Sinesio López Jiménez
La asonada del jueves y del sábado pasados tiene actores conocidos que, luego de la derrota, quieren pasar piola. En primer lugar, los comerciantes informales que ganan mucha plata pero que no pagan impuestos. En segundo lugar, el hampa contratada por los comerciantes para enfrentarse a la policía e impedir su traslado a Santa Anita. En tercer lugar, algunos representantes del fujimorismo que vienen apoyando la resistencia a la autoridad municipal. Finalmente, la DBA que atiza todo tipo de oposición a Susana Villarán. Todos ellos forman una pequeña coalición mafiosa que tiene como voceros a los medios que la DBA controla.
Algo parecido se viene preparando en el transporte urbano en manos de los informales que han hecho del tránsito limeño un infierno, sobreexplotan a sus trabajadores, ganan mucha plata y no pagan impuestos. Algunos de ellos no quieren la reforma porque los formaliza, los obliga a pagar impuestos y a tratar bien a sus trabajadores. Ellos quieren mantener la jungla urbana (que nos friega a todos) a punta de paros (ya van 9) que son propagados y celebrados por la DBA y sus voceros, pese a que detestan las huelgas y piden masacrar a los huelguistas. Ellos forman también su propia coalición para resistir la reforma impulsada por Villarán.
¿Qué va a pasar cuando el gobierno y la Municipalidad de Lima decidan enfrentar seriamente a la inseguridad ciudadana?. ¿La DBA va a organizar su pequeña coalición con los delincuentes?. ¿Veremos primeras planas en defensa de los secuestradores, los narcotraficantes y otras especies del hampa?.Lo dudo. Sería demasiado. Lo que harán es combatir a los que luchan (Municipio y gobierno) denodadamente contra el hampa para que fracasen. Esa es su chamba. A la DBA le gusta chapotear en la mierda.
Otra coalición mafiosa es la de los revocadores. Sus integrantes son los operadores que (movidos por intereses subalternos) apelan a métodos clientelistas (pago por las firmas) y delictivos (firmas falsas); los financistas, uno de los cuales (por confesión de los operadores) es un partidario y defensor de un ex -alcalde acusado de corrupción; los políticos que aún no se atreven a dar la cara; y (¿cuándo no?) la DBA que trabaja al susto y a periodicazos al JNE, a la RENIEC y a cuanta institución tenga que ver con la revocatoria de Susana Villarán. Los que no se han dejado chantajear por la DBA son la centro-derecha y la derecha decente.
En estas pequeñas coaliciones mafiosas está siempre presente la DBA que es la articuladora de todas ellas. ¿Cómo opera la DBA?. Como los diarios chicha en manos de Montesinos, ahora financiados, no por el Estado, sino por intereses privados, pero sus objetivos son los mismos: asesinar moralmente a sus enemigos apelando a la agresión verbal, al insulto, la mentira, la calumnia, la difamación. Que estén en manos privadas no quita el carácter delictivo a su modo de actuación. Asesinan moralmente por encargo, se cobijan bajo el manto sagrado de la libertad de expresión, exigen impunidad y no faltan congresistas cobardes que se someten a sus chantajes.
El mal existe. En los 80 se encarnó en Abimael Guzmán y en Alan García; en los 90, en Abimael Guzmán, en Vladimiro Montesinos y en la mafia fujimorista y ahora en la DBA y en sus diarios neo-chicha.
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Archivo por meses: octubre 2012
LA CALIDAD DE LA DEMOCRACIA
Sinesio López Jiménez
Cuando Robert Dahl, uno de los grandes teóricos de la democracia, comenzó a escribir sobre el tema (A preface to democratic theory, 1956) declaró paladinamente que no era un filósofo de la democracia sino un científico de la misma y que, como tal, no le interesaba lo que debía ser la democracia sino lo que ella era en la realidad. Esa tesis desató encendidos debates puesto que la democracia, como todos los conceptos de la política, se mueve entre la normatividad y la efectividad. En 1971 (Polyarchy; participation and opposition) Dahl aceptó, sin embargo, la inevitable tensión entre la democracia como ideal y como realidad. A la primera llamó democracia y a la segunda, poliarquía.
En este último libro, Dahl distingue dos dimensiones de las poliarquías (competencia y representación) que se desarrollan a partir de un régimen cerrado y que permiten entender tanto los tipos y los grados del régimen político democrático como las transiciones democráticas, pero presenta claros límites para comprender las consolidaciones de la democracia. Ha sido Philippe Schmitter (Do autoritarismo a democracia, 1999), entre otros, el que ha ofrecido algunas herramientas conceptuales básicas (duración, institucionalización, constitucionalización, rutinización, amplitud) para analizarlas y entenderlas.
Pero la consolidación de la democracia no dice nada acerca de su bondad. Esa preocupación impulsó los estudios sobre la calidad de la democracia que, en el fondo, analizan el grado en que una poliarquía se aproxima a la democracia. En el estudio de este tema se reabre una vieja discusión sobre la democracia: ¿se reduce ésta a un conjunto de reglas y procedimientos para acceder al gobierno o comprende también los contenidos (libertad, igualdad, soberanía) y el resultado (responsiveness)?. Cuando sucede lo primero entonces la calidad de la democracia es idéntica al nivel democrático de un régimen político. El análisis de la calidad democrática se vuelve más interesante cuando comprende, además de los procedimientos, los contenidos sustantivos (libertad, igualdad, soberanía) y los resultados (Diamond y Morlino, 2004; Levine y Molina, 2007).
Sospecho, sin embargo, que a este enfoque habría que añadirle dos elementos que ayudarían a entender mejor la calidad de la democracia: la agencia ciudadana o ciudadanía efectiva y la democraticidad del estado (O´Donnell, 2004). En el Perú, por ejemplo, solo el 40% tiene todos los derechos (civiles, políticos y sociales), pero el 60% tiene todos los derechos políticos, pocos derechos civiles (libertad) y muy poco o nada de derechos sociales. Eso afecta la responsiveness y el lado liberal de la calidad democrática. Lo mismo pasa con el Estado cuyas políticas públicas y cuya efectivdad legal no llegan a todos por igual.
Pero hay algo más: ¿Qué sucede con la calidad de la democracia cuando un candidato es elegido con un programa que impulsa el empleo, la distribución y un rol más activo del Estado (POS) pero gobierna con un programa neoliberal (POE)?. Susan Stokes (Mandates and Democracy, 2001) ha estudiado 12 casos en AL que fueron elegidos con un POS, pero gobiernan con un POE. Esto sugiere añadir un nuevo elemento para analizar la calidad de la democracia: el respeto de los gobernantes a la voluntad de los ciudadanos.
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MISERIA MORAL
Sinesio López Jiménez
La acusación de algunos miembros de la Comisión de Etica contra JDC es ridícula y tonta. Se le acusa del intento de favorecer a sus familiares a través de la presentación de un proyecto de ley. Si ese es el criterio todos los congresistas que presentan proyectos de ley para resolver algunas fallas del mercado o diversos tipos de injusticas debieran pasar por la Comisión de Etica para ser sancionados, si tienen familiares que, por desgracia, están involucrados en esas situaciones. Un Congresista maestro o ex –militar, por ejemplo, no podría abogar por sus colegas o ex -colegas porque es muy probable que tenga familiares dentro de esas categorías.
Si se lleva al extremo la lógica de los acusadores, la mayoría de los congresistas tendría que pasar por la Comisión de Etica porque todos o casi todos los proyectos de ley (que presenta) terminan favoreciendo directa o indirectamente a algún familiar que vive en el país porque la ley es para todos. ¿O hay que excluir a los familiares para que la propuesta de ley sea justa?. Eso a todas luces es un disparate. ¿Quiénes han formulado esta acusación sin pies ni cabeza?. Los fujimoristas. ¿Con qué cara, con qué derecho y con qué moral, los partidarios y defensores del gobierno más corrupto de la historia acusan a JDC de falta de ética?. Fujimori está preso por corrupto y asesino. Sus socios, Montesinos y su mafia, por lo mismo. JDC presidió con brillantez una de las comisiones de investigación que develó la corrupción y los crímenes de Fujimori y Montesinos. Los fujimoristas hacen ahora el ridículo por venganza.
¿Quiénes apoyan la acusación contra JDC? La pequeña bancada del Apra y un desubicado ppkausa. ¿Le han preguntado los defensores de García que hace él para que la plata llegue sola?. ¿La Comisión de Etica ha llamado a García para que explique esa absurda tesis que destruye brutalmente la moral pública de los ciudadanos?. García no pertenece a la estirpe republicana (Haya, Belaúnde) que la política empobreció. El está en el otro bando o banda. Cuando las encuestas preguntan por los gobiernos más corruptos de la historia, García le disputa el primer lugar a Fujimori. Entiendo que Mulder, como tantos sufridos apristas, es un hombre honesto ¿qué hace entonces defendiendo a García y a algunos ex -ministros apristas francamente indefendibles?.
¿Quienes promueven la acusación contra JDC? La DBA y la prensa que eventualmente controla. Los directores de cierta prensa son sicarios mediáticos a los que sus propietarios han contratado para asesinar moralmente a sus enemigos. Agreden, mienten, insultan, calumnian impunemente y tienen el cuajo de pedir una ley especial que los proteja y que les impide ir a la cárcel cuando delinquen. Quieren tener corona. ¿Qué buscan los promotores y los acusadores de JDC?. Pretenden enlodar a uno de los más brillantes, experimentados y honestos parlamentarios de las últimas décadas para que comparta el fango de los corruptos que ellos defienden. Podrán decir entonces a sus amos: Tarea cumplida, todos son corruptos. Esta es una muestra de la miseria moral y la pequeñez intelectual de la DBA.
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TONO Y EL CABALLO ROJO
Sinesio López Jiménez
Antonio Cisneros, el popular Toño, fue sobre todo un poeta, pero hizo de todo (periodista, profesor universitario, investigador, promotor cultural) y dejó en todas las actividades por las que pasó una huella imperecedera. Una de ellas es el Caballo Rojo, el mejor suplemento cultural de los 80. Entre las propuestas de varios artistas, Toño escogió la de Cristina Gálvez como el logo distintivo del suplemento: un brioso caballo rojo dispuesto a correr y competir en el complejo escenario de la cultura peruana y latinoamericana, abierta al mundo.
Fue su fundador y su único director. En cambio, El Diario de Marka, del cual El Caballo Rojo era su suplemento, tuvo varios directores (Jorge Flores, Carlos Urrutia, Guillermo Thondike, Sinesio López, José María Salcedo y Ricardo Letts). La dirección de El Caballo Rojo tenía un trono estable, mientras la del diario era una silla voladora. A El Diario de Marka le iba bien cuando al país le iba mal. Expresaba la ira de los abajo en una sociedad turbulenta e injusta. El mismo diario era también turbulento por los conflictos internos que lo trababan, pero salía religiosamente. Guillermo Thondike decía con sorna que El Diario de Marka era el único en el mundo que se dirigía solo.
El Caballo Rojo, en cambio, corría sereno en medio de la tempestad. Toño encabezaba un pequeño equipo de primera (Marco Martos, Tito Hurtado, José María Salcedo, Lorenzo Osores, Mito Tumi y Luis Valera como editor) y otro de colaboradores nacionales y extranjeros también de primera. El diario del domingo era esperado por su brillante suplemento cultural. Muchos lo guardan empastado como una valiosa joya cultural. Toño viajó a la eternidad cabalgando el brioso Caballo Rojo que dirigió en el 80 del siglo pasado.
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¿BUROCRATISMO SALVAJE O CAPITALISMO SALVAJE?
Sinesio López Jiménez
García acaba de escribir una larga perorata contra el estado en defensa del capital. Sostiene que la crisis del capitalismo europeo tiene su origen en el sistema político que ha “generado incesantemente más instituciones y reglas hasta frenar con ellas la capacidad creadora y productiva de las sociedades. Y lo peor es que lo han hecho escudándose tras el cliché del Estado del Bienestar y explicando que, para acercarse a los habitantes, este debe crear más instituciones, lo que, en última instancia, ha causado un brutal endeudamiento que pagarán los hijos y nietos de quienes ahora consumen muy por encima de su capacidad de producción”. Por esta razón “ el tal “Estado de Bienestar” resulta un Estado esclavista diferido en el tiempo”.
Luego de atiborrar y atarantar al lector con un montón de cifras sobre la burocracia española para ilustrar lo que él llama el burocratismo salvaje se pregunta: “¿Qué tiene que ver todo esto con el llamado “capitalismo salvaje”, de la plusvalía y el afán de ganancia?. Se responde haciendo una pequeña concesión: “Tal vez sea una parte del problema, pero lo central es que ha sido la administración política la que ha generado este inmenso gasto, estimulado a su vez por la misma población empleada en la burocracia o la que exige más beneficios. Así, este sector social obtiene sueldos, subsidios y pensiones que alimentan el consumismo y el boom inmobiliario…” (sic) (Perú 21, 02/10/12).
Hay varias cosas que discutir sobre este “razonamiento facilista y erróneo” (para usar sus propios términos) sobre la crisis del capitalismo. Una primera es que ese “razonamiento” está en la misma línea del diagnóstico ligero que hizo (sobre la crisis del capitalismo) en la APEC PERU 2008 (para sorpresa de los presidentes allí presentes) y que repitiera sin sonrojarse en un debate (Canal N) con participación de expertos en el tema. Sostuvo entonces que no había que preocuparse porque era “una crisis de crecimiento” (sic) del capitalismo. En segundo lugar, su visión de la crisis del capitalismo se emparenta con las tendencias ultraconservadoras del GOP norteamericano de los 70 (del siglo pasado) que lanzaron una cruzada (apoyándose en el racismo) para desmontar el Estado de bienestar que, según ellas, subsidiaba a grandes grupos ociosos que vivían de los impuestos que pagaban los norteamericanos (Krugman, The conscience of a liberal, 2007).
En tercer lugar, la idea que García tiene del Estado de Bienestar se aleja de los estudios más serios (Przeworski, Offe, etc) que lo entienden como un Estado de compromiso entre los trabajadores que aceptan la legitimidad de la acumulación capitalista y los empresarios que aceptan la participación de los primeros en la riqueza que ellos producen. Es razonable pensar que los cambios en las condiciones que permitieron la organización del Estado del Bienestar (crecimiento económico sostenido, alto nivel de organización de la clase obrera, presencia de los vigorosos partidos social-demócrata y liberal) obligan a aligerarlo en las circunstancias actuales, pero ni la Thatcher se atrevió a desmontarlo en forma radical. Mantuvo, por ejemplo, la base financiera y la estructura administrativa del servicio de salud, especialmente su universidad y el principio de tratamiento gratuito, pero modificó radicalmente la dinámica institucional, la gerencia y la gestión (Day y Klein, 1991).
En cuarto lugar, el “diagnóstico” de García sobre la crisis del capitalismo choca frontalmente con los análisis de los economistas más serios cualquiera sea su orientación teórica (marxistas, keynesianos, liberales). Le haría bien leer, además de Krugman, a Stiglitz, quien publica un artículo sobre este tema en su revista favorita (Caretas N° 2248 del 06/09/12). En quinto lugar, la visión conservadora de García sobre el Estado del Bienestar conduce al despliegue de una estrategia de reordenamiento del capitalismo en el que las clases medias y los trabajadores salen perdiendo y una ínfima minoría empresarial sale ganando. En el Reino Unido, la proporción del 1% más alto antes del impuesto a las utilidades subió del 5.7% en 1978 al 8.7% en 1989 y en los Estados Unidos la proporción del 1% más alto antes del impuesto a la renta (excluyendo ganancias de capital) se elevó del 7.9% en 1976 al 16.9% en el año 2000. La proporción del grupo más rico —el 0.1%— se triplicó en EE.UU. durante este período (Atkinson, 2007:19). Una pregunta para García: ¿Esto es burocratismo salvaje o capitalismo salvaje?.