Sinesio López Jiménez
La controversia entre el Cardenal Cipriani y la PUCP no versa sobre un asunto religioso, aunque tiene una arista religiosa. Tampoco es un problema principalmente jurídico sobre la propiedad de los bienes de la PUCP, aunque tiene un lado legal y se desarrolla en ese campo. No es, desde luego, un problema académico, aunque puede verse también desde ese ángulo. A mi juicio, el problema de fondo es político y puede ser resumido con crudeza de la siguiente manera: Con el pretexto de reivindicar el correcto uso de la herencia dejada por Riva Agüero a la PUCP, Cipriani pretende apropiarse de todos los bienes de la PUCP (incluidos los que ésta adquirió con el producto del trabajo de varias generaciones que laboraron en ella) con la finalidad de expulsar de sus aulas a todos los que no piensan como él (incluidos los católicos que no son conservadores) y llenarlas con las huestes del Opus Dei y sus socios ultramontanos.
Para lograr este objetivo, Cipriani hizo un acuerdo bajo la mesa con el ex-presidente García y con algunos dirigentes apristas con la finalidad precisa de presionar al Tribunal Constitucional (TC) y de influir en los jueces que tenían en sus manos el conflicto legal. El resultado previsible no se dejó esperar. Cipriani obtuvo un triunfo parcial y parcializado, como lo dije en su momento. Ahora lo esgrime para sostener que los tribunales le han dado la razón. Es cierto: Se la han dado sin tenerla, por presión de García y compañía. El runrún de entonces era que alguno de los integrantes del TC modificó el sentido de su voto a cambio de permanecer más tiempo en su puesto. Este es un tema que amerita una investigación por el actual Congreso de la República.
Para desgracia de Cipriani, su candidata favorita perdió las elecciones generales de este año, el nuevo gobierno mantiene la neutralidad en este conflicto y se espera que los jueces decidan sin presión de ningún tipo. En esas condiciones políticas desfavorables, Cipriani acude al Vaticano y a los órganos eclesiales que tienen que ver con la educación católica para que le saquen las castañas del fuego. Estas instancias eclesiales pretenden obligar a la comunidad universitaria de la PUCP a cambiar la elección de las autoridades de la PUCP para que Cipriani entre por la puerta grande. El viernes 23 la Asamblea Universitaria de la PUCP decidirá en forma democrática si entrega la universidad al Opus Dei o mantiene una universidad libre y pluralista en la que es posible combinar la autoridad de la fe con la crítica de la razón como en la mejor tradición de la escolástica republicana de Tomás de Aquino.
Cipriani es un político reaccionario y un decisionista de derecha. El cree que la PUCP vive una situación de excepción (de caos, de confusión, de desorden y de influencias demoníacas) y que sólo puede ser salvada por una decisión política que imponga un nuevo orden legal, académico y administrativo: el del Opus Dei. Es fundamentalista pues fusiona la política con la religión. Cuando habla en RPP cree que está en el púlpito y que su palabra es la ley. Es un político duro y rudo, apoyado por la ultraderecha política y mediática. Sus adversarios de la PUCP, en cambio, son gente bien educada, democrática, de buenos modales, tolerante, que confía en la justicia y que mantiene el conflicto, a mi juicio erróneamente, en el ámbito puramente legal.
El Concilio Vaticano II permitió el tránsito de lo que Habermas ha llamado la publicidad representativa a la publicidad moderna basada en el diálogo y en “el uso público de la razón” (Kant). Actualmente la Iglesia Católica ya no debiera tener sólo fieles (sometidos a la autoridad de la fe) sino una combinación de públicos y fieles como producto del diálogo entre la razón y la fe. Me pregunto si ha llegado ya la hora de decirle a Cipriani lo que el brillante monje Marsilio de Padua le dijo al Papa en 1324 en su famosa obra Defensor Pacis: “Ud. dedíquese a llevar almas al cielo y deje que la sociedad civil resuelva sus necesidades materiales mediante la producción y la distribución”.
PUCP: EL PROBLEMA DE FONDO
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Apreciado Sinesio:
Cuanto quisiera compartir contigo lo que dices que la gente aquí es tolerante.
Mi vivencia me dice lo contrario.
La expulsión de las aulas decidida por esa gente tolerante que señalas se da y se está dando.
saludos,
José Alvarez.
PD.- ¿Seras tolerante al punto de publicar el comentario de este humilde profesor de la PUCP?
Tienes TODA LA RAZON : en este conflicto se confunden las cosas en el más rancio estilo eclesiástico de sacar provecho propio y salirse con la suya.
DEFENDAMOS NUESTRA UNIVERSIDAD
Lamentablemente, la intolerancia de la ultra derecha no le permite digerir su derrota política, e insatisfechos con ello han emprendido una cruzada reaccionaria; esta vez encabezada por los fariseos del opus dei.
Creo que no se han dado cuenta que la universidad católica se encuentra en decadencia moral y académica. Tenía que SER una universucha como lo son sus egresados.
EN PRIMER LUGAR, CARLOS QUIÑONEZ, NO PUEDES EXPRESARTE OFENDIENDO A LA MEJOR UNIVERSIDAD DEL PERU.
EN SEGUNDO LUGAR, EFECTIVAMENTE CIPRIANI ES EL CULPABLE DE TODO ESTO, POR SU AVARICIA Y POR NO DEDICARSE A EVANGELIZAR, EN VEZ DE METERSE A LA POLITICA.
EN TERCER LUGAR, POR ESTE DISQUE CARDENAL, ES QUE CADA DIA SE PIERDEN MAS CATOLICOS Y SE VUELVEN EVANGELICOS.
DIOS QUIERE QUE SE SOLUCIONE ESTE PROBLEMA Y LA PUCP SIGA SIENDO AUTONOMA.
Sr. Sinesio,
He leido su blog y lo resumo en lo siguiente
1. Superficial,
2. Ignorante,
3. Parcializada,
4. Cerrada y,
5. Manipuladora
Conclusion ****
Para opinar debes conocer los deberes y obligaciones de un cristiano asi como el funcionamiento de su sistema. Por algo tiene una vigencia de mas de 2000 años.
CONSEJO ****
NO HAY MEDIAS TINTAS PARA LOS CATOLICOS, NO EXISTEN LOS MEDIOCRES, ERES O NO ERES CATOLICO!!.
Si eres de la EX-PUCP, TU ERES EL PROBLEMA DE FONDO