Publicado en EL COMERCIO, miércoles 21 de diciembre de 2011, pág. a18
► El aprendizaje del respeto a los derechos humanos se inicia en el hogar.
► Debe haber cumplimiento de normas y responsabilidades.
En la familia se construye todo lo bueno o lo malo que la sociedad tiene. La frase circula por Internet estos días prenavideños, en que se piensa inevitablemente en ella, pues es tiempo de unión para la mayoría aunque también de soledad para algunos.
¿Cuál es la función de la familia en la construcción de la democracia? ¿Qué tanto hemos avanzado en la democratización de la familia? Hicimos estas preguntas a tres especialistas: Carla Rojas-Bolívar, quien lidera la Dirección de Apoyo y Fortalecimiento de la Familia del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (Mimdes); el politólogo y docente universitario Carlo Magno Salcedo; y la psicoterapeuta de familia Roxana Zevallos.
“Puede ser deseable que, en la medida que las familias son un espacio de formación del ser humano, junto con la escuela, a ese nivel ya exista formación democrática. No obstante ello, se me ocurre que sería muy complicado establecerlo como política de Estado porque, quiérase o no, el ámbito familiar es el de la intimidad, de lo privado, no de lo público”, dice Salcedo.
“Cuando se habla de democratizar la familia, de alguna manera es extrapolar. Es usar una categoría del mundo de lo público y trasladarla al mundo de lo privado. Científicamente hablando, de alguna manera es forzar el término, pero desde el punto de vista comunicativo puede ser válido hablar de democracia en la familia: si se trata de derechos, de normas. Es decir que no se maltrate a la mujer ni que haya castigo físico a los hijos, por ejemplo”, agrega Salcedo.
PERÍODO DE TRANSICIÓN
Para Carla Rojas-Bolívar, las familias como organizaciones socioculturales deben transmitir valores de convivencia y sentido de pertenencia, formando ciudadanía sobre la base del respeto a los derechos de las personas y del cumplimiento de responsabilidades de acuerdo con las condiciones diferentes de cada integrante.
“La democratización del espacio familiar supone promover estilos de vida que brinden igualdad de oportunidades para el desarrollo integral de cada uno de sus miembros. Hay que considerar que actualmente en muchos hogares existe la reproducción de las desigualdades entre hombres y mujeres”, sostiene Rojas-Bolívar.
“No es que hayamos llegado a un modelo de democracia en la familia. Estamos en un proceso de transición y se pretende llegar a eso, pero como siempre pasa en los momentos de transición uno va desde el autoritarismo a lo que algunos autores llaman el eclipse de la autoridad”, señala Roxana Zevallos.
“Este es un momento muy difícil en la vida de las familias porque el autoritarismo no funciona más. No es viable más, pero no hay otro modelo saludable. En la familia también, la democracia se ha confundido con una situación en que todo el mundo puede decidir. En realidad, los niños no están preparados para tomar decisiones importantes, relacionadas por ejemplo a su educación y salud. Los padres necesitan tener un rol de autoridad”, sostiene Zevallos.
La psicoterapeuta de familia dice que los padres de clase media hoy en día están muy confundidos. Temerosos de ser autoritarios, están perdiendo el sentido común y la autoridad.
“Autoridad y democracia no tienen por qué estar divorciados. Debe haber cumplimiento de normas y pautas de conducta”, afirma Salcedo.
EN PUNTOS
Planes nacionales
Según Carla Rojas-Bolívar, el Mimdes está formulando planes nacionales relacionados con la democratización de las familias.
Por la igualdad
Los planes nacionales son: fortalecimiento a las familias 2012-2021; igualdad de género 2012-2017 y acción por la infancia y la adolescencia 2012-2021.
Fortalecimiento
Existe la Ley de Fortalecimiento de la Familia: la N° 28542, promulgada el 15 de junio del 2005.