► Hasta el 10 de abril fue el segundo hombre más importante en Perú Posible. Hoy es la figura más zarandeada y cuestionada en su partido. Lo acusan de haber hundido la candidatura de Alejandro Toledo, de ignorar a la dirigencia partidaria, de ser el único beneficiado con la campaña y, como si todo esto fuese poco, de haber traicionado a su candidato presidencial. Bruce se defiende aquí y anuncia cuál será su derrotero político.
El sábado 9 de abril, 24 horas antes de la primera vuelta, sonó el teléfono en la casa de Alejandro Toledo en la urbanización Camacho. Al otro lado de la línea estaba Susana de la Puente jugándose la última carta de Pedro Pablo Kuczynski en la campaña electoral: lograr que el líder de Perú Posible dé un paso al costado y respalde la candidatura de su ex ministro de Economía. La conversación habría sido una de las tantas que recibió el líder de PP con el mismo tenor de no ser porque la primera frase que pronunció la banquera fue: “Aló, ¿Carlos?”.
Era la gota que colmó las sospechas de un Alejandro Toledo a quien la Presidencia ya se le había ido de las manos. En días previos, Carlos Bruce había comentado entre dirigentes que a Perú Posible le correspondía, a la luz de las encuestas, declinar la candidatura de Toledo y apoyar a PPK. Tras esa llamada, la sombra de una traición empezó a dibujarse en la cabeza del ex presidente.
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