No existes, no existes, no existes… pero el pollo a la brasa hace que parezca que sí.
La cámara digital me la robaron en el día que fui a la Biblioteca Nacional… ya no estás y ya no existes.
Tu presencia es como el cerro blanco de La Oroya: de día cercano, de noche atemorizante.
Revancha? hay cuentas que saldar? la tienda de la esquina ya no te quiere fiar.
Es como un extraño tic nervioso, muy a lo Melcochita con “no vengan” pero aún persistes en quedarte ahí.
Toda la madrugada envuelta en bálsamos, acaricié el rostro del Osito Cariñosito… pero ni caso me hizo. Ya no existes.
No existes, no existes, no existes ya no existes cuarenta y tres veces cuarenta y tres…
No existes, y el gato de Schrödinger me da esperanzas de que esa sentencia no sea del todo cierta; porque en mi imaginario popular puedo saber tu ubicación y tu exacta velocidad.
No quiero conjugar contigo, no existes… no eres real, pero tampoco imaginario. No eres un número, y tampoco estás en las matemáticas. No puedo ser polar contigo porque sabéis bien que soy cartesiana.
En mis innumerables caminos quise buscar aquel fractal que convergiera contigo, pero ya no existes…. Ya no estás aquí.
Alguna vez fui feliz con IEEE 802.11 a… pero sabes bien que para lograr mayor cobertura debo sacrificar la velocidad de transmisión.
No existes, no existes, ya no existes….
Y ahora dudo sobre las revanchas y las cuentas que saldar, dudo si es conveniente colocar password a mi red wi-fi… por qué lo haría si sé que conoces todas mis encriptaciones? De que me serviría utilizar un servidor RADIUS y la autenticación AES si…. NO EXISTES!!!
(By the way, qué poema tan frikeado… cough, es la introducción para mi hackergotchi)
Update: Cualquier parecido con la canción de Soda Stereo “No existes” es purita coincidencia…. pero la elección de Soda Stereo no.
