LOS CAUDILLOS EN APUROS

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Sinesio López Jiménez

Los actuales caudillos políticos fueron la respuesta a la crisis y al colapso de los partidos políticos en la década del 90 del siglo pasado. El caso de García es singular. A medida que el Apra se debilitaba, él iba creciendo como caudillo con intereses distintos a los del Apra como partido haciéndola girar alrededor de su figura. El Apra actual es un pequeño entorno de García. Ahora los caudillos son el problema. Todos han sido acusados fundadamente de corrupción y es difícil que salgan ilesos y limpios del fango en el que están metidos por más que los aparatos estatales de control desplieguen una operación de limpieza para presentarlos inmaculados. Entre los muchos temas que esto suscita hay tres a considerar: La peculiaridad de los caudillos actuales, las causas de su corrupción y qué viene luego de ellos.

La historia política peruana y latinoamericana está llena de caudillos de diverso tipo. Tenemos caudillos tradicionales, caudillos populistas y caudillos en tiempos neoliberales. Los caudillos tradicionales (civiles y militares) del siglo XIX expresaban y representaban en el campo de la política a sociedades invertebradas, heterogéneas y fragmentadas a las que ellos buscaban mantener dentro de un territorio unificado. Los caudillos populistas del siglo XX expresaban en el campo político, más que a clases sociales, a masas populares y mesocráticas excluidas (por el sistema oligárquico) que demandaban reconocimiento e integración en las diversas dimensiones de la vida nacional.

Los caudillos en tiempos neoliberales surgen como un producto de un conjunto de cambios que les imprimen características especiales. En primer lugar, ellos acompañan la implantación del modelo neoliberal ante el agotamiento del populismo como modelo de desarrollo. En segundo lugar, ellos respiran el clima de devaluación de la política y del estado que el neoliberalismo trae consigo para implantar el mercado como eje de la vida social. Algunos de ellos (Fujimori) llegan incluso a proclamarse antipolíticos. En tercer lugar, los caudillos surgen como una respuesta personalista a la crisis y al colapso de los partidos políticos y a la pérdida de confianza en ellos.

Los caudillos tradicionales son producto de una crisis de representabilidad o de las dificultades de una sociedad fragmentada para ser representada en el campo de la política. Los caudillos populistas son producto de la imposibilidad de una representación liberal de las masas que buscan ser expresadas políticamente como una comunidad nacional, no como clases. Los caudillos en tiempos neoliberales son producto principalmente de una crisis de representatividad o de las dificultades de los partidos para recoger las demandas de los diversos grupos sociales, canalizarlas y llevarlas al sistema político para resolverlas.

¿Por qué se corrompen los caudillos en tiempos neoliberales?. Hay varias explicaciones. Primero, todos los caudillos son enemigos de las instituciones, las combaten, las debilitan y las copan, especialmente a las de control. Segundo, la debilidad de la esfera pública y de la sociedad civil les impide ejercer un control social efectivo. Tercero, la “teoría” del mal menor que hace que a veces funcione y a veces no el control vertical o ciudadano en el momento de las elecciones. Cuarto, la defensa de algunos corruptos por algunos medios de derecha. ¿Qué viene ahora? En una sociedad desguarnecida, desprotegida y sin representación política, cualquier cosa puede pasar. Puede surgir un individuo audaz y aventurero que se presente como un salvador o pueden emerger nuevas agrupaciones políticas con ideas, proyectos y rostros nuevos que recojan lo mejor de la historia política.

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Un pensamiento en “LOS CAUDILLOS EN APUROS

  1. Carolus

    Como decía el maestro Carlos Lazo, nuestra sociedad es "semifeudal", y en la caótica amorfosidad de perulandia, los caudillos o personajillos tienen para rato muchas posibilidades de gobernar.

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