Sinesio López Jiménez
La combi de la derecha para la primera vuelta está llena y la de la izquierda llevará, al parecer, dos conductores. Keiko Fujimori, Mercedes Araoz, PPK, Castañeda y Toledo van al mismo puerto: la continuidad del neoliberalismo extremo acompañado de un agresivo neopopulismo (para la campaña). Ollanta y el candidato de Fuerza Social se dirigen a otro puerto: el cambio con distintos grados de radicalidad. Los candidatos de la derecha presentan, sin embargo, algunas diferencias de las que depende su pase a la segunda vuelta. Dos de ellas son las más importantes. La primera diferencia es la calidad del candidato y la segunda es el electorado que lo apoya. La calidad del candidato depende, a su vez, de algunas características decisivas: la capacidad de comunicación, la experiencia de participación en campañas electorales, la experiencia de gobierno, el carisma que irradia y el nivel de credibilidad que transmite.
La segunda diferencia proviene de la amplitud del electorado que apoya a los candidatos (según las encuestas). En este caso hay varias situaciones: apoyo de clases medias y altas (Araoz y Kuczynski); respaldo de clases altas, medias y populares urbanas limeñas (Castañeda); apoyo de clases altas, medias, populares urbanas en general y algo del campo (Toledo); respaldo de clases altas, populares urbanas en general y del campo (Keiko). Evaluando los candidatos de la derecha de acuerdo a estas diferencias y características se puede establecer quien está en mejores condiciones de pasar a la segunda vuelta. Si se toma la primera diferencia, Toledo lleva la delantera, salvo en lo que se refiere a la credibilidad: Hoy ofrece lo que, estando en el gobierno, no hizo. Los más débiles, siguiendo este criterio, son Castañeda y Keiko. Araoz y Kuczynski se sitúan en un punto intermedio.
Si se toma la segunda diferencia, Toledo y Keiko llevan una gran ventaja. Los candidatos con menor respaldo parecen ser Araoz y Kuczynski. Castañeda se ubica en un punto intermedio. Tomando en cuenta ambas diferencias y sus características, Toledo está en mejores condiciones de pasar a la segunda vuelta que los otros candidatos de derecha. Me parece que el candidato más frágil es Castañeda cuyas filas serán diezmadas por los otros candidatos, especialmente por Toledo.
¿Qué pasa con la combi de la izquierda?. Si en lugar de dos conductores tuviera uno sólo, su pase a la segunda vuelta estaría garantizado, pero con dos candidatos arranchándose los votos del mismo espacio de izquierda, el pase no es seguro. Ollanta está mejor situado, sin embargo, para pasar a la segunda vuelta siempre y cuando vaya en un solo frente con todas las fuerzas de la izquierda (salvo obviamente FS) y mantenga una clara radicalidad en sus planteamientos de cambio. Unidad y radicalidad son necesarios para enfrentar a la derecha fragmentada que, siendo tal, quiere mostrarse de centro. Y algunos candidatos derechistas hablan sin pudor del “gran cambio” para las galerías. Ollanta ganó en la primera vuelta en el 2006 porque no tenía competidores en el campo izquierdista, salvo la tradicional izquierda fragmentada. Ni el fujimorismo ni el toledismo tenían candidatos propios. En la segunda vuelta estuvo al borde la victoria porque monopolizó el cambio radical que demandaba el campo de la izquierda.
En la primera vuelta del 2011 Ollanta tiene que abrirle un libre curso a la ira contenida del pueblo. Si la moderada Lima pide cambios de política económica y califica la situación actual del Perú como injusta (según la encuesta de la PUCP), las regiones, que por lo general son más radicales, van a expresar su malestar y su protesta en el voto de la primera vuelta. Unidad de la izquierda y radicalismo configuran la táctica de Ollanta para pasar a la segunda vuelta y moderación, para ganar en la segunda. De esa manera está en mejores condiciones de derrotar a Keiko Fujimori, quien ha invadido el campo popular que, sin embargo, ha votado por el cambio radical desde los 80.
LA PRIMERA VUELTA
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