Sinesio López Jiménez
En el tránsito del segundo al tercer año del gobierno humalista se han producido un desencuentro y algunos choques entre el poder político y los ciudadanos en las encuestas y en las calles en dos oleadas sucesivas. La cosa parece que va a seguir porque los problemas continúan y se pueden agravar. Si los choques se extienden y se vuelven masivos y el Presidente de la República no enmienda el rumbo que viene tomando en una situación de crisis económica (que se avecina), el régimen democrático puede trastabillar y el mismo Humala puede terminar como Lucio Gutiérrez, ex –presidente del Ecuador. Gutiérrez participó en el golpe contra Mahuad en el 2000, fue elegido presidente en el 2002 con el apoyo de las izquierdas y los indígenas, los mismos que lo sacaron del gobierno en el 2005 acusándolo de corrupción y de haberse vendido a los ricos.
El desencuentro se ha dado en las encuestas en las que Humala se desliza por el tobogán de la desaprobación de los ciudadanos. ¿Por qué es desaprobado?. Los analistas de derecha y la derecha misma afirman que Humala no ha abandonado totalmente el programa de la gran transformación y no ha asumido a plenitud sus ideas (y sus intereses). Por eso no genera confianza. La izquierda, en cambio, sostiene que Humala ha abandonado el programa con el que fue elegido y se ha entregado totalmente a los brazos de la derecha. La gente rechaza el incumplimiento de las promesas asumidas. ¿Y Humala qué dice?. “Yo no gobierno para las encuestas”, lo que, en buen romance, significa que le importa un pepino la opinión de los ciudadanos. ¿Y qué ha hecho?. Ha profundizado su entrega a la derecha dando un conjunto de medidas para favorecer la inversión privada en desmedro de los trabajadores y del interés público.
El primer choque se produjo en las calles. La mayoría de los partidos que integran el Congreso se repartieron los cargos vacantes del TC, la Defensoría y el BCR. Pese a la crítica de los medios, el Congreso aprobó la repartija y se desató un escándalo de grandes proporciones. Los jóvenes protestaron y se movilizaron (en dos ocasiones) contra la repartija; Humala y los partidos repartijeros retrocedieron y el Congreso anuló la medida de la discordia. El segundo choque se dio también en las calles. Mientras Humala daba su mensaje presidencial, blindado por más de cinco mil policías, miles de ciudadanos protestaban en las calles contra el gobierno por diversos motivos (ley del servicio civil, la repartija, la ley universitaria, aumento de sueldos).
En su discurso de fiestas patrias, Humala expresó su satisfacción por los aciertos (que conducían a un Perú mejor) y por los errores (que se podían rectificar) mientras los ciudadanos gritaban a todo pulmón su insatisfacción con el gobierno. Ollanta hizo un recuento complaciente de lo hecho en el segundo año de su gobierno mientras los manifestantes expresaban su ira contra el gobierno. El mensaje, cocinado en el MEF, tenía un sencillo diagnóstico implícito: Pese a la crisis internacional, la economía peruana va bien y la inclusión social, mejor, pero lo que falla es el Estado al que hay que reformar para que marche de acuerdo a los sones que le toca el modelo neoliberal. Olvida un dato simple: Los que han capturado los aparatos económicos del Estado (MEF, BCR y otros) y gobiernan son los representantes de la CONFIEP y del modelo neoliberal.