Ramy Wurgaft | Buenos Aires
Actualizado lunes 02/01/2012 13:47 horas
Se escuchó un crujido de ramas y el excursionista vio que una joven semidesnuda y con el cuerpo lleno de magulladuras, surgía de la espesura. “Se mecía como si estuviera ebria. De lo que balbuceaba sólo pude entender la palabra ‘help’ (ayuda en inglés). Le alcancé la botella de agua y la despachó en un instante”, contó Luciano (pseudónimo) a la Policía.
Era la primera persona que prestaba ayuda a Emma Kelly tras ser salvajemente violada y caminar sin rumbo por un bosque de la Patagonia argentina. La australiana de 23 años pasó tres días alimentándose de insectos y de frutos silvestres. En base a la descripción que hizo del atacante –un individuo de unos 30 años, robusto y con una cicatriz en el labio- la Policía detuvo a una persona que se encuentra bajo custodia.
La epopeya de Emma comenzó el pasado lunes 26 de diciembre, cuando se internó por el Cajón del Río Azul con la idea de hacer una caminata de cuatro horas. Aficionada al trekking y amante de la naturaleza, la turista había pasado la Navidad con unos amigos en El Bolsón, una pintoresca localidad a 1.760 kilómetros al sur de Buenos Aires. Tras completar la excursión, Emma pensaba tomar un autobús rumbo a Chile.
Se había adentrado en un bosque de araucarias cuando notó que alguien la seguía. Trató de dejarlo atrás, pero en cuestión de segundos el sujeto la alcanzó y comenzó a golpearla con un elemento contundente, hasta dejarla casi inconsciente. “Un poco en inglés y un poco en castellano dijo que recuerda haber sido arrastrada hasta unos matorrales. Pese a la conmoción de no saber si saldría viva, ella se esforzó por recordar los rasgos del atacante”, contó el oficial de la Gendarmería que respondió al pedido de auxilio de Luciano.
“Lo que probablemente la salvó fue que el agresor creyera que la había matado. Y por supuesto su temple y su resistencia física”, añadió el agente. De acuerdo con su propio testimonio, al recuperar la conciencia, Emma trató de llegar al río pero se encontró dando vueltas por el cañón. Por más que caminaba, el rumor del agua parecía alejarse.
Sin reloj ni móvil
A la mañana siguiente aprovechó el rocío para calmar un poco la sed. El violador le había robado el reloj y el teléfono móvil. No podía pedir ayuda y perdió la noción del tiempo. En el hospital de El Bolsón, adonde fue trasladada en helicóptero, los médicos le diagnosticaron una fractura de tobillo, múltiples contusiones aparte de las secuelas de la violación.
“Cuando llegó estaba prácticamente deshidratada y en estado de schok. Sobrevivió tanto por su buen estado físico como por su fortaleza mental”, comentó uno de los médicos. Su amigo Bruno Meister contó que Emma “tiene alma de aventurera”, pero que a la vez es una persona prudente que no asume riesgos innecesarios.
“Sus padres vinieron de Australia para ayudarla y también cuenta con el apoyo de los amigos que hizo en Argentina en un viaje anterior. Haremos lo que haga falta para que se recupere y vuelva a ser la excursionista que siempre fue”, concluye Meister. El próximo lunes Emma tendrá que poner nuevamente a prueba su temple, para identificar a su agresor en una rueda de reconocimiento.
FUENTE: EL MUNDO ESPAÑA