Sinesio López Jiménez
Todos los países están librando una lucha desigual contra la pandemia del coronavirus. A unos les va mejor que a otros. En el Perú el gobierno del presidente Vizcarra ha tomado decisiones audaces y radicales para ganar la batalla en la fase tres (contagio comunitario) puesto que perdió las batallas en la fase uno (control externo) y en la fase dos (control familiar) porque las medidas fueron laxas y ambiguas.
El gobierno ha decidido ahora parar y revertir en el tiempo más breve posible el contagio comunitario. Una de las formas más eficaces es obligar a que todos nos quedemos en casa. Es necesario generar el aislamiento social evitando las conglomeraciones sociales que son los espacios de contagio. Este es el sentido y el objetivo de la declaración del Estado de emergencia por quince días.
El gobierno toma decisiones audaces pero el Estado queda rezagado. No tiene las capacidades necesarias para hacer efectivas las decisiones del gobierno. ¿En qué consiste la falta de capacidades estatales? Es la carencia de un buen diseño institucional, de organizaciones eficaces, de habilidades burocráticas, de una infraestructura adecuada, de recursos necesarios y de una suficiente capacidad impositiva para desempeñar bien las diversas funciones que tiene. Así ha sido construido el Estado por las elites civiles, militares y tecnocráticas a lo largo de nuestra historia.
El gobierno ha formado un comando visible y confiable, presidido por el presidente de la Republica, que dirige la batalla. Analiza diariamente con los mejores especialistas la situación, evalúa las diversas alternativas de solución y asume la que le parece mejor. Estamos viendo que los médicos y el personal de salud, los policías, los militares y otros grupos burocráticos (en las ciudades donde hay contagio y donde operan las capacidades del Estado) se esfuerzan hasta el heroísmo por ganar la batalla, pero también los vemos desbordados por gente irresponsable que no quiere entender la gravedad de la pandemia. El estado no tiene la capacidad coercitiva para hacer cumplir la ley.
Si el gobierno pierde esta batalla, el Perú está perdido. Todos habremos pedido. Basta ver el mapa provincial de distribución de capacidades estatales para llegar a esta conclusión. La mayoría de las provincias del Perú tiene pocas o muy pocas capacidades estatales para poner orden, hacer cumplir la ley, garantizar la seguridad ciudadana y distribuir bienes públicos como la salud y la educación.