También publicado en nuestro blog Cuestiones de la Polis de La Mula.
El 24 abril pasado, a través de nuestras redes sociales, señalamos lo siguiente:
Ninguna de las opciones que finalmente han quedado en esta segunda vuelta son lo que más le convenía a la patria. Sin embargo, el peor de los escenarios posibles sería el triunfo de Keiko Fujimori, porque, lamentablemente, los hechos evidencian que el fujimorismo no ha cambiado, que sigue manteniendo la vena autoritaria que siempre la caracterizó. Ante esta disyuntiva, ponerse de costado o no tomar una posición clara es una grave irresponsabilidad. Por eso, al igual que Julio Guzman, voy a votar por el otro candidato, pero el nuestro será un voto crítico. Tenemos con PPK inmensas discrepancias y, de ser elegido, vamos a ejercer una severa fiscalización a su gobierno. Pero, más allá de tales diferencias, lo que ahora está en juego es la continuidad democrática de la patria. Este voto crítico, no implica ningún acuerdo, alianza, negociación o compromiso con el partido PPK.
Ese mismo día, en el programa Punto Final de Nicolás Lúcar, Julio Guzmán había señalado que, a pesar que PPK, con su enfoque neoliberal, representaba lo contrario de su pensamiento, detestaba más el autoritarismo [encarnado en la candidatura de Keiko Fujimori], por lo que votaría por PPK; precisando además que dicho voto no implicaba ninguna alianza, y que era más bien un voto crítico.
Días previos, el 19 de abril, la postura del ex candidato por Acción Popular Alfredo Barnechea era la de no apoyar a ninguno de los dos candidatos, bajo el argumento de que no veía diferencias sustanciales respecto del modelo económico y social que proponen ambas candidaturas.
Por su lado, aunque la ex candidata del Frente Amplio Verónika Mendoza ponía énfasis en expresar su rechazo a la candidatura de Keiko Fujimori, al mismo tiempo reiteraba que tampoco apoyarían a PPK bajo ninguna condición ni circunstancia, bajo el argumento de que ambas candidaturas representaban el mismo modelo que su partido combate; como lo hace en el programa Al Estilo Juliana del 26 de abril. Hasta la fecha su ambigua postura es básicamente la misma.
Al respecto, Sinesio López, a quien difícilmente se podría acusar de derechista o contrario a la izquierda, en su columna de la República del 28 de abril se refería a las ambigüedades y contradicciones del Frente Amplio, en un análisis que compartimos plenamente:
Los dirigentes del FA tienen una posición ambigua porque afirman que los dos [Keiko y PPK] son lo mismo, que luchan contra el retorno del fujimorismo al poder porque eso sería lo peor que le puede pasar al Perú, que no tienen ningún compromiso con PPK y que, gane quien gane, el FA será una oposición firme del gobierno elegido.
Esta táctica es ambigua porque induce al voto blanco y viciado o al voto pro-PPK y estos dos tipos de votos son contradictorios. El voto viciado y blanco es pro-KF. Basta mirar las encuestas para darse cuenta de que si los votos blancos y viciados suben, gana KF y si bajan, puede ganar PPK. Además, no es lo mismo ser oposición de un gobierno neoliberal más o menos democrático que de un gobierno neoliberal autoritario, a no ser que se busque “agudizar las contradicciones”. Pero esa no es la propuesta de una izquierda democrática. (…)
¿Por qué algunos dirigentes de izquierda son ambiguos?… no quieren “quemarse”, ensuciarse las manos, contaminarse en la difícil coyuntura actual en la que están obligados a decidir entre dos males (escogiendo al famoso mal menor de las segundas vueltas) para salir de ellos. A algunos dirigentes izquierdistas les gustaría que la lucha se librara siempre entre el bien y el mal, olvidando que muchas veces ella se da dentro del “mal”. La política no se desarrolla solo en las abstractas alturas de los principios ni en los mullidos asientos parlamentarios sino también en el fango (como esta coyuntura) en el que es necesario decidir y luchar para salir de él.
Los principios y la ética sirven justamente para luchar y salir del fango y no para mantenerlos en las alturas incontaminadas de las utopías. La mayoría de los votantes de izquierda ya decidió y se ha metido al fango de esta coyuntura para salir de él del mejor modo posible, mientras sus dirigentes no quieren quemarse ni ensuciarse las manos. Los soldados han entrado a la batalla, pero los generales y coroneles observan porque quieren mantenerse puros e incontaminados. Eso es poco edificante, por decir lo menos.
Por eso saludamos que hace unas horas, el Colectivo No a Keiko, el movimiento de sociedad civil antifujimorista más importante, haya decidido también apostar por un voto crítico por PPK. Como bien señala el colectivo en su comunicado:
(…) ante la difícil coyuntura en la que debemos elegir entre dos candidaturas que no representan no es suficiente con decir “No a Keiko”, “Keiko no va” o “Keiko es peor”… solo hay dos caminos: Fujimori o Kuczynski. No hay otra salida. Votar en blanco, nulo, viciado o abstenerse de ir a la votación no resolverán esta disyuntiva. Mantenerse “neutral” o “al margen” de este dilema es el camino fácil. / Nosotros elegimos el camino difícil. Votaremos por PPK para evitar el segundo fujimorato. Votaremos por PPK para evitar que el fujimorismo tenga el control total el sistema político. Votaremos por PPK para evitar la reivindicación del régimen político más corrupto y antidemocrático de nuestra historia. Votaremos por PPK para demostrar que la mayoría de los peruanos aún tenemos memoria y dignidad… Nuestro voto no es un apoyo a PPK: es una consigna para salvar la democracia.
Por lo mismo, saludamos también que, contrariamente a lo que había anunciado Alfredo Barnechea semanas atrás, el Plenario de Acción Popular haya decidido apoyar a PPK. Tal como precisamos por nuestra parte, Acción Popular también precisa que su apoyo no implica ningún tipo de condicionamiento ni cogobierno; y que, independientemente de quien gane, su rol será de oposición.
A pocas semanas de la decisiva jornada electoral, ya va siendo hora de que aquellos que consideran que el triunfo del fujimorismo sería lo peor que podría pasarle al país, se dejen de ambigüedades y adopten una posición clara y explícita para votar por el otro candidato. Salvo, claro está, que por encima de su antifujimorismo estén primando otro tipo de cálculos políticos o exista el ánimo de “agudizar la contradicciones”, como el viejo dogma marxista sugiere.