Archivo por meses: febrero 2017

TODA LA VERDAD

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                                   Sinesio López Jiménez

Una gran desconfianza reina en el país. Los peruanos tenemos la impresión que se nos ocultan muchas cosas que debiéramos saber sobre la corrupción. Los medios y las redes quieren embarrar a todos para salvar a los verdaderos culpables o atenuar sus responsabilidades. Esa confusión se extiende incluso a los que protestan contra ella. Muchos contestatarios creen erróneamente que todos los políticos son corruptos. Los peruanos necesitamos saber toda la verdad por varias razones.

En primer lugar, necesitamos saber todo lo cantado por Barata, el representante de Odrebecht en el Perú. Hasta ahora sólo la Fiscalía, gracias a la justicia norteamericana y brasileña, monopoliza la información sobre las coimas. Tomadas prontamente las medidas del caso, la Fiscalía debe informar a todos los ciudadanos y debe hacerlo ya para acabar con la desconfianza generalizada.

En segundo lugar, es probable que lo dicho por Barata no sea toda la verdad. En todo caso, todo lo que ha dicho puede ser contrastado con los hechos. Esa es la tarea de jueces y fiscales. Pero es probable que Barata no haya dicho todo lo que sabe sobre la corrupción de su empresa y de los políticos en el Perú.

En tercer lugar, Barata sólo se refiere a las coimas y a los depósitos de dinero, pero no alude al conjunto de normas, dispositivos y adendas que es la contraparte gubernamental de la coima. Esta contraparte no se reduce al visto bueno de las licitaciones dado por los coimeados sino también y principalmente al tinglado normativo que deciden los presidentes y los ministros. Los fiscales y los jueces (también los medios) sólo miran la coima y la ruta del dinero, pero están dejando de la lado todo el arreglo normativo expresamente establecido para hacer viables las coimas. Están pescando a las pirañas, pero dejan escapar a los tiburones.

En cuarto lugar, la corrupción no se reduce a la coima sino que extiende a las donaciones, las conferencias sobrepagadas, etc, etc. La ruta del dinero no se dirige sólo a las pirañas sino que es probable que llegue hasta los tiburones y, viceversa, cuando llega a los tiburones es probable que chorree a las pirañas. En quinto lugar, Barata, hasta donde se sabe, se refiere a las coimas repartidas a los funcionarios corruptos, pero no dice nada de las sobreganancias repartidas entre Odrebecht y sus socios peruanos. Graña y Montero está pasando piola y los fiscales están silbando al techo.

En sexto lugar, no solo Odrebecht ha actuado en el Perú sino también otras empresas brasileñas que operaban con las mismas prácticas corruptas. Pero de ellas sabemos poco o nada. En sétimo lugar, la corrupción no se circunscribe a las empresas brasileñas y a los ministerios que tienen que ver con la infraestructura. Lamentablemente ella se extiende a casi todos los ministerios sin que los organismos de control hayan hecho algo para evitarlo. La corrupción los pone en la picota y los involucra. Hace poco García se vanagloriaba, como si fuera una condecoración, de haber sido investigado 39 veces y de haber salido ileso en todos los juicios. En todo caso, debemos un reconocimiento a los presidentes (Paniagua, Belaúnde, Haya, Bustamante y Rivero) que nunca fueron citados por los jueces porque actuaron con pulcritud y limpieza.

LA CORRUPCION Y LA TECNOCRACIA

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Sinesio López Jiménez
Tres son los componentes centrales de la política moderna: los políticos que deciden, los tecnócratas que saben y los ciudadanos que pifian o aplauden, esto es, otorgan legitimidad a los que cortan el jamón. Según Max Weber, los políticos deciden sobre medios y fines, mientras que tecnócratas solo deciden sobre medios. No siempre existe un equilibrio entre ellos. La asimetría es la relación más frecuente. En algunas épocas y gobiernos predominan los políticos; en otros, los tecnócratas. Los ciudadanos son los que siempre llevan la peor parte, aunque se les reconozca ciertos derechos y se les ofrezca algunas garantías.
El el Perú neoliberal post-90, los tecnócratas asumen un mayor peso político en relación con los partidos personalistas que tienen poca importancia. En realidad los tecnócratas, además de ejercer el conocimiento de los expertos, deciden en alianza con el Presidente de la República y refuerzan esta coalición con el respaldo de los poderes fácticos. Este respaldo arrebata el carácter autónomo que algunas veces tiene la tecnocracia.
Esta coalición presidencial-tecnocrática, reforzada con los poderes fácticos, ejerce el poder del siguiente modo:
1. Apuesta a la eficacia decisoria y hace de ella la fuente de la legitimidad y de la gobernabilidad. La eficacia decisoria no se deriva sólo de los políticos elegidos que deciden sino también de la tecnocracia que tiene el conocimiento experto y que, por eso, también participa en las decisiones.
2. La democracia choca con la eficacia decisoria porque ella abre las puertas a las demandas y a la protesta social. La tecnocracia quiere una torre de marfil para decidir y evitar el “ruido político”. El gobierno tecnocrático quiere una sociedad en silencio que lo deje gobernar.
3. La eficacia decisoria exige concentrar las decisiones en la cúspide del poder, esto es, en el Presidente de la República y en la alta tecnocracia. Desde esta perspectiva, fortalece algunas instituciones (BCR, MEF, SBS, SUNAT), pero debilita otras, entre ellas los organismos de control institucional.
4. El secretismo es la forma preferida de gobierno. Hay que decidir en secreto para que los ciudadanos no se enteren ni cuestionen las decisiones políticas. Todos los gobiernos post-90 han apelado con frecuencia a los decretos de urgencia para evitar el debate público en el Congreso.
5. El hiperactivismo legislativo del gobierno gracias a la delegación de facultades del Congreso, recurso al que apela con frecuencia.
6. El debilitamiento de la accountability vertical de los ciudadanos en la hora de elegir y del control social de la sociedad civil como producto de la neutralización de la presión social y del escrutinio público. Con este fin los gobiernos tecnocráticos deslegitiman las protestas sociales criminalizándolas.
La tecnocracia ha participado activamente en el diseño y aplicación de las privatizaciones, de las concesiones y de las APP y en sus distorsiones. Tienen por lo menos una responsabilidad política y, en algunos casos, posiblemente penal.

LA CORRUPCIÓN Y LOS PARTIDOS

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                                               Sinesio López Jiménez

Hablar de partidos políticos en el Perú es un abuso del lenguaje. Con la crisis de los populismos en los 80 del siglo pasado y la llegada del neoliberalismo, los grandes partidos que tenían un enraizamiento social más o menos sólido e ideologías cerradas y apasionadamente vividas se transformaron en partidos  blandos que levitan y abrieron las puertas a los partidos personalistas. ¿Son partidos Perú Posible, Gana Perú, Partido por el  Cambio, Solidaridad Nacional, APP, TyL?. ¿Y el fujimorismo?. No es aún un partido, pero es el que más se aproxima. Casi todos ellos son pequeños entornos de un caudillo que han logrado comprar una franquicia electoral en el mercado. Son “partidos” personalistas.

Para ganar el gobierno en los regímenes democráticos los nuevos partidos personalistas y los viejos partidos (que también han devenido personalistas) tienen que competir haciendo costosas campañas electorales que son una poderosa fuente de corrupción política. ¿De dónde sacan los recursos?. Principalmente de financiamientos privados. Algunos, incluso si provienen de grandes empresas, son legales, pero condicionan al gobierno que respaldan. Otros  provienen de robos al fisco, de coimas y del narcotráfico y los partidos disfrazan la ilegalidad de los recursos con falsas actividades partidarias que nadie controla ni sanciona.

Muchas veces el financiamiento legal e ilegal no se usa sólo para las campañas electorales sino también para el enriquecimiento personal. La política los hace ricos. Algunos políticos de origen social modesto hoy son millonarios. Una solución posible para eliminar la corrupción en las campañas electorales es prohibir el financiamiento privado y otorgar el financiamiento público a los partidos. Como se ha hecho en Méjico. Esto no anula la competencia ni el éxito de los partidos en la campaña electoral. Verónica Mendoza del FA no tuvo millones para gastar en su campaña electoral, no contrató un solo aviso en la TV ni gastó en paneles publicitarios y, sin embargo, obtuvo un excelente resultado electoral.

Los partidos personalistas (incluida el Apra que se ha transformado en un entorno de García) que ganan el gobierno no llegan a ser partidos de gobierno. Gobierna, no el partido triunfante, sino el presidente y sus amigos, los pretenciosos tecnócratas neoliberales y los poderes fácticos, esto es, los grandes empresarios, los medios poderosos y los militares (en el caso del fujimorismo). No tienen controles partidarios ni vigorosos controles institucionales porque el sistema político no los tiene y, en esas condiciones, son presa fácil de la corrupción.

¿Qué pasa con el caudillo presidente, sin controles partidarios ni institucionales, suelto en plaza, fascinado con todos los halagos del poder y tentado por el oro de los ricos?. Se vuelve hobsiano. Le salen “los espíritus animales” y se deja llevar por los apetitos materiales desmedidos y por la corrupción. Pasado el sueño de grandeza viene la pesadilla cuando lo atrapan con las manos en el fisco o en la coima. Algunos (Toledo y Humala) ni siquiera tienen un pequeño partido que los defienda. Otros (el fujimorismo y García) han transformado sus partidos en escudos para defender a sus líderes corruptos.

 

LA OCASIÓN

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                                   Sinesio López Jiménez

¿Sabrán aprovechar la oportunidad?. ¿Estarán a la altura de las exigencias éticas de la ciudadanía honesta del Perú o cederán nuevamente a las presiones y al blindaje de los políticos corruptos?. ¿Utilizarán la ley para defender e impartir justicia o se servirán de ella para justificar las injusticias, los saqueos al fisco y la podredumbre moral de los corruptos?. Me refiero a los fiscales y a los jueces porque nada bueno ni grande se espera de las comisiones parlamentarias de investigación, salvo miopía política, mediocridad intelectual y miseria moral.

Tampoco se espera algo bueno de la Contraloría ni del CNM que cobija en su seno a algunos personajes incapaces y éticamente discutibles. Los ciudadanos honestos del país concentran su mirada en los jueces y fiscales, observan sus pasos y movimientos, prestan atención a sus investigaciones y decisiones, vigilan su conducta y sus acciones. El colapso moral de la vieja política y de la nueva tecnocracia constituye también la ocasión para que los fiscales y los jueces digan con hechos a los ciudadanos que son capaces de corregir su pasado poco edificante y muestren con sus veredictos la grandeza moral a la que pueden llegar. Para alcanzar esa cumbre debieran regirse por las siguientes indicaciones:

  1. Sean audaces, valientes y justos. La prudencia que linda muchas veces con la timidez nada grande ha producido en la historia. No miren sólo a las pirañitas ni se hagan los ciegos frente a los tiburones. Las pirañitas no intervienen en las grandes decisiones de política ni en los grandes negocios. Estos son exclusividad de los tiburones. Barata de Odebrecht no habla ni negocia con las pirañitas sino con los tiburones. Las normas e indicaciones legales con las que operan las pirañitas las hacen los tiburones. La responsabilidad política y penal no la tienen sólo los pirañitas sino principalmente los tiburones.
  2. Constituyan un cuerpo sólido e integro de fiscales y jueces honestos que sea capaz de controlar (sino de regenerar) a los podridos. Hubo fiscales y jueces honestos en el pasado y los hay también en el presente que deben servir de referencia intelectual y moral.
  3. No se dejen presionar por los políticos corruptos ni caigan en el juego cainita de liquidar al adversario acusándolo de corrupto para salvar su pellejo. Ni los políticos corruptos ni sus partidos tienen la importancia que equivocadamente se les atribuye. La corrupción abismal y los magros resultados de las últimas elecciones los han liquidado. No los sobrevaloren ni les teman.
  4. Tampoco se dejen amedrentar por los poderes fácticos, en particular por algunos medios que parecieran dedicados a salvar a algunos políticos y empresarios corruptos.

La podredumbre moral es la ocasión también para que los ciudadanos honestos –que son la mayoría-, los medios transparentes e interesados en conocer y difundir la verdad y los políticos honestos, en particular los que vienen de las nuevas generaciones, ayuden a combatir y a enterrar el oprobio, a defender los avances y logros y a salvar la dignidad del Perú. Si desaprovechamos esta ocasión la corrupción nos arrasará y no quedará otra cosa que esperar lo peor.

 

¿CUAL ES EL NEGOCIO?

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                                   Sinesio López Jiménez

Cada época histórica y cada forma de Estado tienen sus propias formas de corrupción. El populismo tiene las suyas. El neoliberalismo tiene sus formas específicas. Las privatizaciones de las empresas públicas, las Concesiones y las Alianzas Público-Privadas dan lugar a un tipo de corrupción neoliberal: la apropiación irregular e ilegal de bienes y servicios públicos para beneficiar a las empresas privadas y a los funcionarios públicos corruptos. Los que pierden son el Estado y los ciudadanos en general. La inversión pública que es predominante en el populismo pero que se hace también en otras formas de Estado, incluido en el neoliberalismo, da lugar a una forma más común de corrupción.

Un mecanismo general de corrupción en las privatizaciones de las empresas públicas es la subvaloración de estas para venderlas barato a los privados. Esa subvaloración no es gratis, desde luego. Las denuncias y escándalos que se produjeron por la venta de empresas estatales a precio huevo en el caso peruano son bastantes conocidos (Telefónica, Empresas Eléctricas, Aero-Perú, etc). Otro mecanismo de corrupción de algunas privatizaciones fue la sobrevaloración de los servicios públicos. El más conocido e irritante fue el pago de la renta básica a la Telefónica que tuvimos que pagar todos los usuarios durante varios años.

Además de estos mecanismos económicos, en las privatizaciones opera otro que es abiertamente obsceno: el robo de la venta de las privatizaciones por los altos funcionarios públicos. Es lo que pasó en la época del fujimorismo.

Las concesiones de bienes y servicios públicos a los privados por parte del Estado tiene sus propios mecanismos de corrupción: las licitaciones amañadas, la sobrevaloración de los costos del bien público para favorecer al Concesionario y a los funcionarios corruptos y el financiamiento de los negocios de los Concesionarios por la población. Ese es el sentido que tiene el cobro de Seguridad Energética CASE en el recibo luz que todos pagamos.

El mecanismo de corrupción que se da en algunas Alianzas Público-Privadas es la sobrevaloración de los costos de los bienes y servicios públicos para favorecer a los privados. Es lo que probablemente sucede en Obras por Impuestos y en el sector salud. Los mecanismos de corrupción de la inversión pública que hace el Estado son, por lo general, las licitaciones amañadas y la sobrevaloración de los costos de las obras públicas.

¿Quiénes deciden y operan en los diversos mecanismos de corrupción? Los funcionarios públicos corruptos en complicidad con las empresas privadas que son favorecidas por la corrupción. En Brasil están siendo apresados no sólo los altos funcionarios públicos corruptos sino también los grandes empresarios corruptos o corruptores. En el Perú, por lo que estamos viendo hasta ahora, están siendo apresados solo los funcionarios de menor rango. Son los que operan en las licitaciones como si ellos fueran totalmente autónomos para decidir y operar. ¿Y los presidentes y ministros que deciden y operan sobre estos mecanismos de corrupción no son responsables?. Todos ellos tienen responsabilidad política y algunos probablemente tienen responsabilidad penal.