo con tranquilidad, con seguridad plena, sin presiones de por medio, con mayor alivio luego de escuchar a mi amigo del alma. Es lo que mi corazón me dicta y me susurra al oído…. ver el todo en el curso de la historia: nuestra historia con los abuelitos.

Esta piedra en nuestro camino, este malentendido que nos ha pasado es un simple accidente en nuestra historia con ellos. Es un bache en todo nuestro proceso histórico. Por eso me pongo alerta y digo que no podemos estar jugando con la historia.

Es muy probable que habrán jóvenes voluntarios que desertarán, que están con la pasión e intensidad a flor de piel por cambiar el mundo… con el fuego ardiendo en sus corazones. Que necesitan hacer y hacer cuanto antes… Es muy probable que no deseen esperar… Y también es muy válido que busquen otros espacios para canalizar su pasión. Pero ese es un riesgo que me atrevo a tomar -un poco tarde, lo sé- pero espero que no sea tan tarde todavía.

Estas palabras las digo con mucha más clarividencia y con mayor alivio. Yo persevero en esta idea de esperar. Para los voluntarios que quieran esperar, esperaremos hasta junio; para los que no, persevero en la idea de encontrarnos en caminos futuros en el mundo de la vida.

En el transcurso de la historia nos encontraremos…

Diana

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