Reproduzco el artículo de opinión del Jefe Nacional del RENIEC, publicado en El Peruano (05 de marzo de 2015, p. 10), sobre el paquete normativo mínimo que el Congreso debe aprobar para que en efecto se pueda lograr una Reforma Electoral que tenga alguna trascendencia y que no termine siendo un remedio peor que la enfermedad.
Un aspecto crucial de la Reforma Electoral Mínima es que las elecciones internas de los partidos estén a cargo de los organismos electorales.
Jorge Yrivarren Lazo (Jefe del RENIEC)
Son muchos los aspectos que debería comprender una reforma electoral integral, por lo que no sería posible que puedan aprobarse todos los puntos de la reforma en el relativamente corto tiempo que queda hasta antes de que se inicie el proceso de elecciones generales 2016. Ello no obstante el reciente consenso que parece haberse alcanzado sobre la necesidad y urgencia de dicha reforma.
Lo razonable, entonces, es priorizar algunos aspectos cruciales de la reforma, que deberían ser aprobados en la legislatura que se inicia, conformando un paquete más pequeño, al que se podría denominar la Reforma Electoral Mínima, cuyo objetivo fundamental sea fortalecer e institucionalizar a los partidos, y mejorar la calidad de la representación política, debiendo centrarse todos los esfuerzos en su aprobación.
Por mínimo deberá entenderse que dicha reforma, acotada a algunos aspectos imprescindibles, tendrá un primer nivel de éxito si cuando menos se aprueban tales aspectos de forma simultánea e indesligable. Si no se procede con este criterio, no se podrá estar frente a una reforma que vaya a tener verdadera trascendencia, sino solo frente a medidas desarticuladas que podrían incluso terminar siendo un remedio peor que la enfermedad.
Este primer conjunto de la reforma electoral mínima debe establecer: primero, que las elecciones internas de los partidos cuenten con la participación obligatoria de los organismos electorales, según sus respectivas competencias. La ONPE organizaría tales comicios sobre la base de padrones electorales elaborados por el Reniec y contándose con la fiscalización y resolución de controversias a cargo del JNE.
Segundo, que se suprima el voto preferencial para la elección de congresistas; y, tercero, que el financiamiento público directo a los partidos políticos sea efectivo, a la par que el financiamiento privado sea objeto de una fiscalización más severa y con sanciones que de verdad sean disuasivas.
También deberían aprobarse normas que apunten a garantizar la idoneidad de los candidatos, proscribiendo de por vida la postulación de condenados por determinados delitos, fortaleciendo instrumentos como la hoja de vida y creando la ventanilla única electoral. Por ejemplo, si dicha ventanilla cuenta con el debido soporte tecnológico, podría constituirse en una poderosa herramienta que permita tener a disposición, en tiempo real, toda la información de interés público para que los partidos y los ciudadanos puedan conocer los currículos o prontuarios de quienes se postulan a cargos de elección popular.