UN GOBIERNO DE LOS RICOS

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Sinesio López Jiménez

La inflación está produciendo estragos en García. No en su voluminosa corporeidad, por cierto, sino en su ya magra popularidad. El descenso es vertical si se compara julio de este año (31%) con el mismo mes de año pasado (45%) y visiblemente declinante si se compara con el mes anterior (37%). Este es el porcentaje de aprobación más bajo en la ciudad de Lima que siempre ha engreído a García en los dos años que lleva de gobierno. La desaprobación tiene sexo y clase social. En efecto, son las mujeres, los sectores populares, los pobres y los muy pobres los que desaprueban su desempeño. Las causas principales de su desaprobación son el alza de costo de vida y el incumplimiento de sus promesas electorales. Este reclamo, constante en todas las encuestas, debiera enseñar a García y a todos los políticos que no pueden cambiar impunemente de posición política cuando transitan de candidatos a gobernantes. En el polo opuesto, los sectores medios y altos, que aprueban su gestión, sostienen que está haciendo una buena gestión económica y que ha logrado mantener la estabilidad económica.

La insatisfacción de los limeños es tanto económica como política. Una mayoría relativa de limeños (39%), especialmente las mujeres y los sectores pobres y muy pobres, siente que su situación económica es peor que la que tenían hace un año, pero el 40% es relativamente optimista pues cree que ella mejorará mucho o algo en el próximo año. Este optimismo individual contrasta, sin embargo, con el pesimismo cuando se miran las cosas en el seno de la familia (40%) en donde las cosas irían algo peor o mucho peor en los próximos 12 meses. El malestar político se expresa claramente en la enorme insatisfacción (64%) de los limeños con la democracia, pese a que el 62% cree que ella es la mejor forma de gobierno. Pero no se puede cerrar los ojos ante el crecimiento sostenido de los que piensan que les da lo mismo cualquier forma de gobierno o que en ciertas ocasiones es aceptable un gobierno no democrático. Estas creencias políticas constituyen el núcleo de las actitudes anti-sistema que probablemente son más altas en el centro, en el sur y en el oriente. El ideal democrático termina, sin embargo, salvando a la democracia realmente existente. ¿Cómo explicar esta aparente contradicción?. Es probable, por un lado, que cada uno de los limeños cultive en su imaginario un tipo de democracia que choca con la realmente existente y, por otro, es muy posible, como lo ha señalado Guillermo O´Donnell – destacado politólogo argentino- que la democracia sea una especie de chivo expiatorio que termina pagando los platos rotos del mal desempeño del Estado en el que ella se enmarca. La insatisfacción política se expresa también en la enorme desconfianza de los limeños con las instituciones, especialmente el congreso, el poder judicial y los partidos políticos. Sólo las FF.AA. se salvan de la racha de desconfianza ciudadana en las instituciones estatales.

La encuesta de Julio de IOP de la PUCP trae algunos datos relevantes y reveladores para los políticos y los analistas y despeja las dudas (si algunos las tenían) sobre la orientación social del gobierno de García. Los limeños, independientemente de la edad, el sexo y el estrato social, creen que García gobierna para los limeños más que para los provincianos, para los dueños de las grandes empresas más que para los trabajadores, para los empresarios extranjeros más que para los nacionales, para la clase alta más que para las clases populares. ¿Qué dirá la caverna política de la lucidez de los limeños? ¿ Estos limeños forman parte también del electarado que no sabe escoger a sus gobernantes?. La clara percepción del sentido social de las políticas del gobierno de García proviene no sólo de su inteligencia, de su nivel de educación e información sino también de su sensación en la piel y en el estómago. La mayoría de los limeños (38%) se autoubican ideológica y políticamente en el centro y ubican al gobierno de García en el centro-derecha o en la derecha pura y simple. Es un dato relevante para la política y para las futuras campañas electorales el dato según el cual el 29% de los limeños se autoubica en el centro derecha o en la derecha, cifra que contrasta con el 18% que se coloca en el centro izquierda o en la izquierda. Todo esto confirma la hipótesis que sostiene que Lima y el Perú han experimentado un proceso indiscutible de conservadorización ideológica y política. Los que se ubican en el centro provienen casi por igual de las diversas clases sociales. En cambio, los se definen como de izquierda o centro izquierda proceden principalmente de las clases populares y pobres y los que se autodenominan de derecha o de centro-derecha provienen especialmente de las clases medias y altas. Si así están las cosas casi a mitad de su gobierno, García bien puede recitar los seis primeros versos de la Divina Comedia de Dante: Nell mezzo del camin di nostra vita/ mi ritrovai per una selva oscura/che la diritta vía era amarrita./ Ohimé, a dir qual era é cosa dura/ questa selva selvaggia ed aspra e forte/che nell pensier rinnuova la paura.

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