Sinesio López Jiménez
Estamos discutiendo sobre un moribundo y su destino: el capitalismo salvaje. Jaime Althaus cree que no está moribundo ni es salvaje. Lo piensa más bien como un dechado de virtudes: eficiente, distributivo (equitativo), inclusivo, democrático. Yo pienso todo lo contrario. Sostengo que la crisis actual lo ha herido de muerte y que hay que enterrarlo sin honores. Será sustituido, espero, por un socialismo democrático en el largo plazo y en el interim, al menos, por un capitalismo democrático.
Sostengo que el capitalismo salvaje ya no es viable, no sólo porque se ha hundido con la crisis internacional que hoy vivimos, sino también porque las condiciones políticas que permitieron su emergencia y su vigencia han cambiado drásticamente en el Perú y en América Latina. El modelo neoliberal, como todo modelo de desarrollo, no es sólo un asunto técnico-económico sino también político. Requiere ciertas condiciones políticas que le permitan instaurarse y funcionar. Una primera condición fue una crisis profunda del viejo modelo populista, sentida incluso en la piel y en los estómagos de la gente que exigió su cambio a gritos. De eso se encargó el desastroso primer gobierno de García. Una segunda condición fue la derrota de la antigua coalición social y política que sostenía ese viejo modelo que ya no tenía quien lo defienda. Ni organismos empresariales, ni sindicatos, ni partidos políticos salieron en su defensa. Todos estaban en la lona: derrotados. De eso también se encargaron García, A. Guzmán y el mismo Fujimori.
Una tercera condición fue una nueva coalición social y política que lo impulsó y lo impuso si fue necesario, tal como sucedió en la mayoría de países de AL. Esa coalición estuvo integrada, en el caso peruano, por los organismos financieros internacionales, los inversionistas extranjeros y la burguesía local. Se fortaleció, luego del golpe de Fujimori, con la cúpula militar y también con los sectores conservadores de la Iglesia. Una cuarta condición fue la existencia de un equipo tecno-político que desplegó ciertos modelos de decisión, de gerencia y de gestión que ayudaron a darle viabilidad: concentración del poder en la cúpula, gobierno por sorpresa (decretos de urgencia), hiperactivismo legislativo del poder Ejecutivo y aplicación autoritaria de las políticas públicas. Una quinta condición fue la existencia de una correlación internacional de fuerzas que le dieron al modelo económico largo aliento y amplios horizontes.
¿Qué ha pasado con el capitalismo salvaje?. ¿Se mantienen aún las condiciones que lo hicieron viable?. Mi hipótesis es que esa forma de capitalismo ya no es viable como modelo de desarrollo, no sólo por la profunda crisis actual que casi lo ha enterrado, sino también porque las condiciones que le dieron origen y que permitieron su pervivencia han cambiado. En primer lugar, las estadísticas de esa crisis son incuestionables. Sólo falta que ella llegue agresiva y masivamente a la conciencia y a los puños de la gente. Que sea intolerable y rechazado por todos. En segundo lugar, la coalición que sostenía el modelo se ha debilitado y resquebrajado y, a medida que la crisis se profundice y aparezcan otras opciones, sufrirá nuevas grietas. En tercer lugar, han emergido y van a seguir surgiendo nuevas propuestas para sustituir el modelo en AL y en el mundo. En cuarto lugar, la correlación internacional de fuerzas ya no apuesta al capitalismo salvaje luego de las recientes experiencias traumáticas de la crisis internacional del capitalismo. Pese a estos cambios en las condiciones de funcionamiento del capitalismo salvaje, García insiste en mantenerlo. ¿Cómo? Mi hipótesis es que un modelo económico agotado, cuestionado, políticamente inviable sólo puede ser mantenido apelando a la fuerza. Si la política falla en defensa de la economía, entonces es la hora de las armas. Esa es la tesis de García y sus aliados.
Señor López:
1. Pero ¿qué pasaría si lo viéramos de otro modo? A lo que me refiero es que el Capitalismo como tal es, en el Perú, solo una máscara que oculta astutamente la verdadera conformación social y de poder que existe, la cual es: el Colonialismo.
2.La sociedad peruana no está conformada de acuerdo a los patrones básicos del Capitalismo ni del Neoliberalismo. Existen demasiados elementos que faltan como para poder afirmar eso. Los que sí abundan son aquellos que identifican al esquema clasista: una clase superior alta (mayoritariamente blancos, entendiendo a la raza como un "requisito de identidad y de confianza" y no una superioridad natural) y una clase restante sometida a la visión de la clase dominante.
3. Solo así se podría entender lo que está pasando. En mi opinión, lo que el grupo tradicional defiende es su dominio, su poder, el control familiar que tiene del país contra los embates de una nueva clase social emergente que posee dinero, empresas, da trabajo a millones y cree que, con justo derecho, también le corresponde gobernar.
4. Se trata entonces de una revolución, de un cambio de mando en el cual la vieja aristocracia peruana se da cuenta que ya no tiene a la historia de su lado y trata de aferrarse con uñas y dientes a aquello que siempre tuvo (y que creía que era un don natural). Para hacerlo apela a lo que sea, incluso a la Democracia y al sistema. Pero ¿les interesan realmente estos conceptos que jamás los han entendido ni les sirven para sus propósitos?
5. El peligro de Humala no es el señor Humala: es quiénes están detrás de él esperando su oportunidad de ser el nuevo grupo de poder dominante, y esos son los llamados emergentes. Quiere decir que esa discusión ideológica sobre el Capitalismo es en verdad una pérdida de tiempo porque no se trata de ideas sino de poder real, de control, de los beneficios que reporta el tomar las decisiones. La clase alta peruana nunca ha sido ideológica, usted sabe, sino pragmática, como lo son todos los terratenientes.
6. Llegado el momento de patear el tablero de la Democracia y del Capitalismo el grupo tradicional de poder en el Perú lo hará, verá usted. Todos los conceptos, los principios y las normas que dicen ellos seguir serán dejadas de lado para defender algo más importante: el privilegio de mandar.
7. La pregunta entonces es: ¿cuánto puede resistir esta minimizada e ilusa clase tradicional en su esquema de país democrático y capitalista, en verdad colonial? ¿Cuánto tiempo tomará la historia en sincerar lo inevitable: el cambio de clase dominante? Hace poco nomás estuvieron a punto que subiera Humala, el supuesto antisistema que no lo es porque con él subirán todos los grupos emergentes. ¿Se podrán salvar nuevamente? ¿Cómo conservarán más tiempo su situación resistiendo el enorme empuje de los nuevos grupos? Por ahí creo que va el tema.
Muchas gracias.