Sinesio López Jiménez
El poder oficial, caracterizado por la rigidez y la solemnidad, se ha licuado. Las corazas que lo blindaban se han diluido. El Poder Ejecutivo y el Legislativo ya no tienen poder. Como en toda crisis profunda, este se está desplazando, si no se ha desplazado ya, a la sociedad y a los ciudadanos. El poder líquido del Ejecutivo está a punto de evaporarse. Eso depende solo de una pequeña movida en el Congreso: la censura de su junta directiva y chao, Presidente Sagasti.
Pero el poder parlamentario también se ha diluido. El Congreso levita sobre un vacío insondable. Está divorciado de la sociedad. Nadie lo quiere ni lo sustenta. Epur si muove y puede hacer esa movida irresponsable, respaldado por la decisión perversa del Tribunal Constitucional (TC) que lo invita a dar golpes sucesivos en el último año de gobierno.
¿Qué ha sucedido? ¿Por qué se ha diluido el poder?. “Todo lo sólido se desvanece en el aire” escribió Marx en 1848 para definir el impacto de la modernidad en el mundo feudal y tradicional. Bauman, brillante sociólogo polaco recientemente fallecido, ha sostenido que la postmonerdad disolvió las estructuras, las instituciones y los valores de la modernidad y ha dado lugar a la actual modernidad líquida en la que todo fluye y nada se detiene. FH Cardoso, el más destacado sociólogo de AL y expresidente de Brasil, ha escrito (“New paths: globalization in historical perspective) que las características del capitalismo global son el dominio del capital financiero, la revolución científica y tecnológica y la revolución de las comunicaciones.
Los impactos de la revolución científica y tecnológica y de la revolución de las comunicaciones en los diversos campos de la vida social son impresionantes. Detengámonos un poco en el posible impacto de la revolución de las comunicaciones en la política. Es probable que se construya una forma de estado más flexible y con más capacidades. Estamos viendo ya el impacto en la provisión estatal de bienes públicos, en particular en la salud y la educación. Ojalá pronto lo veamos en la justicia. Es probable que la forma que asuma el gobierno sea más abierta, transparente y ayude a la gobernabilidad. Es posible construir un nuevo pacto social (la constitución) que permita organizar un régimen democrático y equilibrado entre Estado, sociedad y ciudadanos.
Estamos viendo ya el impacto de la revolución de las comunicaciones en las formas de representación social y política. Los “partidos” se han convertido en cascarones vacíos que representan a pocos o a nadie. Convocan a muy pocos y ya no son la voz de los sin voz. Todos tenemos voz. La comunicación veloz permite la autoconvocatoria rápida y nuevas formas de acción social y política. Es probable que surjan nuevos movimientos sociales y nuevos partidos-redes que expresen mejor la diversidad y la fluidez de la estructura social. Los “partidos” existentes que quieran sobrevivir tienen que adecuarse a las nuevas exigencias de la revolución de las comunicaciones. Hay que mirar a Chile que es un laboratorio de refundación de la política. Pienso que el Perú ha comenzado a recorrer el mismo camino.
¿Es posible que Sagasti sobreviva en el poder líquido?. El poder no está en las FFAA, ni en la policía, ni en la burocracia, ni en Partido Morado, ni en el Congreso. Está en la calle en movimiento y en la sociedad contestaria. Si quiere sobrevivir, Sagasti tiene que apoyarse en ellas para detener las movidas arbitrarias del Congreso.