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“No se mide a todos con la misma vara”. Entrevista en TV Perú Noticias sobre el accionar de la administración de justicia ante casos de corrupción de ex Jefes de Estado (04/Ago/2017)

Carlo Magno Salcedo Cuadros (constitucionalista, analista político y docente universitario), en entrevista telefónica realizada el 04 de agosto por María de Jesús Gonzáles (TV Perú Noticias 7.3), analiza la situación judicial de la pareja Humala – Heredia y de los ex Presidentes de la República involucrados en casos de corrupción.

Acerca de la resolución que desestima el recurso de apelación presentado por la defensa de la pareja Humala-Heredia, que buscaba revertir la prisión preventiva aprobada por el Primer Juzgado de Investigación Preparatoria en el marco de la investigación por lavado de activos, Carlo Magno Salcedo señala que la Sala de Apelaciones ha actuado en el mismo sentido del Juzgado, de acuerde a las facultades inherentes al Poder Judicial.

“Siempre es aventurado que una de las partes de un proceso se adelante a lo que el juez va a resolver, quién decide no son las partes quién decide es el juez”, afirmó Salcedo, en alusión al optimismo aparente de los abogados de Humala en horas previas a la emisión del fallo.

Salcedo resaltó que en otros casos similares que involucran a otros expresidente o políticos no se actúa con el mismo rigor. “Existe la percepción ciudadana que el expresidente Alan García siempre sale bien librado de todas las cuestiones relacionadas de la justicia”, sentenció el abogado constitucionalista. Agrego que “hay una gran negligencia de la justicia peruana”, al referirse al poco interés de la Fiscalía por investigar a otros políticos relacionados al caso Odebrecht amparándose en “formulismos”, en concreto a los supuestos aportes financieros brasileños a las campañas de Keiko Fujimori y Alan García, lo que denota “lo poco organizada que está la justicia en el Perú”.

Salcedo afirmó enérgicamente que “no se mide con la misma vara a todos” y “que hay otras personas (políticos) que tendrían que ser sometidos a similares procesos y eventualmente a similares decisiones o medidas (prisión preventiva). A igual razón, igual derecho. Si los casos son similares por qué en unos casos se actúa de un modo y en otros no”. Agregó que “la pertinencia de la medida de la prisión efectiva es algo que está dentro de la valoración de los jueces”, el problema es la percepción generalizada de que no todos son sometidos al rigor de la ley, lo que no le hace bien a la imagen de la administración de justicia en el Perú.

Señala, asimismo, que la defensa de Humala y Heredia podría ahora optar por recurrir a un hábeas corpus o a una casación, para seguir intentando que el Poder Judicial disponga su libertad. También refiere que, en general, la justicia peruana suele abusar de la prisión preventiva.

Para culminar su participación, Salcedo llamó a la reflexión: “debe llamarnos la atención como República, como país que somos, prácticamente todos los expresidente vivos están involucrados con temas con la justicia, recordemos que el exdictador Morales Bermúdez ha sido condenado por la justicia italiana a cadena perpetua por violación de derechos humanos, igual el caso del expresidente Alberto Fujimori que cumple condena por violación de derechos humanos y corrupción; el caso del expresidente Alejandro Toledo que está fugado de la justicia, ligado a casos de corrupción y lavado de activos; el caso de Ollanta Humala; el caso del expresidente Alan García, del que hay evidencias de irregularidades en su primer y su segundo gobierno; la información de candidatos como Keiko Fujimori,  involucrada en recibir dinero indebido. Existe la sensación que toda la clase política tiene rabo de paja, lo que es un indicador de la mala salud de la República”.

“Existe la sensación que Alan García siempre sale bien librado de la justicia”

Nota a partir de entrevista que me hizo Radio Uno (Tacna), el 04 de agosto de 2017.

Especialista en temas electorales reflexionó sobre percepción de la justicia en el país.

Creado por: Radio Uno

Para Carlo Magno Salcedo, especialista en temas electorales, existe en la mayoría de ciudadanos peruanos la sensación de que la justicia peruana no “mide con la misma vara” a todos los ex presidentes y ex candidatos presidenciales que –según los indicios- habrían recibido dinero de Odebrecht.

“El caso más evidente es del ex presidente Alan García, sobre quien pesan muchos indicios de comisión de delitos de diversa índole. En su segundo gobierno también está involucrado en muchos temas que son motivo de investigación que también tienen que ver con Odebrecht. Existe la sensación que siempre sale bien librado dela justicia”, dijo Salcedo quien recordó que gracias a la prescripción logró superar los escándalos de su primer gobierno.

“Esto parece confirmar la leyenda urbana del control que el partido de la estrella tiene sobre sectores del Ministerio Público y del Poder Judicial, que hace que quede siempre en la impunidad”, agregó.

Otro caso resaltado por el especialista en temas electoral, es la investigación que aún no se inicia en contra de la ex candidata presidencial, Keiko Fujimori, a pesar que Marcelo Odebrecht confesó que entregó dinero para su candidatura.

“Son muchos hechos vinculados al lavado de activos y a la corrupción. Hubo una delegación de fiscales peruanos que fue a Brasil a tomar declaración a Marcelo Odebrecht sobre el caso Ollanta. Y de mutuo propio él dijo que habían financiado otras candidaturas como la de Keiko Fujimori y Alan García”, detalló.

Que a pesar de ello el Ministerio Público aún no haya iniciado investigación al respeto teniendo como evidencia esta declaración, es algo que llama poderosamente la atención, dijo Salcedo.

“Esto confirma la percepción la justicia en el Perú, que no es ciega sino sorda, y decide actuar según quien es el que está involucrado”, finalizó.

“El Perú es una República sin ciudadanos”. Entrevista en RBC Radio a propósito de ex presidentes condenados o investigados (18/Jul/2017)

Carlo Magno Salcedo (abogado constitucionalista asociado del Estudio Ugaz Zegarra & Abogados, analista político y docente universitario), Víctor Hugo Quijada Tacuri  (analista político y consultor en contrataciones del Estado) y Agustín Molina (ex congresista de la República), disertaron sobre la coyuntura política actual y la situación de los ex presidentes de la República, en el programa Radar Político de RBC Radio, conducido por Ángel Arévalo, del 18 de julio de 2017.

Al respecto, “el Perú es una República sin ciudadanos” señalo enfáticamente Carlo Magno Salcedo, parafraseando a Alberto Flores Galindo, al referirse a los temas de corrupción y violación de derechos humanos relacionados a los ex presidentes de la República, desde el dictador Francisco Morales Bermúdez hasta Ollanta Humala.

Salcedo sostiene que el tema de fondo es la salud de la República, en vista que todos los expresidentes vivos que tenemos están condenados o están siendo investigados por delitos de corrupción, lavado de activos o de violación de derechos humanos. Agrego que “Alan García es percibido como el Presidente más corrupto que hemos padecido en el Perú”, y que ha escapado del brazo de la justicia debido a la “consabida capacidad operativa del partido de la estrella para copar determinadas entidades del sistema de justicia para encubrirlo y que por lo tanto Alan García es el símbolo de la impunidad”. Señaló también que el problema no solo es la clase política sino también la sociedad, en vista de su tolerancia y flexibilidad frente a la corrupción, en vista que tenemos una “República sin ciudadanos, es decir ciudadanos que no solo reclamen derechos, sino que tengan virtudes cívicas y sean respetuosos de las normas”.

En ese mismo sentido, Víctor Hugo Quijada Tacuri, indicó que en el país existen dos grupos interesados a tener un país sin ciudadanos, con electores sin educación y con falta de criterio. Estos son los grandes grupos empresariales y la clase política obsoleta. Por lo que recomienda votar por el político que menos dinero invierta en una campaña proselitista, ya que existen menos probabilidades de corromperlo, por haber menos indicios de que pagará favores más adelante, como lo que sucedió con Ollanta Humala. “Impunidad, corrupción y patrimonialismo” son las variables que confluyen para fomentar la putrefacción de la clase política.

Para complementar su argumento, Salcedo agregó que es necesaria una “Refundación Republicana”, invertir en un gran proyecto educativo, que va más allá del sistema educativo formal, para formar ciudadanos y una “clase política republicana” con proyectos políticos de verdad, para la cual debemos contar con estadistas que estén a la altura de las grandes necesidades del país.

A su turno, Agustín Molina manifestó que no existen partidos sólidos, lo que ha generado toda esta situación de inestabilidad, lo que deviene en arbitrariedades, según su criterio,  como lo acontecido con la prisión preventiva para Ollanta Humala.

¿El culpable es el modelo económico?

HEDUARDO 10 DE FEBRERO DE 2017. FUENTE: @HEDUARDO50

HEDUARDO 10 DE FEBRERO DE 2017. FUENTE: @HEDUARDO50

Según Verónika Mendoza y la facción de la izquierda que ella lidera, “el modelo económico en Perú y América Latina ha sido diseñado para promover la corrupción”. ¿A qué modelo económico se refiere? A lo que desde las izquierdas se suele denominar “modelo capitalista” o “modelo neoliberal”, que es la forma que tienen para referirse al modelo económico de libre mercado.

La afirmación de la ex candidata presidencial tiene varias implicancias. Primero, asume que el modelo de libre mercado es consustancialmente corrupto. Por ello, implícitamente, apuesta por instaurar un modelo alternativo que, siguiendo esa lógica, no sería consustancialmente corrupto: ¿Cuál sería ese modelo alternativo?, ¿colectivista?, ¿socialista?, ¿estatista? Eso no queda del todo claro. Lo que sí queda como mensaje es que esos modelos alternativos al libre mercado, promovidos por las izquierdas, no serían corruptos. Y, de paso, que ser de izquierda sería prácticamente garantía de moralidad.

Cuando a Mendoza se le hace notar que tanto o más corruptos han sido los modelos instaurados en países como Corea del Norte, China, Cuba o Venezuela, su respuesta es que, “más allá de las etiquetas políticas”, esos países, específicamente los de América Latina, también han impulsado el mismo modelo económico [Véase a partir del minuto 9:14 de la siguiente entrevista].

La verdad, es muy difícil, sino imposible, sostener válidamente que modelos económicos como el cubano o el venezolano sean de libre mercado. Pero, para Mendoza, en tanto que también esos países son muy corruptos, comparten el mismo modelo que los “países neoliberales”. En este punto, ya estamos francamente preocupados: si ni siquiera los modelos económicos cubano o venezolano le parecen de izquierda a la señora Mendoza, ¿qué modelo va a proponer ella? ¿Algo más a la izquierda que Cuba o Venezuela?

Para llegar a hacer esas afirmaciones, la ex candidata ha obviado olímpicamente la evidencia. Los veinte países menos corruptos del mundo son: Dinamarca, Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia, Noruega, Singapur, Suiza, Países Bajos, Australia, Canadá, Alemania, Reino Unido, Bélgica, Japón, Hong Kong, Austria, Islandia, Bélgica, Estados Unidos y Uruguay. Todos ellos tienen un modelo económico de libre mercado, algunos de ellos matizados con ciertos niveles de intervención estatal, pero que en modo alguno los lleva a ser modelos socialistas, comunistas o colectivistas. Todos ellos son capitalistas.

Lo que tienen en común todos esos países, además de ser capitalistas y de libre mercado, es la existencia de altísimos niveles de cultura cívica en sus poblaciones, y muy asentados valores republicanos en sus clases políticas y dirigentes. Por el contrario, entre los países más corruptos del mundo están Corea del Norte y Venezuela, cuyos modelos, más allá de las confusiones de cierta izquierda, son considerados por sus propios promotores como socialistas.

No, estimada Verónika, el problema de la corrupción no es el modelo económico de libre mercado; ni, mucho menos, la izquierda le es ajena a la corrupción. El problema central de la corrupción es la absoluta ausencia de valores republicanos en la clase política y tecnocrática, en este caso sí, más allá de etiquetas políticas, sumado a la fragilidad de instituciones democráticas como los partidos políticos, las entidades de control, los sistemas de justicia, entre otros.

El problema, Verónika, más allá del modelo económico, son los corruptos; como los mega–corruptos jerarcas del chavismo venezolano y su “socialismo del siglo XXI”, de quienes tanto le costó deslindar; como los jerarcas del PCUS, que tras la Perestroika se convirtieron en los poderosísimos nuevos ricos de Rusia al apoderarse de las arcas públicas comunistas. Ciertamente, donde hay regímenes políticos autoritarios, sean de izquierda o de derecha, es mucho más fácil que prolifere y se institucionalice la corrupción.

Además de la grave confusión sobre la caracterización de los modelos económicos de los países, que podría ser solo una disquisición académica, el problema de echarle la culpa de la corrupción al modelo económico es que, con ello, se termina exculpando a los corruptos, sobre todo si son de izquierda.

Entrevista a Latinoamérica En Vivo (Venezuela) sobre situación de Alejandro Toledo respecto del caso Odebrecht

El 06 de febrero brindamos una entrevista al programa Latinoamérica En Vivo (Venezuela), sobre la situación del ex presidente Alejandro Toledo y su involucramiento en casos de corrupción con la empresa brasileña Odebrecht. Las principales ideas que desarrollamos en la entrevista son:

  1. #TodoEncaja. En el caso particular de Alejandro Toledo, las declaraciones de los ejecutivos de Odebrecht sobre coimas por un monto de US$ 20 millones de dólares entregadas al ex presidente, a través de su amigo Josef Maiman, constituyen la pieza que termina de armar el rompecabezas de la corrupción en que incurrió el ex mandatario, que se inició cuando explotó el caso Ecoteva. Tales declaraciones confirman lo que todos sospechábamos: que los US$ 20 millones de dólares supuestamente donados por Maiman a Ecoteva, para que a su vez esta empresa adquiera propiedades que serían usufructuadas por Toledo, en verdad no eran plata del generoso amigo, sino dinero del propio Toledo, obtenido por corrupción.
  1. #QueSeVayanTodos. El caso Odebrecht involucra prácticamente a toda la clase política peruana: de derecha, izquierda o centro; del nivel nacional, regional y municipal. En ese sentido, Toledo es solo el primer pez gordo que cae, pero la mayoría de la sociedad está convencida que la corrupción involucra también a los ex presidentes Alan García y Ollanta Humala; y que, incluso, podría implicar al presidente Kuczynski, por haber sido ministro de Economía y Presidente del Consejo de Ministros de Alejandro Toledo.
  1. #ExpertoEvasorDeLaJusticia. Respecto del ex presidente Alan García, existiendo la convicción mayoritaria que sus niveles de corrupción son aún más altos que los de Toledo; existe también mucho escepticismo sobre la posibilidad de que, finalmente, pueda ser juzgado y condenado; toda vez que existe la creencia de que es un experto en evadir la justicia a través del uso de las prescripciones y por tener operadores dentro de las instituciones del sistema de justicia (Ministerio Público y Poder Judicial).
  1. #NuevasAlternativas. Frente al descrédito de toda la clase política, surgen como posibilidades que podrían ocupar el espacio dejado por dicha clase, los nuevos liderazgos que aparecieron en las Elecciones Generales de 2016: Julio Guzmán, Verónika Mendoza o Alfredo Barnechea; siempre que estos nuevos liderazgos sepan actuar frente a esta coyuntura. Sin embargo, el escenario sigue siendo impredecible.
  1. #JusticiaPeruanaIneficiente. Si finalmente las instituciones de la justicia peruana están actuando ahora, es debido a que la justicia de los EE.UU. y del Brasil le han dado todos los insumos. De haber dependido solo de la justicia peruana, no se habría llegado a nada y la impunidad se habría impuesto.

Estrella de televisión

Entrevista a Latinoamérica En Vivo (30.05.2016): “Keiko Fujimori no necesariamente ganará las elecciones”

El lunes 30 de mayo pasado, me entrevistaron en el programa Latinoamérica En Vivo (VivoPlay), desde Caracas, sobre la segunda vuelta de las elecciones presidenciales peruanas, en mi condición de profesor de la Escuela de Ciencia Política de San Marcos y comentarista político.

Preguntado sobre el rompimiento del empate técnico entre Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski (PPK), a favor de la primera, que registraron todas las encuestas hasta el domingo pasado (fecha última en que oficialmente se podía publicarlas), señalé que, no obstante, precisamente ese domingo se realizó el segundo debate entre los candidatos, que podría tener incidencia en los resultados, debate en el cual, conforme ha considerado la mayoría de analistas, el desempeño del candidato PPK fue superior al de su contendora,  a diferencia del primer debate en Piura, en que a PPK no le fue muy bien.

A ese mejor desempeño, se suma la toma de posición a favor de su candidatura por parte de la mayoría de fuerzas políticas, las que le han expresado un apoyo crítico, que no implica alianzas o acuerdos políticos, porque, frente a Keiko Fujimori, lo consideran el mal menor. Estas recientes definiciones y las que podrían seguir ocurriendo en esta semana podrían ser decisivas para darle un giro a la campaña.

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Preguntado sobre las estrategias de campaña de ambos candidatos, señalé que la estrategia de PPK inicialmente ha tenido inconvenientes, tropiezos y no ha estado muy clara, aunque recién en los últimos días se ha alineado con el discurso antifujimorista, cuestionándole a Keiko Fujimori no solo no haber roto con el legado del régimen autoritario y corrupto de su padre, sino de que su actual entorno es muy cuestionable, con gente como el secretario general del fujimorismo,  Joaquín Ramírez, investigado por la DEA por sus vinculaciones con el narcotráfico, y su candidato a vicepresidente, José Chlimper, comprometido en un escándalo de manipulación de audios para tratar de encubrir a Ramírez.

Por su parte, la estrategia de Keiko Fujimori se ha enfocado en tratar de presentar a su oponente como el candidato de los ricos o de los empresarios, especialmente frente a los electores de los niveles socioeconómicos más pobres, lo que podría darle buenos réditos.

Dicho esto, concluí que a pesar que aparentemente, según los resultados de las últimas encuestas publicadas hasta el domingo pasado, la favorita sería la candidata Keiko Fujimori, podrían haber sorpresas y que no necesariamente esta candidata iba a ganar las elecciones.

Hoy 03 de junio que publico este post, conforme a los resultados de las encuestas que se han seguido haciendo y se pueden publicar libremente en el extranjero, el giro previsto se está produciendo, y el candidato PPK nuevamente ha empatado a Keiko Fujimori, con la ventaja que su tendencia es al alza, mientras que su contendora o está estancada o está a la baja.

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¿Fujimori nunca más? Los problemas para una verdadera renovación del fujimorismo

También publicado en nuestro blog Cuestiones de la Polis de La Mula.

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Guste o no, el fujimorismo representa políticamente a un importante sector del país, aproximadamente entre un cuarto y un tercio del electorado. Es por tanto, un actor político relevante en la vida política nacional y, en cada proceso electoral, ha ido avanzando posiciones sostenidamente. De hecho, es el movimiento que más se ha esforzado en los últimos años por convertirse en una fuerza política organizada, siendo a la fecha, posiblemente, la organización política más orgánica o, mejor dicho, menos inorgánica que existe en el Perú.

Sin embargo, debido a lo nefasto que en muchos aspectos fue el gobierno autoritario de Fujimori padre, el fujimorismo es al mismo tiempo la corriente política más resistida por otro sector muy importante de ciudadanos, aproximadamente entre un tercio y la mitad del electorado. Este sector antifujimorista es mucho más diverso y disperso, no está institucionalizado en una fuerza política, pero tiene una gran capacidad de movilización ciudadana y es decisivo en los resultados electorales.

Como comentario adicional, personalmente considero que la férrea oposición contra el fujimorismo por parte de los sectores antifujimoristas ha sido uno de los factores que, paradójicamente, contribuyó a su fortalecimiento. Al respecto, en nuestro artículo “Steve Levitsky sobre los partidos políticos en Perú (III): ¿El fujimorismo se puede consolidar como partido?” (19/mar/2012), señalamos lo siguiente:

[Según Levitsky] las denuncias, investigaciones y procesos judiciales (sobre todo, el juicio a Fujimori) que surgieron con la transición democrática, fueron asumidas por los fujimoristas como una persecución política. Entonces, la defensa de Fujimori se convirtió en una lucha política, que a la larga fortaleció al movimiento, dotándola de una militancia, de una ideología y de una mística; logrando que una fuerza que había sido derrotada, desprestigiada y fragmentada, resucite con una identidad colectiva más fuerte. (…)

A mi juicio, la lectura de Levitsky sobre la situación del fujimorismo es básicamente correcta; aunque con algunas precisiones. Lo que hubo contra el fujimorismo no fue una persecución política, sino una legítima judicialización, juzgamiento y condena por delitos y crímenes cometidos por diversos agentes del gobierno de Fujimori debidamente individualizados; lo que a veces resulta inusual en procesos de transición a la democracia, en que los autócratas que ceden el poder suelen pactar o asegurarse diversas formas de impunidad para ellos y sus huestes.

Sin embargo, al margen que las condenas impuestas por el Poder Judicial hayan sido justas y legítimas, los fujimoristas fueron hábiles en victimizarse y lograr presentar los procesos judiciales como evidencia de una persecución política que en verdad nunca existió. Asimismo, sin quererlo ni desearlo, la férrea posición crítica contra el fujimorismo de diversos sectores sociales (organismos de DDHH, organizaciones de la sociedad civil, movimientos, opinión pública, “partidos” y ciudadanos en general, que en su momento constituyeron la Oposición Democrática al fujimorato), contribuyó a una polarización fujimorismo – antifujimorismo, que subsiste hasta ahora. Esto generó el contexto de conflicto e historia de lucha política necesario para que el fujimorismo se fortalezca, y genere una identidad colectiva, una militancia y una base social.

La polarización entre ambos sectores del país es muy profunda y, ciertamente, es uno de los factores que dificulta una deseable reconciliación nacional tras las aciagas décadas de los ochenta y noventa. Por ello, en la perspectiva de que en algún momento se logre esa reconciliación y, con ello, tengamos un país políticamente más integrado, es necesario que en algún momento podamos superarla.

Keiko Fujimori

En ese sentido, “Fujimori nunca más”, la potente consigna de los sectores antifujimoristas, en algún momento debiera dejar de ser el leitmotiv que moviliza a millones de peruanos. Esa frase, aunque tiene suficientes y legítimas justificaciones y fundamentos, implica también cuestionar el derecho de participación política a un importante sector del país, el sector fujimorista. Ello pasa, sin embargo, porque el fujimorismo de verdad se renueve, que de verdad deslinde con su pasado autoritario y corrupto y se transforme así en una fuerza política genuinamente comprometida con la democracia. ¿Está dispuesta Keiko Fujimori a realizar esa renovación? ¿Le es posible hacerlo?

Martín Tanaka, en su columna de La República de hace algunos días (“El fujimorismo con Keiko”, 29/MAY/2016), señala lo siguiente:

¿Qué es el fujimorismo hoy? En un extremo, no habría nada nuevo, y seguiría siendo un movimiento autoritario, antipolítico, marcado por una lógica de imposición, manipulación, violencia, corrupción. Los supuestos signos de renovación lanzados por Keiko F. no serían más que una calculada hipocresía. En el otro extremo, se afirma que Keiko no es su padre, que ha encabezado una importante renovación del fujimorismo, y que el carácter pragmático de este hace que no esté atado de antemano a ninguna línea de conducta. Así, el interés de Keiko estaría más bien en “limpiar” el apellido, que encabezaría un gobierno de base ancha, guiado por la generación de consensos amplios, y siendo implacable con la corrupción.

Tratando de responder esa pregunta, según Tanaka libre de simpatías y antipatías, el destacado politólogo considera útil mirar la trayectoria de Keiko y del fujimorismo en los últimos años. A partir de esa mirada, el propio Tanaka cree que:

(…) a Keiko le interesa erigirse en la líder indiscutida de su partido, y en esa línea, implementar la conversión del fujimorismo en un partido democrático de centro derecha con tintes populistas. Pero le costará mucho, no solo por las resistencias que genera en la sociedad, acaso sobre todo por el acoso de sus propios socios, tanto antiguos como nuevos. En esos tiras y aflojas definirá su identidad y futuro político.

Por mi parte, precisamente a partir de la misma trayectoria del fujimorismo y de la propia Keiko y, sobre todo, a partir de su desempeño en la presente campaña electoral, no puedo arribar a la misma creencia. Sí coincido en que a Keiko le interesa erigirse en la líder indiscutida del fujimorismo, como en su momento lo fue su padre; pero de lo que tengo serias dudas es que le interese convertir al fujimorismo en un partido democrático; o, en todo caso, de que tenga la capacidad política de hacerlo.

Todas las evidencias, algunas de las cuales ya reseñamos en otro post (“El ‘fujimorismo renovado’ no existe”, 23/MAY/2016), demuestran más bien que el fujimorismo de Keiko mantiene muchos de los mismos vicios del que lideró su padre; que el pretendido “fujimorismo renovado”, que ella trató de presentar desde su exposición en Harvard, no existe. El cúmulo de hechos relacionados con su entorno más íntimo y con su propia actuación política así lo demuestra. Como señalamos en dicho post:

(…) se ha hecho evidente hasta para el más despistado que ese discurso fueron solo palabras que ya el viento se llevó. Y ello no solo porque ha abandonado su discurso “caviar” de respaldo a la unión civil, al aborto terapéutico o a la CVR, sino, sobre todo, por la cantidad de personajes sumamente cuestionados de los que se ha rodeado y con quienes no ha deslindado. Destacan al respecto sus entrañables vinculaciones con Joaquín Ramírez, un oscuro personaje cuya fortuna es inexplicable, generando muy fundadas sospechas de que es un operador del narcotráfico en la política.

La importancia que tiene el oscuro personaje en el cogollo del fujimorismo, la cerrada defensa que de él han hecho todos sus principales voceros, incluyendo la propia Keiko Fujimori, repiten casi como un calco la defensa que hacía el fujimorismo albertista del siniestro Vladimiro Montesinos.Todo hace indicar, entonces, que el fujimorismo de hoy, pretendidamente renovado, es el fujimorismo corrupto de siempre.

Y es precisamente ese entorno íntimo y su incapacidad de deslindar del mismo lo que nos hace sospechar que, incluso en el caso que de verdad quisiera, Keiko no puede convertir al fujimorismo en algo diferente de lo que fue y sigue siendo: una fuerza política corrupta y autoritaria.

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El uso arbitrario del “despido arbitrario”

Fuente: La República, 26 de noviembre de 2010

El 23 de noviembre pasado fue un día fatídico, un martes negro, para el ex presidente de Essalud, y aún entonces ministro del Interior, Fernando Barrios Ipenza. Es seguro que para él nunca debió cobrar más sentido aquel refrán de las abuelas que dice: “martes no te cases, ni te embarques, ni de tu casa se apartes”.

Ese día, en primera plana, el diario Perú.21 realizó un grave destape que remeció los cimientos del gobierno. El referido funcionario, miembro de la cúpula aprista y uno de los hombres de confianza del presidente García, había cobrado 90 mil soles por concepto de “despido arbitrario”, tras dejar, el 14 de setiembre pasado, la presidencia de Essalud para jurar en el cargo de ministro del Interior, por los cuatro años que estuvo al frente de esa entidad.

Es decir, según la denuncia, en lugar de renunciar a la presidencia de Essalud para asumir su nuevo cargo de ministro de Estado, el astuto funcionario aprista se hizo despedir para poder cobrar la jugosa indemnización; situación que se agrava más si consideramos que faltaba sólo un día para que se cumpla el periodo de su mandato como presidente de aquella entidad (su contrato culminó el 13 de setiembre, un día antes de la fecha prevista, el 14 de setiembre).
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