Imaginando sus rostros en un café peruano. Cuando estuve en el Trotamundos recordé lo mucho que te gustan los cafés. Finalmente entendí ese gusto tan europeamente intelectual tuyo. No sólo es el café, sino también la música de fondo, que por lo general es bossa nova, o Silvio; es también el ambiente bohemio que te rodea mientras gozas disfrutando del olor del café con el peruanísimo pisco. Es la vela como centro de mesa que se enciende en el preciso momento entre el atardecer y el anochecer de Cusco. Es también la chimenea al frente tuyo y claro, también la compañía y hablar del frío y de lo diferente que es de Iquitos…
Era imposible no estar ahí y emocionarme por saber que pronto nos encontraríamos todas: Allison, Hanna, Kristin y yo rodeadas de un espumante café frente a la Plaza de Armas de Cusco.
Pero una vez se lo dije a Kristin: “Querida mía, aquí, en el Perú, lo importante no es en qué preciso instante pasen las cosas… sino que pasen”. Los vivos ejemplos de la peruana puntualidad probabilística así lo decían. Y hoy, más que nunca sentía que algo así pasaba en el caso del paro de Sicuani. No sabía cómo las vería: si nosotros iríamos allá haciendo transbordo o si ustedes aparecerían de pronto junto a Luciano. Sólo sabía que ustedes estaban en Sicuani y que yo las quería ver.
Hay algo que me caracteriza: que siempre tengo esperanzas en la vida. Para mí las esperanzas no mueren, sino están ahí, más vivas que nunca. Literalmente, la Esperanza me dio la vida. Y yo sabía muy bien que de alguna forma las vería muy pronto…
Me imaginaba llorando de la emoción de vernos todas tan cambiadas, de hablar de cómo nos estaba yendo a cada una en las distintas actividades de voluntariado, de cómo te había tratado la lagua, el charqui, el cuy chactado y de cómo me habían tratado a mí los juanes, la cecina con tacacho, el suri y el madurito frito…
No estoy en Lima, pero quisiera que pienses y reflexiones en mí también. Pero el dolor de Sicuani es aún más profundo sin embargo… En Lima, la voraz, la céntrica, la macrocefálica sólo suena Sicuani cuando las cosas se ponen de color rojo infierno con olor a bombas lacrimógenas. Busqué leer los blogs que siempre leo (sabes bien lo nerd que era en Lima para leerlos y seguirlos en el twitter siempre)… PERO NO HABÍAN ESCRITO NADA DEL PARO DE SICUANI!!!
Compré el periódico “limeño” de Perú 21 y seguían con el lío de Lucianita, pero del paro en Sicuani, a las justas una paginita muy superficial: nada de nada. Y junto con esa indiferencia centralista limeña, ahí estaba yo, aún con las esperanzas esperancísticas de verlas.
Pero ya lo había dicho Roxanita Vergara, voluntaria del Bartolo en su versión mejorada, quien ahora está trabajando en el Instituto de Defensa Legal del Centro Bartolomé de las Casas en Cusco: “El paro en Sicuani es mucho más complicado de lo que los medios de prensa transmiten”.
1. El paro es producto del descontento, en primer lugar porque han aumentado los precios de los productos de consumo básico, pero no hay aumento salarial y no hay lugar para los respectivos beneficios para los agricultores.
2. En ese contexto aparecen en el escenario las mineras, que entran sin considerar ni consultar a la comunidad. No se preocuparon ni si quiera de realizar una consulta comunal especial para los compañeros indígenas.
3. Aparece también la cosanostra de la Hidroeléctrica, que tiene un proyecto de orientar el cauce del río para la población y que luego irá para la minera.
4. Y finalmente se presenta una fuerte crisis de los gobiernos locales; donde en un inicio la gente tenía grandes expectativas en las autoridades elegidas, pero dichas expectativas no son satisfechas debido a deficiencias en capacidades de gestión, conocimiento, recursos técnicos, etc.
Y luego la gente comienza a marchar y a marchar. Primero fue Sicuani, luego se les unió la gente de Pampamarca, después los de Combapata y luego los de Chuquicahuasi y así…
Se armó el bolondrón, marcha por aquí y marcha por allá para que vinieran los representantes del gobierno central; quienes no fueron a negociar, sino que ya tenían pensado qué iban a proponer.
¿Radical infiltrada yo? ¿y eso cómo se come? “¿Y ahora que están los representantes del Gobierno Central de Lima, qué pedimos?
Pues que renuncie García; que se disuelva el Congreso… sino miren nomás los actos corruptos que nos muestran; que cambien las autoridades regionales, etc…. Ahhhh vamos por el cambio”
Y no, Congresista Menchola (ver Perú 21 del 29 de octubre del 2008. Pag 7), no es que todo el asunto se resuelva diciendo que hay infiltrados de grupos radicales en las protestas; sino que el tema es aún muchísimo más profundo que eso…
La gente no se siente cercana del Estado… “porque lo veo muy burocrático, y además porque definitivamente necesita plata para realizar algún trámite (esa es la imagen que me dan), quien no me entiende porque yo hablo quechua y ellos naca la pirinaca, porque está muy lejano… Por otro lado, mis representantes, mi Teniente Gobernador, mi Juez de Paz, mis rondas campesinas aún no tienen la suficiente representatividad en el Estado”.
Los pueblos indígenas quechuahablantes aún deben organizarse más todavía. En el presente caso del Paro en Sicuani, de no ser por la Defensoría del Pueblo (okay Jayro, la Defensoría apareció el miércoles cuando la cosanostra ya estaba candente desde el lunes glup) y por la Vicaría de Sicuani, las cosas hubieran estado peor… (si es que puede estarlo aún).
Yo frente al plato de sopa. Corazón en mano y con el dolor de mi kernel, es verdad, hay mucho aún por hacer por el movimiento campesino. Por su legítima representatividad frente al Estado y por su accesibilidad a los canales de justicia y estatales… Me siento entonces como Mafalda frente a un inmenso plato de sopa: impotente y frente a algo que no me gusta mucho.
Porque aún percibo mucha superficialidad y centralismo en los medios de comunicación… pero también soy alguien con hartas esperanzas oh si oh si. La esperanza ilumina mi vida y si, lo tengo muy presente: “La esperanza no viene en Paracaídas” (Gracias Tavito!).
Gracias a esperancita y al universo paralelo. Hoy, sé que en el universo paralelo me encontré con Hanna y Allison. Estuvimos sentadas tomando un café junto con Kristin, reflexionando sobre lo que significa vivir fuera de Lima la voraz y la intensa y convivir con distintos rostros, muchos de ellos en situaciones muy difíciles por las condiciones de marginación, indiferencia, olvido y de pobreza en que se encuentran.
En nuestra tertulia yo hablaba de lo mucho que estaba aprendiendo de mis bricheos con los chicos de los pueblos Awajun, Shawi, Achuar, Shipibo y Ashaninka (a pesar de que ellos ni bola me hacían); de lo hermoso que es vivir bajo un cielo lleno de estrellas; de lo mucho que disfrutaba estar sin Internet y sin comunicación. Que estaba feliz de haber tomado la decisión que había tomado y que en cada momento sentía más coherencia respecto a las elecciones que había tomado.
Hoy, después de esperar verlas, aún tengo la esperanza esperanzadora de tomar ese café en el Trotamundos, bien caviaronas by the way. Sé que estuvieron envueltas en la marcha sin querer queriendo y que el albergue de niños también sufrió ataques y que una bomba lacrimógena las agarró y que fue una experiencia muy impactante para ustedes… que te sentiste impotente frente a toda la situación, que el aire se te fue y que finalmente el miedo llenó tu corazón; que hubo varios heridos, un muerto, y que, esta vez fuiste testigo presencial de un profundo y lacerante cisma entre el Estado y la gente… Y la radio, que tanto significaba para ti, como medio de comunicación de cultura ya no existe…
Y yo sólo puedo dedicarte a la distancia este, mi humilde escrito, diciéndote muy a mi estilo, que estoy totalmente segura de que en ese universo paralelo nos vimos todas y pude conocer a Luciano y jugarle muchas bromas y mostrarle mis caries… y que sigo firme en mi convicción de creer que “Esperancita nunca muere!!!”
La Valerosa
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