DE TRANSFUGAS A REHENES

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                                               Sinesio López Jiménez

En el 2000 el fujimorismo para tener mayoría en el Congreso compró a algunos congresistas de la oposición. A estos se les denominó tránsfugas. El transfuguismo tenía entonces un sentido preciso: Eran los congresistas de un partido de oposición que se vendían al gobierno para darle mayoría en el Congreso. Posteriormente el término ha experimentado desplazamientos de sentido hasta llegar a significar ahora el cambio de partido de los políticos, independientemente de los fines y de los medios. Este es el significado actual a partir del cual el fujimorismo quiere legislar estableciendo sanciones drásticas a los que cambian de organización partidaria. El objetivo ahora es conservar la mayoría convirtiendo a los potenciales tránsfugas en rehenes de sus líderes.

La verdad es que hay múltiples motivos por los cuales un parlamentario puede renunciar a un partido e inscribirse en otro sin ser sometido a ningún tipo de sanción. Un primer motivo puede ser ético. Un congresista renuncia porque está en desacuerdo con los dirigentes de su organización a los que acusa de cometer o avalar determinados actos de corrupción. Otro motivo puede ser programático. Un congresista abandona la organización partidaria porque esta cambió de programa cuando llegó al gobierno. Este es el caso de los congresistas izquierdistas y nacionalistas que renunciaron a Gana Perú porque Humala los traicionó.

Otro motivo legítimo puede ser de carácter orgánico. Un congresista está en desacuerdo con el manejo arbitrario y autoritario de la organización a la que pertenece. Este es el caso de algunos nacionalistas que renunciaron a Gana Perú por que Nadine manejaba “su partido” como si fuera su chacra. Es el caso también de otros congresistas con sus autodenominados partidos. Hay finalmente múltiples motivos políticos que pueden inducir legítimamente a los congresistas a dejar sus partidos e inscribirse en otros. Uno de ellos es el manejo político del partido (que algunos congresistas pueden juzgar equivocado) por parte de sus dirigentes. Sospecho que este es el caso de varios congresistas invitados por el fujimorismo.

El proyecto fujimorista, aprobado por la Comisión de Constitución, está profundamente equivocado porque legisla y sanciona muchos casos posibles de cambio de partidos que son legales y legítimos y viola algunos derechos fundamentales de los congresistas, en particular los que se refieren a la libertad de elección y de asociación. Los partidos políticos se basan en el reconocimiento de estos derechos civiles fundamentales.

Para que el proyecto fujimorista sea válido y útil tendría que circunscribirse al sentido primigenio del transfuguismo: cambio de partido por intereses económicos individuales o de grupo. Como lo señala la propuesta de la minoría parlamentaria. En este caso el cambio de partido comete una injusticia que es necesario sancionar porque se intercambia una libre adhesión por dinero. En los otros casos señalados no hay ningún tipo de injusticia. El proyecto fujimorista los mete a todos en el mismo saco cuando son diferentes. En todo caso, la mejor solución del transfuguismo y de todos los cambios partidarios es la construcción de un sistema vigoroso de partidos.

 

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