Archivo por meses: octubre 2008

LAS POLITICAS PÚBLICAS

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Sinesio López Jiménez

Es una redundancia. Si son políticas ya son públicas. Pero quizá la redundancia tiene sentido porque, en este caso, se quiere subrayar el doble sentido que tiene lo público. Público es el Estado cuando se abre a la libertad y a la participación de los ciudadanos.(No siempre el Estado fue público. Hay también estados y gobiernos cerrados. La monarquía absoluta fue un estado cerrado. El estado oligárquico latinoamericano fue un estado semi-cerrado Una dictadura es un gobierno cerrado). Pero lo público se extiende también a la esfera pública y a la sociedad civil. Una política pública comprende ambos sentidos (lo público estatal y lo público social) cuando se trata de discutir, establecer prioridades y decidir las acciones que debe desarrollar el gobierno. Pero el diseño y la ejecución de las políticas públicas son tareas propias de los expertos y de quienes tienen responsabilidad de gobierno. El control y la fiscalización de la esfera pública, de la sociedad civil y de la ciudadanía pueden acompañar la ejecución de las políticas públicas para garantizar la eficacia y la transparencia, pero no puede interferir en ella porque eso genera problemas de gobernabilidad. Todos estos temas han sido expuestos y discutidos masivamente en el auditorio de derecho de la PUCP entre el 28 y el 30 de Octubre en el Aula Magna cuya organización, este año, fue encargada por las autoridades universitarias a la flamante Escuela de Gobierno y Políticas Públicas que dirige Henry Pease.

En este breve artículo voy resumir lo que sostuve en la exposición del tema que me tocó desarrollar: La ciudadanía, el Estado y las políticas públicas. Los gobiernos democráticos despliegan sus acciones para atender las necesidades y demandas de los ciudadanos. Esta el razón de ser de los Estados y los gobiernos democráticos. Se gobierna para todos los ciudadanos. Pero las cosas no siempre son así. En el Perú, por ejemplo, los ciudadanos demandan diversos tipos de derechos al Estado, pero éste despliega políticas insuficientes e inadecuadas para atenderlos. Algunos de estos derechos son cuestionados y no reconocidos. Tal es caso de los derechos sociales. En otros casos (la libertad de asociación y de expresión de las ONGs), pese a que son reconocidos, no son siempre derechos respetados. Los ciudadanos demandan derechos civiles (libertades individuales) que tienen que ver con la igualdad ante la ley pero el Estado aplica políticas de discriminación: Mas del 90% de los peruanos (en algunas regiones llega casi al 100%) cree que no existe igualdad ante la ley entre ricos y pobres, entre blancos y cholos, entre limeños y provincianos, entre hombres y mujeres, entre educados y analfabetos, etc. La mayoría de los ciudadanos reclama el reconocimiento de y el acceso a los derechos sociales (empleo, salud, educación, seguridad) que tienen que ver con la igualdad de oportunidades, pero el Estado no ofrece las garantías necesarias (recursos materiales e institucionales) para que ellos puedan gozar de esos derechos. Más de la mitad de los peruanos cree que los derechos al empleo, a la salud y a la seguridad no están garantizados y más de tercio de ellos siente que el derecho a la educación tampoco lo está. Más del 70% de los peruanos exigen que el Estado cumpla funciones distributivas, cerca del 40%, que integre a la población. Casi un tercio de la población demanda que el mercado funcione para que todos puedan acceder a ingresos. El Estado, sin embargo, deja de lado, las políticas distributivas y de integración y sólo plantea débiles políticas de regulación.

Los contenidos y la intensidad de estas demandas de derechos dependen de factores socioculturales (edad, sexo, educación, grupo ocupacional, categoría ocupacional, nivel de ingreso, estrato social, relación urbano-rural). Las garantías de los derechos civiles (igualdad ante la ley) son reclamadas por todos, independientemente de sus características socioculturales. Las garantías de los derechos sociales (igualdad de oportunidades), empero, son exigidos por los sectores populares. A medida que más se baja en la escala social crece esta exigencia y a medida que más se asciende en la misma aumenta la demanda de protección de los derechos civiles. El conocimiento de los derechos y de las garantías que ofrece el Estado dependen del nivel de acceso a los medios de información: Los que más acceden a los medios (TV, radios y periódicos), a las instituciones educativas (incluidas las bibliotecas) y al internet tienen un mayor conocimiento de los derechos y de las garantías. En cambio, los que están desconectados o poco conectados con esos medios, tienen un bajo nivel de conocimiento de los mismos. Finalmente, no existe un solo tipo sino varios tipos de ciudadanos. La variedad depende de la cultura política. Los estatistas-comunitaristas (38.2%) exigen que el estado sea más distributivo e integracionista, los liberales (7.9%) demandan al estado la promoción del mercado y la protección de las libertades y de la iniciativa individual, los estatistas-liberales (46.4%) piden un estado distributivo que al mismo tiempo promueva el mercado y respete las libertades individuales y los comunitaristas-liberales (10.6%) piden un estado integracionista que aliente el desarrollo del mercado y de las libertades.
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HIPOTESIS SOBRE LO QUE VIENE

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Sinesio López Jiménez

Todo estaba fríamente calculado. Jehude no es un aerolito caído del cielo sino que todo estaba escrito ya en los designios de García antes de asumir la Presidencia de la República. Esto es lo que nos dice, en síntesis, Carlos Franco en una esclarecedora entrevista concedida al diario La Primera. Recuerda Franco que García le habría manifestado que los dirigentes políticos de los países emergentes (particularmente China y Brasil) le habrían aconsejado la estrategia a seguir durante su gobierno. Este debería desarrollarse en dos etapas claramente definidas. Una primera, de apertura a las inversiones y de impulso al crecimiento económico y la segunda, de distribución del crecimiento. Con Jehude habríamos entrado a esta segunda etapa. Franco añade y supone que todos los poderes y los ministros tienen que someterse a esta lógica y que aquellos ministros que no encajen en ella tienen que abandonar sus cargos. Pero lo que no dice Franco ni García previó es que, con la crisis del capitalismo mundial, hemos entrado a la época de vacas flacas y que hay poco, muy poco, por distribuir. Lo que viene probablemente es un proceso de cambios que ponen en cuestión el modelo económico y el Estado neoliberal. Sugiero aquí un conjunto de hipótesis de lo que probablemente se viene con la crisis del capitalismo mundial, una vez abandonada la idea optimista, para no calificarla de otra manera, de que el Perú es un país blindado. Esta tesis es tan peregrina como la de afirmar que en el mundo llueve a cántaros, pero el Perú no se moja. Todo no puede ser igual que antes. Muchas cosas van a cambiar. Después del colapso de Wall Street nada puede ser lo mismo.

En primer lugar, se ha iniciado un cambio en el modelo neoliberal. No sólo han quebrado algunos bancos poderosos. También han entrado en crisis algunas ideas sobre las cuales se construyó el orden neoliberal. La autorregulación del mercado como un mecanismo infalible de funcionamiento de la economía. La ganancia ilimitada como motor del sistema económico y como criterio de racionalidad humana. El Estado abstencionista. Todos estos mitos neoliberales han sido puestos en cuestión. Quienes los han puesto en cuestión?. Los mismos neoliberales que se han visto obligados apelar al Estado para que los que saque del abismo al que los ha conducido el mercado autorregulado y la codicia. Es muy probable que el capitalismo, especialmente el del tercer mundo, pase de la autorregulación de la economía a una mayor regulación estatal. El capitalismo no se ha hundido ni es previsible su hundimiento en el corto y mediano plazo. Con la crisis actual lo que ha comenzado es el fin del capitalismo salvaje que impuso una autorregulación del mercado sin permitir la protección ni la autoprotección de la sociedad. El capitalismo sin derechos parece haber llegado a su fin, lo que va a dar origen a un capitalismo más regulado y a una presencia mayor del Estado. En segundo lugar, es probable que se produzca una recomposición de la coalición social y política que dio origen a la economía y al Estado Neoliberal. Es posible que los organismos financieros internacionales, especialmente el FMI, se replieguen desprestigiados, una vez que han demostrado su ineficacia en la gestación y en el manejo de la crisis actual. Simultáneamente es posible que algunas facciones de esa coalición, los industriales por ejemplo, adquieran más presencia y fuerza en ella. Esa recomposición se puede acelerar con la profundización de la crisis económica, social y política en los dos años venideros.

En tercer lugar, es probable que la coalición recompuesta comience a gestar un nuevo modelo de desarrollo capitalista que, sin enclaustrarse en cada país, mire hacia adentro y que impulse a través del Estado un cambio significativo en las políticas públicas tanto económicas como sociales que hagan viable y expresen ese nuevo modelo de desarrollo. En ese contexto es posible que el Estado desempeñe un agresivo papel distributivo y regulativo. En cuarto lugar, es muy probable que se produzca una reactivación social y política de las clases medias, populares y pobres cuyas demandas y soluciones van a marcar la dinámica de la coyuntura política en los próximos años. En quinto lugar, la nueva situación generada por la crisis del mercado autorregulado lleva a la revalorización de la política, de los políticos, de los partidos y del Estado. Es posible que todo eso implique una renovación de la política a la vez que la reconstrucción de un espacio en el que la gente pueda resolver sus problemas y crea que puede también realizar sus sueños. Finalmente, las elecciones del 2011 se van a realizar en un contexto desfavorable para el Apra y la derecha y favorable a los candidatos que postulen un modelo de desarrollo inclusivo y una organización moderna y democrática del Estado que incorpore social y política al mundo de los pobres y de los excluidos.

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PROVIDENCIA, VIRTUD Y FORTUNA

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Sinesio López Jiménez

La Presidencia de la República en el 2011 pasa por el premierato en el 2008. Esa es, al parecer, la apuesta audaz de Jehude Simon. Esa apuesta revela no sólo una legítima ambición política y un enorme acto de voluntad puesta a su servicio sino también una cierta racionalidad. A los políticos y a los analistas sorprende este tipo de decisión en una situación difícil para el país y para el mundo. Pero la decisión de Jehude sorprende, sobre todo, porque recibe un cargo y un encargo complicados de un gobierno desgastado que no supo aprovechar las enormes oportunidades que ha tenido el Perú en estos últimos años para gobernar para la mayoría de los ciudadanos, que ha dilapidado su capital político en tiempos de vacas gordas y que no sabe como manejarse en tiempos de vacas flacas porque no ha sabido guardar pan para mayo. Muchos políticos actúan más bien a la defensiva en circunstancias complicadas y en tiempos de turbulencia como los actuales. No quieren quemarse. Cuidan su imagen al máximo y esperan tiempos mejores para desplegar las acciones necesarias que los conduzcan a los objetivos deseados. Pero Jehude ha hecho todo lo contrario en un acto de audacia que, al parecer, opaca la racionalidad de su decisión. Los pensadores clásicos que apostaron a la Fortuna (Aristóteles) o a la Providencia (Tomás de Aquino) aconsejaban manejarse con prudencia cuando se trata decidir y actuar en los asuntos de gobierno. No quedaba otra cosa si los hombres operaban en un terreno y en un tiempo que no controlaban porque no era suyo sino de la Providencia y de la Fortuna. Maquiavelo, pensador y político moderno que apostó a la virtud cívica como una forma de construir una historia propiamente humana a través de la política, aconsejaba, en cambio, la audacia en circunstancias difíciles. En la misma línea de pensamiento Trotsky pensaba que la prudencia nada grande había conseguido en la historia. Sabiéndolo o no, Jehude parece pertenecer a la estirpe moderna de políticos.

El premierato le da una proyección nacional que no había logrado como presidente regional ni como primer coordinador de los presidentes regionales. Pese a que no tiene todas las riendas del Poder Ejecutivo como sucede en los gobiernos parlamentaristas y semi-presidencialistas y pese a que debe ser difícil ser primer ministro de un alguien que se cree un rey-filósofo (aunque esté en franca decadencia), el premierato coloca a Jehude Simon como el segundo de a bordo, lo que no es poca cosa. Pese a que no ha logrado colocar todo equipo de gobierno sino sólo a seis ministros, pese a que García se reserva para sí y para los suyos (Apra e independientes colocados por él) el control del dinero (Economía y Finanzas) y de las armas (Defensa e Interior) y pese a que su propio equipo ministerial ni siquiera controla todas las políticas sociales, la voluntad política de Jehude, la calidad de su pequeño equipo de gobierno y sobre todo, la enorme confianza en sí mismo, que parece tener y cultivar, puede ayudar a superar algunas de estas adversidades. Quizás puede avanzar hasta el control de todos los ministerios sociales, mostrando eficacia decisoria y logrando vistosos resultados en los que ahora directamente opera. Será muy difícil que logre imponerse en el manejo de Economía y Finanzas y en Defensa e Interior que constituyen los verdaderos asientos del poder. Los responsables y operadores de esos ministerios son los verdaderos guardianes del modelo económico y del Estado neoliberal. Un cambio de equipo en esos ministerios, sobre todo en el de Economía y Finazas, pasa por una recomposición de la coalición social y política que defiende el actual orden económico y político y que constituye el soporte firme de García. Eso escapa a la gran voluntad de Jehude. Esa recomposición puede producirse en medio de una crisis económica, social y política de ciertas proporciones, lo que aún no es el caso. Ella puede venir el próximo año en el que la crisis será más profunda y se sentirá más en la economía (los indicadores macroeconómicos y el presupuesto) en lo social (empleo, ingresos, pobreza), en la política (protestas sociales, pérdida acentuada de legitimidad, crisis políticas, represión, etc).

Para gobernar con eficacia no basta la confianza eventual del presidente. Tampoco son suficientes la audacia, la voluntad política y la calidad del equipo de gobierno. Es necesario contar con un poder propio: un partido organizado. Este no puede ser sustituido por un ministerio que, después de todo, es siempre prestado y efímero. La organización es poder. Pese a la importancia actual de los medios en el campo de la política, los partidos siguen jugando un papel importante en la lucha política y en la conquista del gobierno. Lo que puede llenar, por ahora, la ausencia de un partido que sostenga la apuesta política del primer ministro puede ser la formación de un amplio frente de los gobiernos regionales. Si Jehude lograra esa hazaña, tendría una herramienta decisiva para lograr, si no todos los objetivos propuestos de común acuerdo con García, al menos algunos de ellos para salir bien librado del desafío que él mismo se ha impuesto. Que la Providencia y la Fortuna lo acompañen.
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UNA MIRADA SISTEMICA

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Sinesio López Jiménez
Esta no es una lectura más. Tampoco es la lectura. Es una forma de leer un fenómeno complejo –el desplome de Wall Street- mirando más allá del mito del mercado autorregulado y de la falta o de las deficiencias de la regulación estatal para ofrecernos una mirada sistémica de la crisis del capitalismo actual a partir de la gran motivación que lo mueve: la ganancia. Resumo y cito en extenso un interesante artículo de Walden Bello, economista y politólogo, profesor de ciencias políticas y sociales de la Universidad de Filipinas y miembro del Transnational Institute de Amsterdam, publicado en Sin Permiso, revista de izquierda, editada en Madrid, que circula también en la Webb. Para George Soros lo que está pasando es la crisis del “gigantesco sistema circulatorio de un sistema capitalista global… que está reventando por las costuras”. Según Bello estamos asistiendo a una crisis de sobreproducción o sobreacumulación: “Se trata de la tendencia del capitalismo a construir una ingente capacidad productiva que termina por rebasar la capacidad de consumo de la población debido a las desigualdades que limitan el poder de compra popular, lo cual termina por erosionar las tasas de beneficio”. Todo comenzó en 1945, con un período de rápido crecimiento económico en el centro y en la periferie, y terminó en los 70, con la estanflación (bajo crecimiento con inflación alta) que expresaba una crisis profunda del capitalismo: el crecimiento de una enorme capacidad productiva y de una competencia global “mientras que la desigualdad social … limitó globalmente el incremento del poder adquisitivo y de la demanda, resultando así erosionada la tasa de beneficio. La drástica subida de precio del petróleo en los 70 no hizo sino agravar la cosa”.
“El capital ensayó tres vías de salida del atolladero de la sobreproducción: la reestructuración neoliberal, la globalización y la financiarización”. La reestructuración neoliberal en el Norte (reaganismo y thatcherismo) y en el Sur (ajuste estructural) buscó revigorizar la acumulación a través de: 1) la remoción de las restricciones estatales al crecimiento y a los flujos de capital y de riqueza y 2) la redistribución del ingreso de las clases populares y medias a los ricos con la finalidad de motivar a los ricos a invertir y aumentar el crecimiento económico. Esta última medida restringió la demanda sin aumentar necesariamente la producción. La reestructuración neoliberal tuvo un pobre desempeño en los 80 y 90 tanto en el Norte como en el Sur. La segunda vía para enfrentar la estanflación “fue la “acumulación extensiva” o globalización, es decir, la rápida integración de las zonas semicapitalistas, no capitalistas y pre-capitalistas a la economía global de mercado”, accediendo d este modo al trabajo barato, a mercados nuevos, a materias primas y productos agrícolas baratos. “La integración se produce a través de la liberalización del comercio, removiendo los obstáculos a la movilidad del capital y aboliendo las fronteras para inversión exterior”. El papel de China es paradigmático en este sentido: un número significativo de grandes corporaciones para contrarrestar la reducción de sus ganancias “han trasladado una parte significativa de sus operaciones a China a fin de aprovechar las ventajas del llamado “precio chino”. (…). A mediados de la primera década del siglo XXI, entre el 40 y el 50 por ciento de los beneficios de las corporaciones estaunidenses dimanaban de sus operaciones y ventas en el exterior, y señaladamente, en China. El problema con esta vía de salida del estancamiento es que exacerba el problema de la sobreproducción, porque añade capacidad productiva. La china de los últimos 25 años ha venido a añadir un volumen tremendo de capacidad manufacturera, lo que ha tenido por efecto deprimir los precios y los beneficios…las tasas de beneficios de las 500 de Fortune pasó de 7.15 en 1960-69 a 5.30 en 1980-90 y a 1.32 en 2000-2002”.
La tercera vía es la financiarización: “En el mundo real del capitalismo tardío, con la inversión en la industria y en la agricultura arrojando magros beneficios por causa de la sobreproducción, grandes cantidades de fondos excedentes circulan y son invertidas y reinvertidas en el sector financiero. Es decir, el sistema financiero, gira sobre sí mismo. El resultado es que se ensancha el hiato abierto entre una economía financiera hiperactiva y una economía real en estancamiento… La economía financiera se disparó precisamente para hacer frente al estancamiento dimanante de la sobreproducción de la economía real. El problema de invertir en operaciones del sector financiero es que equivale a exprimir valor de valor ya creado. Puede crear beneficios… pero no crea nuevo valor –sólo la industria, la agricultura, el comercio y los servicios crean valor nuevo-. Puesto que los beneficios no se basan en la creación de valor nuevo o añadido, las operaciones de inversión resultan extremadamente volátiles, y los precios de las acciones, las obligaciones y otras formas de inversión pueden llegar a divergir radicalmente de su valor real… Los beneficios dependen, entonces, del aprovechamiento de las ventajas ofrecidas por movimientos de precios que divergen del alza de valor de las mercancías, para vender oportunamente antes que la realidad fuerce la “corrección” a la baja para ajustarse a los valores reales. El alza radical de los precios de un activo, mucho más allá de los valores reales, es lo que se llama la formación de una burbuja”. Esta es la que ha estallado en Wall Street y en las bolsas de valores del mundo.
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