Publicado en La Primera (28 de noviembre de 2013), p. 6.
¿Es necesario o conveniente que el Congreso vuelva a tener dos cámaras? Depende. Si la idea es repetir la bicameralidad de la Constitución de 1979, la cual considero centralista e innecesaria, estoy en contra. En cambio, si se pretendiera establecer una segunda cámara que converja con el profundo proceso de descentralización, a través de la regionalización, en que se haya encuentra inmerso nuestro país –que es seguramente la más profunda reforma del Estado peruano de todos los tiempos–, estoy a favor.
Los cuatro proyectos de reforma constitucional sobre el particular que se han presentado en el presente periodo legislativo (2011-2016), así como el dictamen aprobado esta semana por la Comisión de Constitución y Reglamento del Congreso de la República, más allá de sus matices, tienen el común denominador que proponen establecer un régimen bicameral meramente revisor parecido al de dicha Constitución.
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Dicho modelo parte del supuesto que las decisiones de la Cámara de Diputados (“cámara joven”) obedecen a criterios políticos y poco técnicos que afectarían la calidad de las leyes; lo que sería revisado y corregido por un Senado (“cámara reflexiva”) más ecuánime. Pero ese es un supuesto falso. La aprobación de leyes y toma de decisiones en cualquier instancia parlamentaria siempre obedecerá a las correlaciones de fuerza entre las bancadas. De otro lado, el supuesto rol contralor que tendría el Senado ya se cumple mediante dos mecanismos: la atribución de observar la ley del Presidente de la República y el control de la constitucionalidad de las leyes por el Tribunal Constitucional.